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China propone crear una OPEP para los paneles solares.

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El plan de China para dominar la industria fotovoltaica ahoga a sus fabricantes: piden crear una OPEP solar para subir los precios Los fabricantes de paneles solares en China están experimentado una cruenta guerra de precios que les está llevando a la extenuación. La situación es tan delicada que las firmas más importantes de la industria han celebrado reuniones para formar un cártel similar al de la OPEP, destinado a establecer un precio óptimo que pueda garantizar precios competitivos para el sector, así como la supervivencia de gran parte de las compañías. Sin embargo, algunas compañías creen que pueden salvarse de forma individual, lo cual contribuye a incrementar la incertidumbre entre los productores y los miembros del gobierno de Xi Jinping.

En la reunión anual llevada a cabo a principios de diciembre por la CPIA (Asociación de la Industria Fotovoltaica de China, en sus siglas en inglés), 33 importantes fabricantes de placas fotovoltaicas se comprometieron a establecer una disciplina común en los precios, emulando al cártel que la OPEP ejerce sobre el petróleo. En este sentido, los productores acordaron unas cuotas de producción basadas en su capacidad, pactando el seguimiento estricto de un precio mínimo previamente establecido por la CPIA, ubicado en los 0,68 yuanes (0,09 dólares) por vatio.

Pero los problemas llegaron dos semanas más tarde. Una empresa subsidiaria de China Energy Investment Group estableció una puja máxima para un proyecto en Xinjiang que se situaba por debajo del precio mínimo estipulado por la CPIA. «¿Estáis intentando parar la feroz competición en la industria, o aumentarla?» preguntó sarcásticamente la asociación en un comunicado posterior.

Este hecho ilustra muy bien el estado en el que se encuentra la industria china de paneles solares. Los problemas comenzaron en 2021, cuando Xi Jinping anunció la meta de emisiones cero para 2060, estableciendo unos objetivos de 1.200 gigavatios de producción eólica y solar para finales de 2030. Aquello fue un verdadero toque de corneta para las firmas de energías renovables, las cuales se apresuraron para acudir a territorio chino.

El plan de Pekín iba viento en popa. Entre 2011 y 2022, el gigante asiático invirtió más de 50.000 millones de dólares en suministro energético solar, lo cual permitió a las firmas chinas incrementar su cuota de mercado global hasta el 80%. Una monstruosidad que se ha traducido en una producción energética anual de 1.200 GW en paneles solares, un volumen que dobla a la demanda global del año pasado y que excede la demanda prevista para 2030.

Como consecuencia, los costes se derrumbaron, obligando a las compañías a reducir los precios, vendiendo sus productos a pérdidas. En este sentido, los precios de la cadena de suministro de paneles solares bajaron entre un 60% y un 80% en 2024. De hecho, el año pasado 39 de las 121 empresas registradas en la CPIA registraron pérdidas. Hasta Longi Green Energy Technology, uno de los grandes productores chinos, se vio abocado a despedir al 5% de su plantilla.

Así las cosas, el peligro es que la guerra de precios continúe, minando la calidad de las placas fotovoltaicas chinas,  menguando asimismo la competitividad de los productores a nivel global. Sin embargo, y a pesar de esta situación, el precio de los paneles solares chinos continúa siendo casi un 50% más barato que el de sus rivales europeos, por ejemplo. Es decir, que el sector tiene margen para mantener su dominio.

Por otro lado, la guerra de precios en el sector fotovoltaico es una situación que ya han vivido otros sectores de la economía china. El último en sumarse ha sido el de los coches eléctricos, el cual está viviendo un proceso de consolidación similar. He Xiaopeng, director ejecutivo de la automovilística Xpeng, aseguró en una carta interna que la competición entre fabricantes en 2025 «será más feroz que nunca». Además, el empresario señaló que «el periodo entre 2025 y 2025 marca las rondas eliminatorias de la industria automovilística».

Es decir, a primera vista, la situación del sector fotovoltaico responde a una estrategia habitual de Pekín. En ella, el primer paso es impulsar masivamente la producción en un determinado sector, y el segundo es dejar una lucha ‘darwiniana’ en la que vence la compañía más fuerte. La idea es que la empresa victoriosa salga de ese combate como una firma muy importante a nivel global, tal y como está sucediendo con la automotriz BYD.

Sin embargo, el temor ha llegado a los pasillos del Zhongnanhai, sede oficial del gobierno chino. Por ello, Pekín ya ha aplicado algunas medidas para reducir el exceso de producción del sector, como la reducción del consumo de electricidad para los productores de polisilicio, material empleado para la fabricación de paneles fotovoltaicos. Ello permitiría reducir la capacidad de producción entre un 20 y un 30%, según Ken Lio, analista de UBS. Por su parte, Jesica Jin, analista de S&P Global, apunta hacia otro problema que puede dificultar los planes de Xi Jinping. La experta señala que existen tantas fábricas de placas fotovoltaicas en territorio chino que es muy difícil establecer una vigilancia eficaz para que se cumplan las medidas gubernamentales. El Economista

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