Desde el Faro
Por: Rafael Hidalgo
Como el cuento “El traje nuevo del emperador”, que narra la obsesión de un rey por las galas, tanto así que dos sastres truhanes logran embaucarlo con un traje invisible que distinguía entre los inteligentes y los ineptos, luciendo fabuloso para la corte, pero un niño exclamó: “¡No lleva nada!” hasta que finalmente el pueblo entero bramó: “¡Pero, si no lleva nada!”, refleja lo que viene sucediendo con la inflación. Si bien, el presidente durante cuatro períodos del BCR (2006-24), Julio Velarde, señala orondo: “Estamos igual que la Eurozona (2.3%), debajo de los EE. UU. (2.7%) y es la más baja de todos los países de Sudamérica y México… He logrado controlar la inflación… Esperamos cerrar en 2.1% el 2024 (20/12/24)”, empero, los resultados de la última Encuesta Nacional de CPI (RPP 13/12/24) disienten de su sensación porque, al ser consultada la población sobre el problema que más afecta el día a día, ¿el qué más le preocupa? (luego de mencionar la vulnerabilidad, 39%) es: “los precios de los alimentos que han subido en los mercados: 23.5%”.
Desbordándose esta angustia en la sierra centro y la sierra sur, en que la inflación de alimentos pasa al primer lugar con 29.1%, mientras en la costa sur, si bien ocupa el segundo lugar, el guarismo pega un salto: 31.2%. Uno de cada tres. Curiosamente, según el Informe de Inflación de noviembre del BCR (IIBCR 5/12/24), en la mayoría de estas regiones, la inflación es menor a la de Lima (2.27%) y sólo en Cerro de Pasco, Huancayo, Ayacucho e Ica la supera por centésimas. ¿Nuestro monarca de la estabilización, al igual que la presidenta Dina, dudará de las encuestas? Según CPI, la angustia es mayor entre las mujeres que día a día se enfrentan al mercado: 29.6% versus 17.3% de los hombres; asimismo, es mayor en el interior del país: 27.9% versus Lima 16.2%; así como con los veteranos (más de 56 años) 26.6% versus los jóvenes (entre 18 y 24 años) 18.2%, y que se agudiza con el segmento más vulnerable (sector E). Por lo que se podría inferir con alguna audacia que nuestro rey del equilibrio de precios (y el que mide la inflación cual sastre del cuento), debe sentirse “muchachón”, mora en alguno de los barrios residenciales del sur de Lima, porque al acudir de compras al mercado con una canasta básica real de paja (o de mimbre), sin fondo, no registra las alzas.
A la luz de lo que declara en la misma cita: “El precio del arroz ha caído 8%, aceite 6%, fideos 6%, huevos 10%… los productos más importantes de la canasta han caído”, sin embargo, soslaya que el precio del balón de gas doméstico (GLP) prácticamente ha explotado: 15.5%, el pollo, cual plumífero rebelde, ha levantado vuelo: 15.5%, así como el pescado marítimo ha tornado en pez volador: 33.7% (IIBCR), a lo que se suma la reciente disparada de los panetones: en la que el otro soberano (del mercado), el panetón D’Onofrio (en bolsa), ha subido en 22%.
Expreso