• Trasladará el 100% del ensamblaje de sus modelos de iPhone a la India
• Sin embargo, mantendrá una gran dependencia de varios proveedores chinos
• Esto marca una tendencia que puede ser replicada por otros gigantes tecnológicos

La ruptura entre las dos grandes potencias económicas del planeta, EEUU y China, está dejando de ser un temor abstracto para materializarse en una serie de indicadores económicos, menor actividad económica y en decisiones corporativas de gran calado que, a su vez tendrán un gran impacto económico, posiblemente, tanto en China como en EEUU. Apple, la mayor empresa tecnológica del mundo por valor bursátil, ha iniciado el mayor cambio en su cadena de suministro desde que comenzara a fabricar en el gigante asiático hace casi dos décadas. Según una exclusiva del Financial Times, Apple planea ensamblar todos los iPhone vendidos en EEUU en la India a partir del próximo año, marcando un giro radical en su estrategia industrial. Este es uno de los primeros movimientos de la gran reconfiguración de la cadena de suministros, que podría estar a la vuelta de la esquina ante el ‘enfrentamiento’ directo entre los dos bloques económicos más importantes del mundo.

Este movimiento responde directamente a la escalada arancelaria promovida por el presidente Donald Trump, que ha impuesto gravámenes de hasta el 100% sobre productos chinos. Aunque los teléfonos móviles han recibido de momento una moratoria parcial, siguen soportando un tipo del 20%, frente al 26% que se impone a los modelos procedentes de la India. La compañía de Cupertino busca reducir su exposición al riesgo comercial y aprovechar el impulso de un acuerdo bilateral entre Nueva Delhi y Washington, que podría suavizar los costes de importación desde el país asiático. Esta decisión llega poco después de la reunión entre la India y EEUU para negociar sobre decisiones comerciales.

Ensamblar el 100% de los iPhone en la India

Apple se ha fijado como objetivo ensamblar en India el 100% de los más de 60 millones de iPhone que se venden anualmente en Estados Unidos antes de que finalice 2026, según las fuentes citadas por el FT. Esto implicaría duplicar la actual capacidad productiva en la India, donde Apple ha estado reforzando sus operaciones de la mano de Foxconn y Tata Electronics. En 2024, el mercado estadounidense representó el 28% de los envíos globales de iPhone, según datos de IDC, lo que subraya la magnitud del reto.

Este giro estratégico, silencioso pero ambicioso, pone fin a una relación simbiótica entre Apple y China, que ha sido durante años la columna vertebral de su éxito. Desde sus inicios, Apple ha invertido miles de millones de dólares en el país asiático para desarrollar una línea de producción tan eficiente como gigantesca, basada en la externalización a proveedores como Foxconn. Esa maquinaria industrial permitió a la firma convertirse en una empresa de 3 billones de dólares. Pero la estabilidad de ese modelo se ha visto sacudida por la creciente confrontación entre Pekín y Washington.

Tras los primeros anuncios de tarifas por parte de Trump,, lo que desencadenó una reacción inmediata: la compañía comenzó a enviar desde la India unidades disponibles de iPhone para el mercado estadounidense, tratando de evitar el impacto arancelario. Desde entonces, ha acelerado el desarrollo de la capacidad industrial en la India, aunque todavía depende en gran medida de componentes que siguen siendo fabricados en China.

Mantiene la dependencia de proveedores chinos

De hecho, el ensamblaje de un iPhone es el paso final de un proceso complejo en el que convergen cientos de piezas. A pesar de trasladar la producción final a la India, Apple mantiene una alta dependencia de proveedores chinos para semiconductores, baterías, módulos de cámara y pantallas. Durante el último año, Foxconn y Tata han estado importando kits de componentes preensamblados desde China para montar los dispositivos en suelo indio.

La apuesta por la India no solo responde a razones estratégicas. El país ofrece una mano de obra abundante, costes competitivos y un entorno político más favorable. La reciente visita del vicepresidente de EEUU, JD Vance, ha reforzado el clima de entendimiento entre ambos gobiernos. Según Vance, las negociaciones avanzan a buen ritmo, y se espera que el marco comercial bilateral incentive nuevas inversiones estadounidenses en la India, en sectores clave como la tecnología y la energía.

Un movimiento clave para Apple

«Creemos que este movimiento será fundamental para que Apple mantenga su ritmo de crecimiento», afirma Daniel Newman, CEO de la consultora Futurum Group, citado por Financial Times. «Estamos viendo en tiempo real cómo una empresa de este tamaño está reaccionando con velocidad de vértigo para gestionar el riesgo arancelario». La transición, no obstante, plantea interrogantes sobre la viabilidad de mantener la misma eficiencia y calidad que caracterizó la producción en China.

Apple presentará resultados trimestrales la próxima semana, y los analistas estarán atentos a cualquier indicio sobre el impacto de este cambio estructural. La compañía no ha ofrecido hasta el momento previsiones oficiales ni comentarios directos sobre la política arancelaria, aunque el consejero delegado, Tim Cook, mantiene un canal de comunicación fluido con la Casa Blanca desde la toma de posesión de Trump, a la que asistió en persona.

Con esta decisión, Apple no solo diversifica su cadena de suministro: también marca una tendencia que puede ser replicada por otros gigantes tecnológicos. La fractura entre las dos superpotencias parece avanzar hacia un desacoplamiento irreversible, y lo que comenzó como una batalla comercial amenaza con convertirse en una reconfiguración profunda del mapa global de la producción tecnológica.

eleconomista.es