La amenaza del Dragón: el horoscopo condena a la economía china.
El Dragón amenaza con calcinar los estímulos: el horóscopo condena a la
economía de China Este sábado llega el Año Nuevo Lunar chino, con el Dragón
como protagonista Pese a simbolizar fuerza, los Años del Dragón han sido
económicamente mediocres El estímulo ayudará, pero la economía está en bucle
de retroalimentación negativo. China entra este sábado 10 de febrero en un
nuevo año lunar, en este caso correspondondiente al Dragón, habiendo sido el
último 2012, y dejando atrás el del Conejo. Como ocurre cada año por estas
fechas, el calendario lunisolar chino y su horóscopo dictan la entrada de un
nuevo año con uno de los 12 animales designados como protagonista. Para los
chinos, esto tiene una gran impronta y marca, en cierto modo, lo que se espera
del año entrante. El caso del Año del Dragón es siempre particular, ya que es la
única criatura mítica entre los 12 animales del horóscopo y en torno a él se ha
construido una importante simbología. Sin embargo, los designios de este
mitológico ser chocan bastante con las estadísticas en lo que a alegrías
económica se refiere.
Además de a uno de los 12 animales, cada año viene asociado a un material o
elemento específico. Si en 2012 el año correspondió al Dragón de agua, en 2024
le toca al Dragón de madera, algo que no sucedía desde 1964. Según recoge estos
días la prensa china, se cree que el año del Dragón de madera promueve el
crecimiento, el progreso y la prosperidad, y que es un año para empezar algo
nuevo con potencial a largo plazo. Pero los datos demuestran que los Años del
Dragón han sido mediocres para la economía.
"El Dragón se considera el más auspicioso de todos los zodíacos chinos. Pero
los años del Dragón han sido mediocres en términos de resultados económicos en
las últimas décadas, con un crecimiento del PIB similar al de los años del
Conejo precedentes. Creemos que el próximo Año del Dragón traerá mejoras en
algunas áreas de la economía. Pero es poco probable que ponga fin a la actual
disminución estructural del potencial de crecimiento de China", comienzan Julian
Evans-Pritchard y Zichun Huang un informe de esta semana sobre las perspectivas
económicas para el gigante asiático en 2024 ante la entrada del nuevo año para
los chinos. Buscando dilucidar cómo se portará el Dragón este año y si
seguirá el patrón histórico, los analistas empiezan por los factores positivos:
"Este año será el primero desde 2019 en el que el covid ya no sea una fuerza
macroeconómica. Aunque la mayoría de las restricciones se levantaron antes del
Año Nuevo Lunar hace un año, persistían las preocupaciones sobre el virus y el
comportamiento de los hogares aún estaba volviendo a la normalidad. El número de
pasajeros durante los primeros 12 días del período de migración del Año Nuevo
Lunar del año pasado todavía estaba un 6,8% por debajo de los niveles de 2019.
Esta vez son un 2,4% superiores. Y si se mantienen las tendencias recientes,
2024 podría marcar el retorno de la tasa de ahorro de los hogares al nivel
anterior a la pandemia, tras un periodo en el que fue inusualmente elevada".
El Año del Dragón, defienden los dos expertos de Capital Economics, también
debería suponer un alivio temporal de los vientos demográficos en contra: "Se
cree que los bebés del Dragón gozan de buena fortuna y la tasa de natalidad ha
sido históricamente más alta en los años del Dragón. Además, los matrimonios
parecen haber repuntado en 2023, el primer aumento anual en una década. Las
parejas que aplazaron la creación de una familia durante la pandemia se están
poniendo al día, y es probable que los nacimientos sigan el mismo camino. Son
buenas noticias para la demanda de vivienda a corto plazo". Como último apoyo,
Evans-Pritchard y Huang recalcan que este nuevo año también comienza con un
viento de cola fiscal relativamente fuerte, llamando la atención sobre que la
emisión de deuda pública ha sido elevada en los últimos meses en comparación con
años anteriores.
Pero sigue habiendo muchas razones para la cautela y los riesgos de que el
rugido del Dragón se apague siguen siendo muy elevados. "La economía aún tiene
que salir del bucle de retroalimentación negativa que suponen la debilidad de la
confianza, la tibieza de la inversión privada y la ralentización del crecimiento
de los ingresos. Esto depende en gran medida del éxito del apoyo fiscal, dado
que el actual enfoque de relajación monetaria del Banco Popular de China es en
gran medida ineficaz frente a la débil demanda de crédito", plantean los dos
analistas.
