La disputa tecnológica entre Estados Unidos y China está alcanzando un punto crítico, especialmente en el ámbito de los semiconductores. En los últimos años, Estados Unidos ha endurecido las restricciones a la exportación de chips avanzados a China, con la intención de frenar su avance tecnológico.
Sin embargo, China respondió con determinación e ingenio, impulsando el desarrollo de sus propios microprocesadores, como los Loongson, que rápidamente están acortando la brecha con gigantes como Intel.
Pelea de gigantes
La guerra tecnológica comenzó en 2018 con aranceles y acusaciones de robo de propiedad intelectual. Desde entonces, las tensiones han aumentado, con Estados Unidos prohibiendo la exportación de unidades de procesamiento gráfico avanzadas y equipos de fabricación de semiconductores a China. A pesar de estas restricciones, China ha avanzado significativamente en la producción de chips, con empresas como Loongson desarrollando procesadores competitivos.
Los procesadores Loongson, como el modelo 3B6600, han demostrado un rendimiento comparable a las CPU de Intel y AMD, lo que sugiere que China está logrando su objetivo de independizarse tecnológicamente. En concreto, el chip Loongson 3B6600 tendría un desempeño similar al de los chips Intel Core de 13.a generación (la actual es la 15.a) lanzados en 2022. De esta manera, la brecha tecnológica se mantiene, pero es mucho menor a la que existía años atrás.
Además, el gobierno chino ha promovido activamente el uso de tecnología nacional en instituciones y empresas, lo que está impulsando en gran medida la adopción de estos procesadores en el mercado local.

Efecto de las sanciones
Aunque Estados Unidos sigue liderando en tecnología de semiconductores, las recientes sanciones a empresas chinas han generado una reacción en cadena. China ha iniciado investigaciones sobre subvenciones estadounidenses a fabricantes de chips, acusándolas de prácticas desleales.
La rivalidad tecnológica no solo redefine el panorama global de semiconductores, sino que también plantea obstáculos para la cooperación económica entre ambas potencias.
El hecho es que China está sorprendiendo al mundo al acortar la brecha tecnológica con líderes como Intel, a pesar de las duras restricciones impuestas por Estados Unidos. Y esta «guerra de los chips» es solamente una parte de una disputa más amplia por el dominio tecnológico global, con implicaciones significativas para la economía y la geopolítica.
El Cronista 28/2/25