Para nadie resulta agradable el deporte de contar el número de pobres en el
país, pero, a partir de la ojeriza caviar a Dina Boluarte, se ha convertido en
una disciplina olímpica, practicada con denuedo, sobre todo, por exministros
caviares con el indisimulable afán de tomar distancia de este despeñadero que se
ha agudizado en los últimos cuatro años 2019-23 (pandemia de por medio) con la
recesión iniciada el IV trimestre del 2022 que incubó con la “muy digna”
elección presidencial del insigne chotano portador del lápiz de la debacle. Es
así, que la semana pasada se ha conocido y se ha perifoneado a todo pulmón, que
se ha incrementado el ejército de pobres (aquellos que ganan por debajo de S/
446 mensuales, con lo que no alcanzan a cubrir la canasta de bienes y alimentos)
en 3.3 millones de ciudadanos (de 20.2% el 2019 a 29% el 2023), en tanto que el
contingente de pobres extremos (los que no cuentan ni siquiera con S/ 251
mensuales para la alimentación) se ha elevado en un millón (de 932 mil a 1.9
millones).
A estas alturas, resulta pertinente recordar que durante la recesión (octubre
2022- diciembre 2023) se llevan perdidos 433 mil puestos de trabajo (Encuesta
Nacional de Empleo INEI): 235 mil empleos adecuados y 218 mil subempleos. Un
verdadero desastre, que explica en gran parte el reciente aumento del número de
pobres extremos, al contar cada uno de ellos con algún familiar dependiente.
Asimismo, para remate el ingreso real en el período postpandemia (2019-23) ha
experimentado una merma de 10.2%. Con recesión más la inflación acumulada del
último cuatrienio de 23.75%, si bien asomó el temido fenómeno de la
“estanflación”, por el momento nos estaríamos escapando al haber reducido la
inflación anualizada a 2.42% (abril 2024).
Ante la crueldad de las cifras, el ministro de Economía, José Arista salió al
frente a señalar provocador: “La hemos sacado barata…” (9/5/24), en tanto que el
exministro de Economía, David Tuesta, remata en X: “No seamos pánfilos. Nuestro
problema es de pérdida de productividad continua por culpa de malos congresistas
y malos gobiernos” (9/5/24).
Finalmente, desde las barricadas apristas, que vienen cumpliendo su
centenario, recuerdan que el lustro del segundo gobierno de Alan García 2006-11
en que se obtuvo el grado de inversión (Fitch 2/4/2008), se redujo la pobreza de
50 a 28% gracias a que al crecer a un ritmo de 7% PBI anual, se logró el record
de generar 4 millones de empleos adecuados -con ingresos superiores al sueldo
mínimos- que algunos se resisten a recordar, imaginando en su mezquindad que son
cifras de algún mundo paralelo.