Igualmente, destacan, existen claros riesgos a la baja para la construcción y
las exportaciones. La primera ha resistido notablemente bien a pesar del
desplome de las ventas de viviendas nuevas, pero eso sólo significa que sigue
siendo necesario un ajuste más profundo. Las segundas son vulnerables a un mayor
proteccionismo comercial, ya que los recientes avances de China en la cuota de
mercado mundial empiezan a enfrentarse a una creciente resistencia en el
extranjero.
"Creemos que será difícil evitar que el crecimiento se resbale un poco este
año. Esperamos que la reciente mejora del impulso económico continúe en los
próximos meses, pero que se invierta a finales de año, a medida que se
desvanezca el apoyo de los estímulos. Unido a unos efectos de base menos
halagüeños, esto significa que el crecimiento podría caer hasta el 4,5% para el
conjunto de 2024", zanjan ambos economistas, dejando patente el 'hueco' entre
esa cifra y el objetivo del 5% que férreamente se marca Pekín. El mordisco
respecto al 5,2% del ya zozobrante 2023 da una idea de la situación y otros
analistas han ido más lejos. Allianz, por ejemplo, ha revertido su visión
optimista de China y ahora pronostica que la economía crecerá en promedio un
3,9% entre 2025 y 2029. Para estrategas como los de Citi y voces como las del
exfuncionario del Fondo Monetario Internacional (FMI), Eswar Prasad, estos datos
constatan cómo se esfuma el sueño chino de que su PIB supere algún día el de
EEUU. PUBLICIDAD
Los últimos datos macro conocidos han instalado una peligrosa dinámica en
la que se hace patente la debilidad del complejo económico chino y
posteriormente, a remolque, las autoridades telegrafían un estímulo que no colma
las expectativas, como si de parches puntuales se tratara. El último 'jarro de
agua fría' vino esta semana con las cifras de inflación de enero y los titulares
de deflación. Aunque el efecto base por la movilidad en el calendario del Año
Nuevo Lunar y la excesiva importancia de la fluctuación de los precios del cerdo
han influido en las cifras, el Índice de Precios al Consumo (IPC) del -0,8%
interanual, la lectura más baja desde 2009, avivó las preocupaciones sobre una
espiral deflacionaria que solo puede hacer daño a la economía china.
"La persistente deflación pone de manifiesto la necesidad de un mayor apoyo
político. Las autoridades aún no han aplicado el estímulo a gran escala
necesario para poner fin a la dinámica deflacionista que asola la economía e
impulsar la recuperación. Por ahora, Pekín sigue favoreciendo un enfoque gradual
y selectivo del estímulo, lo que aumenta la probabilidad de nuevas decepciones
económicas en el futuro", avisan los analistas de BCA Research en un comentario
de este viernes.
Además, el débil crecimiento del consumo de China es tanto una cuestión
cíclica como estructural, un doble lastre que llega en el momento más complejo
para el país. Históricamente, la relación entre el consumo de los hogares y el
PIB de China ha sido inferior a la de otros países comparables (China es un país
muy orientado hacia el exterior y la inversión), situándose en el 56%, en
comparación con el 66%, mientras que la relación promedio entre el consumo y el
PIB en los países más avanzados economías es de alrededor del 80%.
Esto se debe en parte a la política de convergencia que China ha adoptado
desde sus reformas en los años 1980. Esta estrategia tiene como objetivo
desarrollar la economía utilizando el ahorro de los hogares para 'subsidiar' a
los empresarios, suprimiendo el consumo. Sin embargo, este 2024 se prevé una
ralentización global que reducirá las exportaciones del 'gigante asiático'. Así,
China será un país con motor interno (el consumo) muy pequeño y un motor externo
que se enfrenta a grandes desafías.
La pandemia del covid exacerbó la situación al dañar los balances (la
situación financiera) de muchos hogares debido a la disminución de los ingresos
y la falta de apoyo financiero. El desempleo juvenil también ha aumentado
recientemente por mucho que las cifras oficiales busquen maquillar los datos.
Con todo, los hogares chinos parecen reacios a gastar y carecen de confianza en
las perspectivas del mercado.
El premio Nobel de Economía estadounidense Paul Krugman está entre algunas de
las voces más pesimistas hacia China, diciendo que el país está entrando en una
era de estancamiento y decepción. Se suponía que China iba a prosperar después
de que levantara sus estrictas medidas 'cero covid', escribió Krugman en un
artículo de opinión reciente en el New York Times. Pero ha hecho exactamente lo
contrario. Desde un mal liderazgo hasta un alto desempleo juvenil, el país
enfrenta vientos en contra desde todos los rincones, argumenta el Nobel. Y el
tropiezo económico del país no es un problema aislado, alerta Krugman, sino que
podría convertirse en un problema de todos.
