El FMI elevará las previsiones de crecimiento mundiales por la fortaleza de Estados Unidos
Kristalina Georgieva: “Hemos evitado una recesión mundial y un periodo de
estanflación”
La economía mundial ha resistido mejor de lo esperado. Los escenarios más
catastrofistas, que apuntaban a una recesión en el conjunto del mundo, no se han
materializado. Los representantes de los países de todo el mundo se citan la
semana que viene en las reuniones de primavera del Fondo Monetario Internacional
(FMI) en Washington con algo parecido a una sensación de alivio. La economía no
está en plena forma, pero tampoco ha descarrilado, gracias sobre todo a la
fortaleza de Estados Unidos. En ese contexto, los economistas del FMI se
disponen a elevar sus previsiones de crecimiento, según ha adelantado este
jueves la directora gerente del Fondo, Kristalina Georgieva, en su discurso de
apertura del telón de la asamblea.
“En nuestro informe Perspectivas de la economía mundial de la semana que
viene veremos que el crecimiento mundial es ligeramente mayor gracias a la
fuerte actividad en Estados Unidos y en muchas economías emergentes. A ello han
contribuido la solidez del consumo de los hogares y de la inversión empresarial,
así como la atenuación de los problemas de la cadena de suministro. Y la
inflación está bajando, algo más rápido de lo previsto”, sostiene Georgieva.
La directora gerente del FMI cree que la resistencia de la economía mundial
se debe sobre todo a los sólidos fundamentos macroeconómicos que se habían
logrado previamente y que se está viendo favorecida por unos mercados laborales
fuertes y una mano de obra creciente. “La fortaleza de la oferta de mano de obra
se debe en parte a la inmigración, que ha sido especialmente útil en países con
poblaciones envejecidas”, ha indicado en su discurso, en el Atlantic Council de
Washington.
“En general, a la vista de este panorama, resulta tentador respirar
aliviados”, ha continuado Georgieva. “Hemos evitado una recesión mundial y un
periodo de estanflación, como algunos habían previsto. Pero sigue habiendo
muchos motivos de preocupación”, ha matizado. “El entorno mundial se ha vuelto
más difícil. Las tensiones geopolíticas aumentan los riesgos de fragmentación de
la economía mundial. Y, como hemos aprendido en los últimos años, operamos en un
mundo en el que debemos esperar lo inesperado”, ha añadido.
Década decepcionante
En general, ha recordado, la actividad mundial es débil en términos
históricos y las perspectivas de crecimiento se han ralentizado desde la crisis
financiera mundial. Al catálogo de problemas se suma que la inflación no está
totalmente vencida, como han puesto de manifiesto los últimos datos en Estados
Unidos. Al tiempo, las reservas fiscales se han agotado y la deuda ha aumentado.
Además, “las cicatrices de la pandemia” siguen ahí. “La pérdida de producción
mundial desde 2020 ronda los 3,3 billones de dólares, y los costes recaen de
forma desproporcionada en los países más vulnerables”, ha dicho.
Georgieva no ha precisado cifras. Solo ha señalado que las previsiones de
crecimiento mundial a medio plazo se mantienen muy por debajo de su media
histórica, justo por encima del 3%. Tampoco ha precisado si la mejora de las
previsiones va referida al último informe completo de Perspectivas de la
economía mundial, publicado en octubre, en que se esperaba un crecimiento del
2,9% para este año, o a su actualización de enero, cuando se elevó al 3,1% para
2024 y al 3,2% para 2025.
En todo caso, la directora del Fondo ha dejado claro que ese ritmo le parece
insatisfactorio. La media histórica (entre 2000 y 2019) venía siendo del 3,8%
antes de la pandemia. “Si no se corrige el rumbo, nos dirigimos hacia ‘los
tibios años veinte’, una década lenta y decepcionante”, ha dicho.
Rebajas de tipos
En cuanto a la inflación, el FMI espera que la tendencia a la contención
vista en el último año y medio continúe en 2024, creando las condiciones para
que los principales bancos centrales de las economías avanzadas “empiecen a
recortar los tipos en la segunda mitad del año”, ha afirmado. En el caso del
Banco Central Europeo (BCE) el primer recorte puede llegar antes, pero en
Estados Unidos se han difuminado las posibilidades de una rebaja en junio.
Georgieva también es partidaria de esperar en caso de duda: “Cuando sea
necesario, los responsables políticos deben resistirse a las peticiones de
recortes prematuros de los tipos de interés. Una relajación prematura podría dar
lugar a nuevas sorpresas inflacionistas que incluso podrían hacer necesario un
nuevo endurecimiento monetario”. Aunque es consciente de la otra cara de la
moneda: “Por otro lado, un retraso excesivo podría echar un jarro de agua fría
sobre la actividad económica”.
La directora del FMI pide aprovechar las perspectivas de un aterrizaje suave
y unos mercados laborales fuertes para actuar en materia de consolidación
fiscal, alcanzando niveles de deuda sostenibles y creando colchones para hacer
frente a futuras perturbaciones. “Para todos los países, ricos y pobres, la
prudencia fiscal es difícil. Esto es especialmente cierto en un año con un
número récord de elecciones y en un momento de gran ansiedad debido a una
incertidumbre excepcional y a años de sobresaltos”, ha admitido.
Otra prioridad que señala Georgieva es la de las políticas para revitalizar
el crecimiento, con reformas que aumenten la productividad de la economía. La
directora del Fondo también ha pedido mayor cooperación internacional en un
momento de creciente fragmentación económica y política. “La pandemia, las
guerras y las tensiones geopolíticas han cambiado las reglas de juego de las
relaciones económicas mundiales. Los responsables políticos buscan un equilibrio
entre eficiencia y seguridad, entre consideraciones de costes y resistencia en
las cadenas de suministro. Ya hay indicios de que las relaciones comerciales se
están reconfigurando. Desde la invasión rusa de Ucrania, el crecimiento del
comercio entre economías de bloques políticamente distantes se ha ralentizado
2,4 puntos porcentuales más que el comercio entre las que están más
estrechamente alineadas”, ha subrayado.
Georgieva es consciente de que los vientos soplan en otra dirección, pero ha
abogado por “más comercio y flujos de inversión transfronterizos para aumentar
la productividad y afrontar los retos mundiales”. Eso sí, también ha admitido
que se debe prestar más atención a cómo se reparten en la sociedad los
beneficios del comercio y la inversión. “Debemos evitar los errores del pasado,
cuando se ignoraron las repercusiones negativas de la globalización en algunas
comunidades, lo que dio lugar a reacciones en contra de una economía mundial
integrada”, ha concluido.