Modernización de refinería Talara fracaso inexorable por César Gutiérrez
En los últimos 6 años mucha tinta y papel se ha
utilizado para referirse a un proyecto al que se le ha dado elevada importancia,
dado los impactos positivos que originaríaen el largo plazo en el mercado peruano de combustibles; más allá de las
cifras que pueden resultar impactantes aunque efímeras de la etapa constructiva.
El emprendimiento que me refiero es la modernización de la Refinería Talara de
propiedad de la estatal Petroperú.
La administración Humalista de la empresa, ya tiene
cerca de 11 meses en la gestión y luego de una paciente espera sobre resultados,
puedo decir que lamentablemente no ha habido ningún avance y el accionar es
desilusionante. Sin temor a equivocarme el camino al fracaso estrepitoso está
allanado. Mucho anuncio, nada concreto y cifras de inversiones que no son nada
auspiciosas.
Hacer un balance sobre cada uno de los temas
vociferados, es una tarea que vale la pena hacerse, pues estamos hablando que
por la magnitud de sus ingresos, Petroperú es una de las principales empresas
del país. Pero para ser amigable en la lectura, en esta oportunidad me voy a
referir solo al Proyecto Refinería Talara.
De lo heredado a lo realizado por la actual gestión,
solo se tiene que han firmado el contrato de estructuración de financiamiento
con el banco francés Societé Generale; demérito antes que mérito. La mencionada
institución financiera ya había ganado el derecho en el mandato de Alan García,
específicamente en Mayo del año pasado. Inconcebible que en este gobierno se
hayan tomado nueve meses para firmar un contrato donde la única variable que
interviene es una comisión pre-fijada por el monto de los fondos que obtenga. Es
obvio que cuando tengan que tomar decisiones de cientos o miles de millones de
dólares para el proyecto, van a tomarse mucho más tiempo; es decir retraso en
cada decisión garantizado. Quisiera escuchar un argumento siquiera que explique
la dilación ocurrida con el estructurador, que es uno de los contratos más
simples de todo el proceso.
Un segundo punto es el monto del proyecto, escamoteado
bajo galimatías. A estas alturas, el contratista Técnicas Reunidas, ya tiene
cerca de dos años en la elaboración de la ingeniería, deberíamos saber la
cuantía definitiva de la obra, que no la tienen. La explicación es sencilla, la
cifra aún está pendiente de definirse, pues el proceso en el cual se llega a un
valor definitivo, que en la jerga de proyectos se conoce como conversión OBE aún
no ha concluido. ¿Dónde está la capacidad de exigir que este tema vital quede
concluido? ¿Entonces en que se basa el Presidente de Petroperú para decirnos con
nota de prensa incluida que el proyecto costará 1,770 millones de dólares? Lo
conmino a él y al contratista que nos den públicamente una cifra que incluya las
inversiones en la parte refinera y en los servicios periféricos, recordándoles
que en el 2006, estaban valorizados en 1,300 millones de dólares, en conjunto.
Exijo algo más, que me aseguren que el valor que indiquen es el
definitivo.
Finalmente, ¿alguien en el estado se ha tomado la
molestia a revisar si con los montos de inversión que se dicen y con los precios
actuales de los combustibles y crudo, la viabilidad del proyecto está
garantizad? Emplazo públicamente a quien quiera asumir el reto a que me lo
demuestre.
Con lo dicho y hay mucho más, en este camino hemos pasado de
una ilusión de modernizar la principal refinería del estado a la desilusión de
saber que el arribo al destino llamado fracaso, es inexorable.