Otro foco que ha dado titulares negativos en este comienzo de año (en
Occidente) ha sido el mercado bursátil. Las bolsas chinas se han desplomado sin
remedio y el rescate anunciado por Pekín no ha acabado de despejar las dudas. A
finales de enero se calculaba que más de seis billones de dólares se han
esfumado del valor de mercado de las acciones chinas y hongkonesas desde el
máximo alcanzado en 2021. Una sangría empeorada por detalles de fondo como el
peligroso derivado financiero de las bolas de nieve que podía provocar un efecto
cascada y empeorar la situación.
Los selectivos chinos solo han encontrado algo de calma con los nuevos pasos
del gobierno, pero la incertidumbre sigue siendo máxima. Esta semana trascendió
que se informará personalmente al presidente Xi Jinping de la evolución de los
mercados. "La consecuencia es que cualquier rebote de las acciones chinas
impulsado por la intervención a corto plazo será probablemente efímero. Hasta
que Pekín adopte una política de estímulo más enérgica, la coyuntura económica
seguirá siendo un lastre para la renta variable china", sentencia desde BCA
Research.
El 'elefante' en la habitación Y, por supuesto, siguiendo con la alegoría
animal, sigue estando el gran 'elefante' en la habitación: el mercado
inmobiliario. La contracción del mercado de vivienda no es algo nuevo, pero
seguirá pesando en 2024. Todo este problema viene de una acumulación de deudas y
de una asignación de los recursos ineficiente (todo al inmobiliario) desde 2008
hasta hace pocos años. Cuando la burbuja ya era insostenible, Pekín decide tomar
cartas en el asunto y promueve una serie de políticas represivas que comenzaron
a finales de 2020, en particular la política de las 'Tres Líneas Rojas' diseñada
para mitigar riesgos sustanciales entre los muchos promotores inmobiliarios con
una deuda creciente. Desde entonces, Pekín ha enfatizado repetidamente que la
vivienda es para vivir, no para especular, reafirmando su determinación de
controlar los riesgos en el mercado inmobiliario.
A pesar de la continua caída de la inversión residencial, el sector
inmobiliario mostró signos de recuperación en 2023 gracias a políticas más
propicias. En enero de 2023, el gobierno anunció un plan de 21 puntos para
mejorar los balances de los promotores inmobiliarios de alta calidad. Pekín
también flexibilizó las políticas hipotecarias y relajó los requisitos para los
compradores de primera vivienda para aumentar la confianza de los compradores.
La rápida expansión del mercado inmobiliario podría haber desaparecido, pero es
probable que el futuro sea un mercado más pequeño con mejores desarrolladores y
una supervisión gubernamental más estrecha.
Los gobiernos locales de China han estado lidiando con altos niveles de
deuda, lo que representa otro catalizador potencial para una crisis de deuda. El
sobreendeudamiento se ha agudizado y se ha convertido en un asunto
particularmente preocupante en 2023 ante la lenta recuperación económica y los
ya mencionados problemas del mercado inmobiliario. En algunas provincias, estos
dos factores obstaculizaron la capacidad de sus gobiernos para pagar sus deudas.
El ratio de deuda de la economía china alcanzó un nuevo récord, según datos del
banco central y de la oficina de estadísticas recopilados por Bloomberg. El
ratio de apalancamiento macro (o deuda total como porcentaje del PIB) subió
lentamente hasta el 286,1% en el cuarto trimestre (familias, sector público y
empresas).
El FMI espera que la demanda de vivienda caiga un 50% en China durante la
próxima década. En su intervención en el Foro Económico Mundial de Davos el mes
pasado, la directora del organismo, Kristalina Georgieva, afirmó que el sector
inmobiliario chino necesita "arreglos". Kyle Bass, famoso gestor de fondos de
cobertura y fundador de Hayman Capital, con sede en Dallas, afirma que el
mercado inmobiliario del país es un problema que representa hasta una quinta
parte del PIB de la nación.
"Esto es como la crisis financiera de EEUU con esteroides", ha dicho Bass en
unas declaraciones recogidas por la CNBC refiriéndose a un mercado inmobiliario
chino plagado de impagos. "China va a empeorar mucho, por mucho que sus
reguladores digan: vamos a proteger a los particulares de las ventas en corto
malintencionadas. La arquitectura básica de la economía china está rota", remata
el experto. Mario Becedas Vicente Nieves 13:53 - 9/02/2024 El
Economista.