Sin cambios en las Bolsas pese a una semana que ha movido los cimientos del mercado
Los mercados vuelven a la calma y se recuperan del lunes negro en el que
todos los índices sufrieron pérdidas millonarias
La Bolsa ha vivido esta semana un carrusel de emociones. Del pesimismo con el
que arrancó la sesión bursátil del lunes, que tiñó todos los mercados mundiales
de rojo, provocó pérdidas millonarias e hizo saltar todas las alarmas, se ha
pasado a la calma y una vuelta a la normalidad como si de una falsa alarma se
tratara. Y al final, en una semana en la que cambió todo en la Bolsa, en
realidad no ha cambiado prácticamente nada y los principales índices están en el
mismo nivel que hace siete días. El tono del mercado, eso sí, ha cambiado, y los
inversores se han puesto en alerta ante un aumento de la volatilidad y del
riesgo.
“Durante los peores momentos del mercado, cuando surgió el miedo infundado,
desde nuestro punto de vista, a una recesión en Estados Unidos, pensamos que esa
posibilidad es baja o muy baja y que los fundamentales son sólidos. Vuelve a
entrar dinero en Bolsas y se va reconduciendo el mercado y el sentimiento de los
inversores”, detalla Rafael Alonso, analista de Bankinter.
El Ibex 35 ha cerrado la semana con una caída del 0,32%. Se trata de una
cifra que podría haberse registrado en cualquier semana de agosto, en las que
tradicionalmente hay poca actividad por las vacaciones estivales que dejan
aletargados los mercados. Pero detrás de ese dato se esconde un vaivén de
movimientos que arrancaron el lunes con una caída del 2,3% que es la peor
jornada en los últimos 17 meses y que hacen que la pérdida en la semana sea una
anécdota. La liquidación de acciones y la sensación de crisis fue generalizada
en un lunes negro en el que se agudizaron los temores a una recesión después de
que el viernes anterior la tasa de paro estadounidense subiera por cuarto mes
consecutivo hasta el 4,3%.
Las primeras señales de alertas llegaba desde Japón. El Nikkei, el índice de
referencia de la Bolsa de Tokio, se desplomó un 12,4%, su segunda mayor caída en
37 años. Y desde el inicio de la sesión, el pánico en los mercados se extendió
tanto en Europa como en Estados Unidos. La euforia inversora que había llevado a
los principales índices mundiales a registrar máximos históricos se sustentaba
en la fe ciega por la inteligencia artificial y por Japón, aprovechando la
debilidad del yen. En apenas unas horas esos dos pilares parecían desvanecerse.
Incluso se llegó a especular con una intervención de urgencia de la Reserva
Federal (Fed) para bajar los tipos de interés y frenar la sangría en los
mercados, ante la preocupación que las caídas millonarias se extendieran durante
las jornadas siguientes.
Pero con las Bolsas cerradas y después de que los expertos del mercado
considerara que no había razones para temer una recesión en Estados Unidos y
muchos menos una tormenta financiera, los inversores aplacaron sus miedos y las
Bolsas iniciaron la recuperación. El jueves, además, con la publicación de
nuevos datos de empleo en Estados Unidos mejores de lo esperado, las Bolsas se
animaron hasta cerrar la semana como si no hubiera pasado nada. “Parece muy poco
probable que se produzca una recesión profunda, y el crecimiento de los
beneficios sigue siendo sólido. El comportamiento del mercado en las tres
últimas semanas ha aportado claramente más cordura a las cotizaciones
bursátiles, y la Reserva Federal seguramente se comprometerá ahora de lleno con
varios de recortes de tipos”, valora Stephen Auth, director de inversiones de
Renta Variable de Federated Hermes.
El Ibex 35 ha cerrado por encima de los 11.600 puntos pese a dejarse ese
0,32%. El Dax alemán ha subido un 0,35% y el Cac francés se ha apuntado un
0,25%. El FTSE italiano cerró plano y el FTSE británico con caída del 0,74% que
igualmente parece anecdótica después del 2,04% que perdió el lunes. En Asia, el
Nikkei finalmente ha cerrado la semana con una caída del 2,46% que parece una
caída ligera para el desplome sufrido el lunes. En China, el Hang Seng cerró en
verde, apuntándose un 0,85%. En Estados Unidos, los tres principales índices
(Nasdaq, S&P 500 y Dow Jones) cerraban la semana con pérdidas por debajo de
un punto porcentual que resultan mínimas, teniendo en cuenta que el lunes se
habían dejado en torno a un 3%.
Aunque los números se mantengan prácticamente idénticos a la semana anterior,
lo que sí ha cambiado es cierto ánimo en el mercado. El de esta semana podría
ser el inicio de una nueva etapa de volatilidad en el mercado. “La incertidumbre
va en aumento. Aunque los últimos informes de resultados parecen estar bien, si
se examinan más de cerca, las empresas informan de estrés bajo la superficie y
crece la preocupación de que la inversión relacionada con la IA pueda haberse
adelantado. Los inversores se enfrentan al reto de pasar de un paradigma basado
en la financiarización posterior a la crisis financiera mundial a otro nuevo, de
costes más elevados y mayor volatilidad”, explica Robert Almeida, gestor de
carteras y estratega de inversión global de MFS Investment Management.
El índice VIX, un indicador clave que sirve termómetro para medir la
inquietud en el mercado de valores, llegó a subir un 200% en apenas dos jornadas
por encima de los 50 puntos, que es el nivel más alto desde la pandemia del
Covid-19 en 2020. Durante la primera mitad del año se había mantenido por debajo
de 20 puntos y los propios analistas consideraban que el mercado se encontraba
en una fase aburrida. Con la inauguración de una nueva fase de mayores
oscilaciones en los índices, estiman que la volatilidad podría situarse entre
los 25 y los 30 puntos.
En medio del pánico del lunes, el mercado de deuda se ha visto beneficiado
por un trasvase de fondos. Por un lado, los inversores temerosos buscaban salir
de activos con mayor riesgo en busca de refugio. Y, por otro, tratan de
posicionarse ante las mayores expectativas de recortes de los tipos de interés.
El mercado ya cuenta con una normalización de la política monetaria en Estados
Unidos a partir de septiembre, lo que ha hecho caer la rentabilidad de la deuda
gubernamental. Así, el bono con vencimiento a 10 años se mantiene por debajo del
4% desde la semana pasada, después de haberse mantenido por encima de esa cifra
durante todo el año. La caída de los rendimientos también se han reflejado en
Europa. El bono español con vencimiento en 2034 se mueve en la barrera del 3% y
la deuda alemana a diez años está en el 2,2%.
Con la recuperación de la calma en el mercado de renta fija, el Brent también
reconquistó el terreno perdido, hasta situarse en 78 dólares por barril (la
semana pasada cerró en los 77,5 billetes verdes) y rompe con una racha negativa
de cuatro semanas a la baja. El oro negro venía acusando la falta de
entendimiento entre los miembros de la OPEP sobre las restricciones al
suministro de crudo.