La compra de SABMiller PLC por Anheuser-Busch InBev NV por
US$104.200 millones —después de su aprobación regulatoria— transformará la
industria cervecera mundial y preparará el terreno para un aumento de precios de
la cerveza en todo el mundo.
Se trata de la cuarta mayor adquisición de la historia y la más
grande este año, según Dealogic. El acuerdo daría a AB InBev una presencia
dominante en los principales continentes y consolidaría su posición como la
mayor cervecera del mundo con una cuota de mercado aproximada de 28,4% después
de desinversiones, casi tres veces la cuota de su rival más cercano, Heineken
NV, de acuerdo con Plato Logic, una firma que sigue a la industria cervecera. La
compañía combinada generaría ingresos por US$64.000 millones.
La compra de SAB resolvería los problemas más acuciantes de AB
InBev, que después de años de adquisiciones está recargada con mercados de
crecimiento lento en los que las ventas están bajando. En EE.UU. y Brasil, que
representan la mitad de las ventas totales de AB InBev, los volúmenes de cerveza
cayeron durante el primer semestre del año de 83,7 millones de barriles a 80,5
millones de barriles, o 3,9%.
Los analistas no esperan que estas tendencias cambien a futuro.
El consumo de cerveza en los mercados desarrollados ha disminuido tanto que se
espera que este año el mercado mundial de esta bebida se contraiga por primera
vez en 30 años, cayendo 0,1%, según Plato Logic. La mayor parte del crecimiento
mundial vendrá de África, donde se espera que los volúmenes aumenten 2,6%.
SABMiller, que nació como South African Breweries, tiene
operaciones en toda África, y eso le daría a AB InBev una ventaja en el
continente de más rápido crecimiento. La firma sudafricana también amplía el
acceso de AB InBev a mercados en América Latina como Perú y Colombia, que
durante el primer semestre del año ayudaron a generar un aumento del 6% en el
volumen de bebidas.
El presidente ejecutivo de AB InBev, Carlos Brito, dijo la
semana pasada que África sería el “impulsor fundamental del crecimiento futuro
de la compañía combinada”. La compañía, que este año envió personal a evaluar
las oportunidades en ese continente, ve una oportunidad para impulsar las ventas
de cerveza gracias al crecimiento de la clase media africana.
Esos mercados reducirán la dependencia de AB InBev de EE.UU.,
su mercado más rentable. Desde que compró Anheuser-Busch en 2008, la producción
de la compañía en ese país ha descendido 11%, de 107 millones de barriles a 95
millones de barriles, de acuerdo con Beer Marketer’s Insights. No ha podido
detener la caída de dos décadas en las ventas de su etiqueta líder, Budweiser,
una caída encabezada por el desplome de Bud Light, la cerveza más popular del
país.
La compra de SABMiller también ayudaría a AB InBev a reducir su
dependencia del negocio de la cerveza mediante la adición de las operaciones de
gaseosas de aquella en América Latina y África. SABMiller embotella productos de
Coca-Cola Co. en al menos 25 mercados.
Carlos Laboy, analista de HSBC, dijo que el daño a Budweiser y
Bud Light es irreversible, mientras que “África y América Latina están que
arden” en términos de crecimiento. Y añadió: “SAB aporta todas estas cosas (pero
también) trae los problemas de SAB”.
La adquisición pendiente viene con un montón de dolores de
cabeza. AB InBev, que tiene una cuota de mercado de 45% en EE.UU., tendrá que
vender la participación de SABMiller en MillerCoors LLC, una empresa conjunta
con Molson Coors Brewing Co.
La última vez que AB InBev se desprendió de un activo en EE.UU.
terminó creando un nuevo rival. En 2013, para cerrar la adquisición de Grupo
Modelo de México —una operación de US$20.100 millones—, vendió a Constellation
Brands Inc. una fábrica de cerveza mexicana y los derechos de venta en EE.UU. de
marcas como Corona y Modelo Especial. El acuerdo permitió a AB InBev tener
operaciones en México, pero el éxito de Constellation con Corona y Modelo
Especial socavó las ventas de Budweiser y Bud Light en EE.UU.
Molson Coors, que tiene una participación del 42% en
MillerCoors, es otro beneficiario de un acuerdo de AB InBev y SABMiller. Tiene
un derecho a comprar de inmediato el 8% del negocio de MillerCoors y un primer
derecho para rechazar la venta de la otra mitad de la empresa conjunta y la
opción de superar la oferta de otro posible interesado.
Los analistas también esperan que AB InBev, que tiene una cuota
de mercado de aproximadamente 14% en China, venda la participación de SABMiller
en China Resources Enterprise Ltd., la empresa conjunta que posee en sociedad
con el gobierno chino, que tiene una cuota de mercado de 23% y produce Snow, la
cerveza más popular del país. La venta podría abrir una oportunidad para
Heineken NV, Carlsberg A/S o Kirin Holdings Ltd. para expandir su negocio en el
gigante asiático.
China es el mercado de mayor crecimiento para Carlsberg, pero
es poco probable que ésta eche mano al 49% de las acciones de SABMiller en China
Resources Enterprise Ltd., dijo Frans Hoyer, vicepresidente de investigación de
acciones en Jyske Bank.
En Rusia, donde Carlsberg es el líder del mercado, la cervecera
danesa puede enfrentar competencia si Anheuser-Busch InBev hace un trato con la
cervecera turca Anadolu Efes, la socia de SABMiller allí, dijo el experto.
El tamaño de AB InBev debería aumentar su capacidad de negociar
precios más bajos para los ingredientes de elaboración de la cerveza como cebada
y lúpulo, lo que mejoraría sus márgenes respecto de otras cerveceras. Pero
rivales como Heineken serán más ágiles en el dinámico mercado de la cerveza; al
ser más pequeños, sus resultados podrían verse más favorecidos si adquieren las
pujantes cerveceras artesanales, dijo Caroline Levy, analista de CLSA.
El acuerdo podría generar precios más altos para los
consumidores de cerveza en todo el mundo. AB InBev tiene un historial de usar
las adquisiciones para aumentar su rentabilidad mediante una reducción de costos
y la presión sobre los consumidores hacia las cervezas más caras. En China, por
ejemplo, según Levy, AB InBev compró cerveceras regionales, eliminó sus marcas y
luego empujó a los consumidores hacia Budweiser y Harbin, su propia cerveza
china de mayor precio. La estrategia de AB InBev se basa en “tratar de mover a
todo el mundo hacia arriba en la cadena de valor”, dijo Levy.
Para SABMiller, el acuerdo pendiente significaría un cambio
cultural radical. Luego de adquirir una empresa, AB InBev instala rápidamente su
propia cultura. Tras la compra de Anheuser-Busch, en 2008, eliminó 1.400
empleos, o cerca de 6% de la fuerza laboral de la cervecera estadounidense.
También puso a un ejecutivo brasileño al frente del negocio e instituyó
prácticas frugales que favorecen presupuestos de base cero, un sistema donde los
gastos deben justificarse anualmente.
“Tan pronto como se completó el papeleo con [Anheuser-Busch],
las oficinas en St. Louis fueron desmanteladas y cambiadas”, dijo Maarten
Albarda, que trabajó en AB InBev durante tres años antes de iniciar la
consultoría de marketing Flock Associates Ltd. en 2013. “La cultura financiera
para viajes y gastos fue impuesta de un día para el otro. Va muy rápido”.