Hugo Sotil nació en Ica hace más de 75 años (2/12/1949) en el Hospital 2 de Mayo de Lima. Para muchos el mejor futbolista del Perú. Y para los españoles uno de los grandes de un Barcelona Campeón. A los 20 años consiguió que el entrenador brasileño Didí, ante el clamor de la hinchada, lo convoque ser parte de la selección que se había clasificado para el mundial de México de 1970, luego de haber destacado en el campeonato de segunda de ascenso, campeonando con el Deportivo Municipal. De segunda a la selección.
En la selección formó el mejor tandem (dupla), con su «compadre» Teófilo Cubillas, que se cristalizó en triunfos históricos, como la volteada del partido a Bulgaria 3 a 2, que ibamos perdiendo en el primer tiempo, hasta que ingresó Sotil por Julio Baylón cuando ya habían transcurridos varios minutos del segundo tiempo, y en un enganche del Cholo, el equipo levantó y era otro, y empezó el baile en el Estadio de León (2/1/70). El único jugador que lo logró marcar fue el alemán Berti Vogts «El Terrier» en el Mundial de México: que se le pegó como estampilla, marca que emuló como entrenador Roberto Challe, mandando a «Lucho» Reyna a «secar» a Diego Armando Maradona en las eliminatorias del segundo mundial de México.
Otro partido de leyenda fue la victoria del combinado Muni-Alianza contra el Bayern de Munich 4 a 1 (7/1/71), que llegó con Franz Beckenbauer, Gerd Muller, Uwe Seeler casi nada, encuentro donde se formalizó la leyenda de la dupla Sotil-Cubillas. En el segundo tiempo, con el ingreso de Orlando «Motorcito» Guzmán, mediocampista del Muni, que empezó a jugar al ritmo del tandem. El Kaiser ante la locura de pases y paredes se cayó provocando la euforia del público que había concurrido al Estadio Nacional.
Otro partido que marcó la trayectoria de Sotil fue la derrota en el Estadio de Ñuñoa en Santiago de Chile (13/5/73) donde pese a jugar uno de sus mejores partidos de su vida. Teófilo Cubillas, en ese momento en el Basel de Suiza, estuvo en una tarde sin gloria, tanto que fue fue cambiado, en otro gran error del entrenador uruguayo Néstor Scarone que dilapidó esta generación.
En pleno partido, en los momentos más tensos, cuando la barra local iniciaba el clásico CH con I, CHI, L con E, LE, CHI CHI CHI, LE LE LE, por la angustia interrumpían el estribillo cuando el Cholo tomaba el balón. Perdimos en los últimos minutos, pero, la satisfacción de enmudecer a la hinchada del clásico rival quedará grabado en su historia.
Como no recordarlo con la blanquirroja del Muni, cuando la barra «Echa Muni» dirigida por Tito Livoni con frac y una escoba aclamaba las piruetas de Sotil, con el sonido de una corneta al ritmo del Taconazo, rompiendo a José Velásquez y Javier Castillo defensas del Alianza, que se aprecia en la filmación en vivo, del Muni-Alianza de la película «El Cholo», o al arquero Horacio Ballesteros, «gateando» varias veces en un Clásico Moderno, donde lideró otra volteada de partido.
De Barcelona no hay mucho que decir. Su magia está en videos. Una pena que la legislación española en esos días sólo permitía dos jugadores extranjeros. Hugo Sotil y Johan Cruyf. Cuando fue contratado su tocayo, compadre y subcampeón mundial en Alemania como él, Johan Neesken, lo sentaron a esperar que se concrete la doble nacionalidad con España, la vida lo alejó de las canchas. Cuando llegó a jugar por Alianza en 1977 y en el mundial del 78 no era el mismo, era otro.