El equipo de compinches que suplantó a Colombia en un torneo de baloncesto en Rusia
Un grupo de colombianos se hizo pasar por la selección nacional en un
torneo internacional disputado en la ciudad de Perm. Fueron descubiertos tras
perder los partidos estruendosamente
Algo andaba mal desde el primer partido. Era el arranque de un torneo
internacional de baloncesto, en un país al que se le ha vetado participar en
torneos internacionales después de su invasión a Ucrania: Rusia. A finales de
agosto, la Federación Rusa de Baloncesto organizó en Perm, una ciudad a 18 horas
de Moscú, lo que denominaron Copa de la Amistad. Les confirmaron asistencia
pocos amigos internacionales, Venezuela y Colombia. Pero algo extraño pasaba con
los colombianos. Ese 21 de agosto, en el primer partido, esa delegación perdió
estruendosamente, como si nunca hubieran jugado, ante el equipo de Perm: 155 a
53. “En mi carrera nunca he ganado un partido con 100 puntos de diferencia”,
dijo entonces Samson Ruzhentsev, uno de los jugadores locales. Los colombianos
no son tan malos en baloncesto, pero este equipo era pésimo: cosechó derrotas en
los dos siguientes partidos, 108 a 53 contra Venezuela, y 99 a 63 contra un
equipo juvenil de Perm. El 23 de agosto se publicó una explicación en los medios
rusos: este no era el equipo oficial de Colombia. Los que jugaban tan mal, si
bien eran colombianos, eran amateurs, hombres que sólo habían jugado en torneos
juveniles de sus colegios y universidades, y que habían engañado a la federación
rusa.
“Al principio, para ser sincero, cuando nos llegó información en redes de que
había unos colombianos jugando en Rusia, pensamos que nos estaban mamando
gallo”, dice el presidente de la Federación Colombiana de Baloncesto, John Mario
Tejada. Cuando se dieron cuenta de que no era un mal chiste, la Federación
publicó un comunicado afirmando que nunca recibieron una invitación formal de
Rusia para jugar en ese torneo, ni le entregaron el aval a esos jugadores para
representar al país. “No conocemos a los que hicieron parte, ninguno ha
participado en la liga profesional”, añade Tejada. No se han comunicado con los
falsos jugadores. Este diario intentó contactar a varios de ellos, pero no
obtuvo respuesta: han estado en silencio desde que se descubrió la farsa.
La Federación Colombiana ha puesto una denuncia penal por suplantación, y han
informado de los hechos a la FIBA, la Federación Internacional de Baloncesto. No
han hablado con los rusos directamente, y esa Federación tiene su propia versión
de los hechos. Su presidente, Andrei Kirilenko, ha dicho que ellos sí hicieron
una invitación formal y recibieron una respuesta oficial de la federación
colombiana. “Llegaremos al fondo de cómo ocurrió esto”, dijo Kirilenko a los
medios rusos. Por ahora se ha especulado que los jugadores hackearon la página o
el email de la federación colombiana para enviar aquella respuesta oficial.
Tejada, sin embargo, no cree en la teoría del hackeo. “Si hay que hacer una
auditoría, pues se hace. Pero, para ser franco, nosotros no hemos perdido el
control de nuestro email, nuestra página funciona bien, y a nuestro correo nunca
llegó la invitación del torneo”, insiste Tejada. “Me atrevería a decir que
ellos, esos jugadores, nos suplantan inventándose un correo”, añade.
La suposición es una que también hacen los medios rusos, después de ver la
supuesta carta oficial que recibió la federación rusa. En esta, en la que se
confirma que irá a Rusia una delegación de 20 miembros colombianos, incluyendo a
varios a quienes el Gobierno ruso les pagaría tiquetes y hospedaje en un hotel
de cuatro o cinco estrellas, hay un sospechoso email de contacto: [email protected]. Como
encontraron los medios rusos, ese correo es el mismo que utiliza para hacer
compras en un supermercado un joven colombiano, de 25 años, que estudia
Ingeniería civil en la ciudad de Kazán.
Christian David Mosquera Durán, el que hace compras de supermercado, es un
universitario en el centro de esta trama, tanto por su email como por su
residencia en Rusia. Nacido en Bogotá, es un joven afrocolombiano que ha jugado
en pequeños torneos de baloncesto de su universidad rusa, y que cuando era
adolescente participó en intercolegiados como parte del equipo del colegio
salesiano Centro Don Bosco. Al menos dos de sus amigos de aquel equipo, Ángel
Herrera y Miguel Torres, hicieron parte del falso equipo de Colombia en Rusia.
Ganaron un campeonato colegial en el 2014, que sigue siendo motivo de orgullo en
la página de Facebook de Torres.
EL PAÍS contactó a Mosquera y a algunos de sus conocidos para este artículo,
pero no obtuvo respuesta. Las cuentas de redes sociales muestran fotos de unos
jóvenes apasionados por el baloncesto, unos amigos de años unidos por el amor al
deporte. No han explicado sus motivaciones a la prensa, no han dicho si fue
dinero, diversión o algo más lo que les motivó a hacerse pasar por una selección
oficial. Un miembro de la Federación, que prefiere no dar su nombre, especula
sobre los impostores: “Fueron a Rusia a buscar oportunidades, y uno entiende, en
parte, que querían mostrarse, competir, jugar”. Engañaron a la federación rusa
para ponerse al menos una vez en la vida un uniforme de Colombia —uniforme que,
por cierto, no es el oficial de la Federación Colombiana de Baloncesto―.
Tejada, en todo caso, lamenta que la selección falsa concentre tanta
atención. “Es una lástima que las noticias del baloncesto en Colombia se den por
unas picardías de unos muchachos, cuando estamos en una carrera ascendente en el
deporte, cuando le hemos ganado a Argentina, a Brasil, a México, a Uruguay, a
todas las potencias de Sudamérica, cuando tenemos jugadores en los mejores
equipos del mundo. Todo eso opacado por lo que creo que es una pilatuna”. La
selección colombiana de mujeres, por ejemplo, ha ganado ya dos partidos contra
Venezuela y Paraguay en el actual torneo sudamericano de baloncesto en Chile. No
han recibido, aún, la misma atención que se robó la selección falsa en
Rusia.