Increíble lo sucedido este miércoles en el derbi de Merseyside que, oficialmente, ya puede ser considerado como el partido más duro de la Premier. Se trataba del encuentro aplazado del pasado 7 de diciembre por la tormenta Darragh, lo que provocó que Everton y Liverpool se vieran las caras entre semana en el que sería el último choque entre ambos en Goodison Park. La mudanza que llevarán los toffees a final de temporada provocaba que el escenario tuviera un aura especial.
Ser vecinos de la misma ciudad provoca que estos encuentros sean eléctricos, algo que lleva sucediendo desde hace más de un siglo. Pero, esta temporada, los dos equipos se encuentran en situaciones diametralmente opuestas: mientras que el Liverpool es el líder destacado de la Premier, el Everton pelea por alejarse de los puestos de descenso. Y, por ello, la batalla fue más ardua y dura de lo habitual, en un partido loco que terminó con tres expulsiones y una tangana.
Casi recién comenzado el partido, Beto adelantaba al Everton después de una picardía de Branthwaite en un saque de falta. Solo unos minutos después, era Mac Allister el que lograba la igualada, de cabeza, tras un centro medido de Salah. Los locales llevaron el peso del partido, pero fue Salah, tras una jugada embarullada, quien ponía al Liverpool por delante en el marcador. Hasta que, en la última acción del partido, Tarkowski iba a empatar de manera milagrosa.
A la desesperada, Mykolenko colgaba un balón al área que, como pudo, Iroegbunam peinaba. La fortuna quiso que Tarkowski, entrando desde atrás, se encontrara con un balón goloso para reventarla a la escuadra derecha de un Alisson que nada pudo hacer por evitar el tanto. El gol desataba la locura en Goodison Park… pero también el enfrentamiento entre ambos equipos, en una pelea multitudinaria que se terminó solventado con tres expulsiones.
Ese gol en el 98 -cuando solo se habían dado 5 minutos de descuento-, amén de la celebración de algunos jugadores del Everton, desató un incendio en el campo difícil de frenar. Hubo invasión por parte de un amplio grupo de aficionados, donde incluso se pudo ver cómo algunos se llevaban lo que encontraban, banderín de córner incluido. Pero las hostilidades se iniciaron cuando Curtis Jones y Abdoulaye Doucouré pasaron de las palabras a los hechos.
Agarrones, golpes al aire y palabras malsonantes provocaron que los dos equipos se enzarzaran en una enorme pelea, que obligó incluso a la policía a intervenir sobre el césped para tratar de separar a los futbolistas y miembros de los cuerpos técnicos. El colegiado, Michael Oliver, no dudó en mandar a la calle a los dos principales protagonistas, Jones y Doucouré para, a continuación, mostrar también la roja al técnico red, Arne Slot, y a su asistente, Sipkle Hulshoff.
Estas cuatro expulsiones provocan que, en la historia de los derbis de Merseyside, se hayan producido un total de 23 expulsiones en la era Premier, es decir, desde la temporada 1992-93. O, dicho de otra manera, que oficialmente se haya convertido en el partido con más expulsiones de la historia de la competición inglesa. El último derbi de la historia de Goodison Park siempre será recordado por la inmensa tangana final que acabó con cuatro rojas.
En lo deportivo, el Everton consiguió un punto que puede ser fundamental en sus aspiraciones por salvar la categoría, mientras que el Liverpool se quedó con la miel en los labios a la hora de dar un puñetazo definitivo en la Premier. Estuvo a unos segundos de lograr 9 puntos de ventaja con el Arsenal por el liderato del campeonato, dejándolo solo en 7. Aun así, la ventaja en la cabeza de la tabla es importante… a pesar de que la imagen sobre el césped no fue la mejor.
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