Hace algún tiempo Novonor ofició al gobernador de Lambayeque, Jorge Pérez Flores, para comunicar la intención de prorrogar la concesión del proyecto (16/8/23), quién de inmediato asumió su personería, pese al desgaste por corrupción que sufre la empresa brasileña. Sucontrato de concesión (2004) , habilitaba a la Concesionaria Trasvase Olmos (CTO) de Novonor (Odebrecht), para negociar la prórroga luego de los 20 años de concesión. De ninguna manera una renovación automática.
La opción es convocar a un concurso público luego de la conclusión del contrato (25/12/25). Tres firmas internacionales han manifestado su interés: Techno Project (México), Equans (Suiza) y White Water (Canadá).
Ante lo cuál el gobernador regional Jorge Pérez, que parece el hijo del Carreta, cuyo mandato fenece el 2026, El exprimer ministro Gustavo Adrianzén anunció en abril último: “No se va a renovar ese contrato, es categórico, porque no hay condiciones y porque en el Estado peruano y en el Gobierno de la presidenta Dina Boluarte no nos casamos con la corrupción ni con Odebrecht ni con ninguna de sus empresas fachadas”.
La respuesta del gobernador Pérez de Somos Perú replicó: «El entonces premier tendrá que alistar su billetera para indemnizar a las empresas que compraron predios agrícolas en la zona de Tierras Nuevas, porque ya no podrían irrigar sus cultivos». Luego el mismo gobernador actuando como Jano el dios de dos caras, suscribió un convenio con Proinversión para que aliste la convocatoria de una licitación pública para elegir un nuevo concesionario. Mientras el proceso, convocado con retraso, culmine, la CTO seguirá a cargo de la concesión por un plazo que no debe exceder un año. Apoyo señala que este proyecto, en los últimos cinco años: US$34 millones.
El sueño de Olmos surgió en el siglo XX cuando el ingeniero geógrafo estadounidense Charles Wood Sutton recorrió las costas peruanas y en 1924 presentó un plan para trasvasar las aguas del río Huancabamba, en Cajamarca, y canalizarlas por un túnel que cruzaría los Andes hasta llegar a los valles de Lambayeque y Piura, regiones que tenían tierras fértiles, pero que sufrían la restricción de agua de lluvias y ríos, que algunas veces falta y otra porque se rabalsa en huaycos.
Justamente, hablando de huaycos, la acumulación de sedimento que ha arrastrado la corriente ha impedido que la represa, de 35 metros de altura, contenga la cantidad de agua necesaria para regar 30,000 hectáreas agrícolas y además se corre el peligro de que el túnel que conduce las aguas del Huancabamba hacia el valle de Olmos pueda colmatarse hasta bloquear el flujo. Tanto así que el Proyecto Especial Olmos Tinajones (PEOT), que es la supervisora del GORE Lambayeque, reconoció en 2024 que los residuos se han acumulado en 60% de la infraestructura y, por ello, se debía elevar la presa a 85 metros de alto (cuya construcción se estima en US$ 285 millones).




