La inflación de EEUU sigue quemando los dedos a la Fed
-Su indicador fetiche sube a una tasa anualizada del 4,9%
La inflación sigue mostrándose correosa en EEUU. El marco general de la
desinflación continúa, pero el camino está lleno de baches. Si el Índice de
Precios al Consumo (IPC) de enero sorprendió al alza, con una desaceleración
menor de lo esperado en la tasa general (bajó tres décimas hasta el 3,1%
interanual frente al 2,9% esperado) y estancado en el 3,9% en la tasa subyacente
(excluyendo energía y alimentos), el indicador fetiche de la Reserva Federal
relativo a enero y publicado este jueves por la Oficina de Análisis Económico
(BEA) del Departamento de Comercio de EEUU emite las mismas señales. El
deflactor del consumo personal (PCE) subyacente avanzó un contundente 0,4%
intermensual el mes pasado frente al 0,1% de diciembre. Este repunte, en línea
con el esperado por los analistas, puede obedecer a peculiaridades propias de
enero, pero supone una tasa anualizada del 4,9% que no dejará tranquilo al banco
central (muy lejos aún del objetivo del 2%) y que confirma la tesis que se ha
impuesto en las últimas semanas: los recortes de los tipos de interés no
llegarán tan rápidamente.
Los economistas habían llamado la atención sobre la tasa intermensual
subyacente como el mejor indicador de una desinflación repleta de dificultades.
El PCE general desaceleró del 2,6% al 2,4% interanual en enero (la lectura
mensual saltó del 0,1% al 0,3%) y el subyacente del 2,9% al 2,8% en tasa
interanual. Por componentes, los precios de los servicios aumentaron un 0,6%
mensual y los de los bienes disminuyeron un 0,2%. Los precios de los alimentos
aumentaron un 0,5% y los precios de la energía disminuyeron un 1,4%.
Hasta ahora, el IPC era el que mostraba un recorrido más abrupto en la
desinflación. Por contra, el PCE reflejaba un mayor acercamiento al objetivo del
2%. De hecho, cuando se anualizaban la tasa trimestral y la semestral con los
datos de diciembre resultaba una inflación por debajo del 2%. Esto era posible
gracias a la diferente ponderación entre los índices. Por ejemplo, la vivienda,
que sigue mostrando fuertes porcentajes en el IPC y tuvo gran culpa en el dato
de enero, tiene menos presencia en el PCE. Por eso, que el PCE subyacente se
muestra tan fuerte es un indicativo más revelador.
La reacción del mercado ha sido modesta en la medida en la que ya se esperaba
este 0,4% intermensual. Sin embargo, en las semanas previas se ha visto cómo los
operadores han plegado velas y han empezado a descontar solo tres recortes de
tipos de la Fed este 2024, la senda que ya telegrafiaron los funcionarios del
banco central en sus proyecciones de diciembre y que el mercado no se creyó. A
finales de diciembre las apuestas contemplaban hasta 160 puntos básicos de
recorte en 2024 (más de seis bajadas) y ahora ronda los 75. Asimismo, se ha
pasado de descontar por completo un primer recorte en marzo a dudar hasta del
primero en junio. La herramienta FedWacth refleja un 60% de probabilidades de
este primer recorte en junio tras el PCE, un porcentaje que hasta hace no tanto
se veía para marzo o mayo.