En la homilía del Te Deum (“A ti Dios te damos gracias”) el monseñor Carlos
Castillo colocó en el tapete los siete pecados capitales al señalar: “La
indiferencia, la insensibilidad y la frivolidad son aún graves problemas
espirituales con que todos vivimos”. Nunca es ocioso recordar: contra la
soberbia: humildad; contra la avaricia: generosidad; contra la lujuria:
castidad; contra la ira: paciencia; contra la gula: templanza; contra la
envidia: caridad y contra la pereza: diligencia.
Porque queda claro que Dina Boluarte pecó de soberbia al ostentar joyas al
doquier y varios relojes de alta gama: “prestados su Wayki Wilfredo”, invitado
de honor en la Catedral; incluso, podría haber gozado de las mieles obscuras de
la avaricia, si se confirma que omitió cuentas personales en su Declaración
Jurada de Bienes y Rentas.
En el mensaje presidencial, donde recordó que convocaría a elecciones
presidenciales en abril del próximo año, como para disipar la tentación
congresal de la revocatoria, abundó en cifras de inversión pública (22.7% de
crecimiento) y en proyectos en marcha y no dejó de pasar de exhibir los US$
7.000 millones de compromisos conseguidos por Proinversión, así como los avances
en agua y saneamiento, donde brilla la cifra de 600 mil beneficiados que
recibirían agua potable y 700 mil saneamiento, así como puentes, kilómetros de
carreteras, etc.
Mensaje caudaloso y farragoso, que repitió varias veces los mismos tópicos:
el agua, la educación, hospitales, política exterior, ergo, una apurada
redacción a cuatro manos. Pero, donde incurrió en el octavo pecado mortal “No
mentirás”, que no es un pecadillo capital, fue al incumplir flagrantemente la
promesa del mensaje anterior (28/7/23): “incrementar el sueldo mínimo… de
nuestras trabajadoras y trabajadores”, si bien se aprovechó de nuestra
ingenuidad no desaprovechó la oportunidad de subirse a la moda de la
inclusividad.
De igual manera pecó al prometer el año anterior, mejorar la educación de 6.5
millones de escolares: “con base en tres ejes, la revaloración docente, mejorar
infraestructura y la presencia en todo el país” sin embargo, no observó las
leyes de: nombramiento automático de 7.500 docentes en institutos y 6 mil en
Cetpros, la reposición de 3 mil interinos desaprobados (2014), y por último, si
bien observó la última ley de nombramiento de 200 mil contratados, exhibiendo
mezquindad -o el pecado capital de la envidia- en la práctica soslaya la Reforma
Educativa iniciada por el exministro de Educación José Antonio Chang (enero
2007) que obliga a la evaluación previa mientras que el segundo y tercer eje,
las resume Lucio Castro, secretario general del SUTEP: “a la fecha solo se han
destinado S/ 4.000 millones (2.4%), para mitigar la brecha en infraestructura
que asciende a S/ 164.000 millones mientras se dedica S/ 5.900 millones a 75
Escuelas Bicentenario en Lima” (26/7/24).
En el combate al narcotráfico, nos tocó escuchar en castidad y con paciencia
que solo se hayan decomisado 66 toneladas de cocaína anuales decomisadas y 2.200
hectáreas (ha) erradicadas de cultivos ilegales frente a una producción que
supera las 500 toneladas y las 120 mil ha sembradas.
Y, cayendo en el pecado de la pereza, casi al filo de su nuevo mensaje de 28,
informó que cumplió en la hora nona con suscribir el convenio con el gobierno
regional de Arequipa para destrabar el proyecto de irrigación Majes Siguas II
que con una inversión de S/2.400 millones (versus los S/610 millones que
presupuestó la española ACS) agregará 38.500 ha al pueblo mistiano
(26/7/24).