China pide la quiebra de la élite del ladrillo "insolvente" y prepara una
ofensiva pública de 1,4 billones El Gobierno cambia el discurso y habla de
que las firmas vayan a concurso Mientras se prepara para un mercado
inmobiliario dominado por el Estado
Para que la crisis en China termine los restos de la 'vieja élite' del
ladrillo tienen que desaparecer. Esto es lo que ha explicado el ministro de
vivienda de China, Ni Hong, en una rueda de prensa este sábado. Durante el
transcurso de la misma, el alto cargo ha avisado que "las empresas inmobiliarias
que han perdido la capacidad operar y son gravemente insolventes, deben quebrar
o ser reestructuradas".
De este modo, ha pedido a firmas como Evergrande o Country Garden, que están
en el ojo del huracán por incumplir sus deudas, se vayan a concurso de
acreedores. En el caso de la primera, esta sí se ha acogido a concurso de
acreedores en EEUU y, en China, un tribunal de Hong Kong ha pedido su
liquidación aunque de momento no se ha producido a falta de una confirmación de
la justicia, pues se trata de una sentencia recurrible. Sin embargo, su
situación, con un pasivo de 300.000 millones de euros, parece insalvable. Este
mismo mes se ha conocido el caso de Vanke, el segundo promotor del país, que
está inmerso en una negociación para ampliar el plazo de vencimiento de sus
préstamos ante la amenaza de un nuevo impago.
Aunque de momento Pekín apoyaba esta expansión de los tiempos, el tono del
Gobierno está cambiando . "Quienes cometan actos que perjudiquen los intereses
del pueblo serán resueltamente investigados y sancionados conforme a la ley. Se
les obligará a pagar el precio debido", comentaba el ministro de vivienda. Este
punto de vista contrasta con la idea de muchos de estos promotores, que
esperaban un rescate para impedir la caída de un sector que representa el 22% de
su PIB.
Sin embargo, China ha optado por otro camino, ampliar el suelo de oferta
pública y que sea el propio Estado el que se convierta en el protagonista de un
"nuevo modelo", tal y como explicó el primer ministro Li Qiang. Las palabras de
todos los miembros del gobierno en el gigante asiático anticipan que ha habido
un cambio de enfoque con respecto a la mayor amenaza para su economía y, desde
Pekín, llevan meses orientados hacia esa meta.
A finales de 2023 parecía evidente que se estaba estudiando cómo se podía
rescatar a estas promotoras públicas para salvar dos problemas. En primer lugar,
querían evitar que sus quiebras golpeasen al sistema bancario, golpeando
decididamente al sector y, de este modo, a toda su economía. Por otro lado,
querían evitar así la destrucción que supondría sacrificar uno de los grandes
motores de China de un tiempo a esta parte. En ese sentido, el país lleva desde
2022 con el "programa de 16 puntos", con el que ha ofrecido apoyo crediticio
para garantizar su liquidez y un año después reforzó estas medidas con una
'lista blanca' que permite adquirir hipotecas más baratas y eliminando
restricciones financieras para los promotores.
Desde Oxford Economics explican que la opción de un rescate que estaba
presente entonces era una quimera y que sólo suponían un apoyo temporal para un
sector que está atrapado en una crisis histórica. "Las medidas no pueden marcar
un punto de inflexión y, aunque pueden reducir los titulares o eventos (de
impagos)", no puede detener la crisis, explicaba la firma. "Hay un proceso de
corrección estructural que es necesario y que está en marcha, provocará que la
rentabilidad de los bancos se vea afectada y que viva riesgos de deterioro de
sus activos y, por lo tanto, la transmisión de la política monetaria quedará
debilitada". El objetivo, para Oxford Economics, más que evitar el impacto es
"gestionarlo para evitar que se convierta en una crisis financiera". Y eso es lo
que responderían las medidas de apoyo.
El Gobierno dominará el mercado Sin embargo, la elección de China ahora
pasaría por una reformulación completa del sector inmobiliario después de la
actual experiencia, con el gobierno tomando el control. Según destaca el FMI,
"el rápido crecimiento y la expectativa de ingresos llevaron a los promotores a
endeudarse muy rápidamente". Esto derivó en que, ante una caída del inmobiliario
muchas de estas grandes promotoras quedasen en serio riesgo de bancarrota y se
tomaran medidas para bloquear el endeudamiento. "Desde entonces la actividad se
ha desmoronado con la construcción de nuevas viviendas cayendo un 60%".
La idea de China pasaría por usar fondos gubernamentales para comprar los
activos de estas inmobiliarias en quiebra. Según destacaba Wall Street Journal
tras el congreso del Partido Comunista, se han marcado el objetivo de que la
proporción de vivienda pública pase del 5% al 30% en el menor tiempo posible. Al
tiempo que adquieren estos activos de firmas 'insolvente' la idea es ampliar las
nuevas obras públicas para ofrecer vivienda más barata a la población. Para
lograr este plan Pekín comprometería 280.000 millones de dólares cada año
durante el próximo lustro, es decir, un plan total de 1,4 billones de
dólares.
Aunque no hay una confirmación total de estas cifras la idea de un 'nuevo
modelo inmobiliario' sí ha estado muy presente, reconociendo que esta pasa por
más presencia pública. Según Xi Jinping, tras la última reunión del comité. Esta
"estructura debe centrarse en viviendas asequibles proporcionadas por el
estado". Según sus previsiones la idea del Gobierno pasa por 6 millones de
unidades de vivienda asequible.De la mano de este proyecto, el Banco Popular de
China inyectaría 70.000 millones de dólares en los bancos públicos del país para
que asuman hipotecas a bajo coste.
"Se actuará con más celeridad para fomentar un nuevo modelo de desarrollo
inmobiliario" Li Qiang, su primer ministro, anunció la semana pasada una
dirección similar, lanzando un informe sobre el papel del Estado en 2024 en
China alegando que "se actuará con más celeridad para fomentar un nuevo modelo
de desarrollo inmobiliario". En este texto se especifica que "ampliaremos la
construcción y oferta de viviendas subsidiadas por el gobierno y mejoraremos los
sistemas básicos de vivienda básica para satisfacer la necesidad esencial de las
personas de un hogar donde vivir".
"Se ha inyectado hasta ahora demasiado crédito a la especulación
inmobiliaria", sentenciaba Xi Jinping. Alertando de que esto es lo que ha
generado riesgos financieros. Milton Ezrati, economista en jefe de Vested,
explica que este plan "solucionaría la crisis inmobiliaria por un tiempo, pero
causaría un daño tremendo a la economía de China en el medio plazo". El motivo
es que "un plan así paraliza el modelo de crecimiento china (en el sector del
ladrillo) de manera fundamental". Economista.es 13:02 - 11/03/24.