La batalla por TikTok se recrudece con cada vez más interesados. Una información adelantada por CNBC y recogida por agencias señalan que Perplexity AI, una compañía nacida en 2022, buscaría fusionarse con la división estadounidense de TikTok y evitar el apagón de la plataforma. De ejecutarse esta operación, se levantaría el veto legal y permitiría a ByteDance y otros inversores mantener sus participaciones en la red social. Donald Trump anunció que extendería una prórroga de 90 días para que la red social encuentre compradores estadounidenses antes de que la ley obligue a bloquear definitivamente el acceso en suelo norteamericano a TikTok.
Perplexity AI es una empresa que nació hace tres años y que a principios de 2024 levantó más de 70 millones de dólares (68 millones de euros) en una ronda de financiación en la cual participó Jeff Bezos, dueño de Amazon. La compañía ofrece un buscador impulsado por lenguaje natural e inteligencia artificial similar a Google con Gemini o Bing con Copilot y es rival directo de ChatGPT, el algoritmo generativo de OpenAI. La adquisición de TikTok posicionaría a esta empresa entre las firmas tecnológicas más importantes del ecosistema digital. Según las fuentes citadas por CNBC, Reuters y Bloomberg, Perplexity quiere fusionarse combinando TikTok y Perplexity con New Capital Partners, una firma de capital inversor especializada en este tipo de operaciones.
Fusión en vez de compra
Donald Trump, quien en las últimas semanas ha defendido la presencia de TikTok en el ecosistema comunicativo de Estados Unidos, propuso este fin de semana que una coalición de compañías estadounidenses adquiriera el 50% de la división estadounidense de TikTok que posee ByteDance, lo que garantizaría la seguridad nacional frente a la posible injerencia de China y evitaría el bloqueo.
Tanto si la idea de Trump sale adelante como si Perplexity consigue amarrar su plan, no está claro quién ni cómo se va a pagar la operación. Las estimaciones hablan de que TikTok puede valer unos 50.000 millones de dólares (48.500 millones de euros) y la mitad de los 330 millones de estadounidenses la utilizan. La única operación semejante es la adquisición de Twitter por parte de Elon Musk: pagó 44.000 millones de dólares tras una tortuosa operación en la que tuvo que buscar prestamistas financieros además de movilizar sus recursos personales a través de sus participaciones en Tesla. El hombre más rico del mundo todavía sigue pagando la factura.
La semana pasada se conoció que China estaba considerando vender la división estadounidense de TikTok a Musk, como una estrategia para evitar el bloqueo y, además, mejorar las relaciones con la Administración estadounidense. Ninguno de los intervinientes se ha pronunciado desde entonces y TikTok consideró que eran «puras especulaciones» su venta. Este escenario deja más dudas sobre la viabilidad del plan de Perplexity.
China seguirá teniendo la llave
Si hay algo cierto de la ley anti-TikTok (la norma cita específicamente a ByteDance y a la red social) es el rol que tiene la segunda potencia mundial en todo este asunto. Pekín posee la última palabra, ya que el código de TikTok se aprovecha de un algoritmo ‘made in China’. La ley nacional del país obliga a que el Ejecutivo asiático deba conceder un permiso específico para poder vender o adquirir empresas impulsadas por software chino. Además, China cuenta con participaciones estratégicas en ByteDance —a pesar de que la matriz de TikTok tiene la sede social en las islas Caimán.
La ley estadounidense busca romper los lazos que tiene Pekín con la red social. Para ello, prohíbe la presencia de TikTok en EEUU a menos que ByteDance se deshaga de su control. El Tribunal Supremo avaló la semana pasada la constitucionalidad de la norma, por lo que este mismo lunes 20 de enero debería haberse bloqueado su acceso. Sin embargo, la norma provee de una prórroga de 90 días si hay operaciones en marcha para adquirir la empresa. Esta extensión del plazo es la que ha prometido Trump activar a partir de hoy cuando jure como presidente de Estados Unidos y se convierta oficialmente en el nuevo inquilino de la Casa Blanca.
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