El oro ha saltado a las primeras planas desde los terribles sucesos de Pataz
(La Libertad) que ocasionaron 13 víctimas (2/12/23); que indujo, primero a dar
un ultimátum de formalización (20/3/24) a los mineros artesanales, como si se
trataran de los asesinos. Si bien el Congreso se limitó a restablecer la fecha
límite original (31/12/24) -para que formalicen o levanten su suspensión los
inscritos en el Registro Integral de Formalización Minera (REINFO)- este
registro no pasa de ser una quimera.
Por un lado, Víctor Gobitz, el mandamás de Antamina, a la sazón presidente de
la Sociedad Nacional de Minería (SNMPE), clama por una “lucha contra la
criminalidad” contra los “mineros ilegales” y en la otra vereda, el dirigente
arequipeño Máximo Franco Bequer señala que la CONFEMIN “agrupa 500 mil mineros
que representan el 2.5% del PBI (US$6.000 millones)”. Es decir, un abismo entre
ambas posiciones, que obliga a que en primer lugar, el ingeniero Rómulo Mucho,
titular del Ministerio de Energía y Minas (MINEM), encargue un Censo Aurífero al
INEI con carácter de urgencia para conocer a ciencia cierta ¿de qué estamos
hablando?
Lo que sabemos a la fecha, según cifras oficiales del MINEM, es que la
producción nacional de oro en el 2023 alcanzó las 100 TM (97 TM en el 2022),
siendo los principales productores: Yanacocha (8.6 TM), Poderosa (8.4 TM),
Horizonte (6.3 TM), Marsa (6.1 TM) y Boroo Misquichilca (5.5 TM). Poderosa,
Horizonte y Marsa están en la convulsionada Pataz y Boroo (exBarrick) en la
vecina Santiago de Chuco. En otras palabras, las empresas más conocidas apenas
explican el 35% de la producción.
Sin embargo, según el BCRP, las exportaciones de oro en el 2023
alcanzaron las 180 TM (5.599 onzas troy) por un valor de US$ 10,894 millones
-Tabla 101 de la Nota Semanal, con una nota a pie de página: “Incluye estimación
de exportaciones de oro no registradas por aduana”- dicho de otra manera,
existen 80 TM adicionales exportadas que no concuerdan con la verdad oficial,
que en buena cuenta, podrían quedarse cortas si se les adiciona el contrabando
de oro hacia Bolivia cuyas exportaciones ahora bordean las 44TM anuales (la
mayoría provenientes de Puno y Madre de Dios), hoy por hoy, su segundo producto
de exportación. Perú ocupa el 7mo lugar como productor mundial de oro, pero
extraoficialmente es el 3ro.
Si a principios del Siglo XXI la onza troy (31.1 gramos) de oro se cotizaba a
US$ 260, al cierre de esta edición bordeaba los US$ 2.200 (US$2.183), precio
récord que ha despertado el interés y la codicia de todos los actores
involucrados, que ha potenciado la migración (del agro a la minería),
principalmente en: Cajamarca, La Libertad, Ica, Arequipa, Cusco, Puno y
Apurímac, tal como sucedió en California a mediados del Siglo XIX, con la famosa
Fiebre del Oro (Gold Rush). El REINFO, que se creó hace 12 años para formalizar
la pequeña minería -hasta 2000 hectáreas (ha) y 350 TM de minerales/día- y la
minería artesanal -1000 ha y 25 TM/día- viene arrastrando prórroga tras prórroga
desde el gobierno de Humala. Actualmente, existen 87,197 mineros en el REINFO
(70,128 suspendidos y apenas 17,069 vigentes). En el 2023 solo formalizaron 98
mineros. Ergo, el REINFO no pasa de ser una promesa del oro y el moro porque la
política del avestruz, ante la gigantesca informalidad aurífera, que se predica
desde la SNMPE, no es ninguna solución.