Se acentuará la recesión si es que el BCR porfía en aferrarse a su “gélida”
política monetaria que viene perjudicando a millones de familias y a miles de
empresas porque, con ella, “se han disparado al cielo” los intereses de los
préstamos bancarios. El próximo jueves 9 habrá que encomendarse al Cristo Morado
para que en el Programa Monetario de Noviembre se abandonen los ataques de
pánico inflacionario que llevaron a que en un corto período de 17 meses (agosto
2021-enero 2023), al directorio “pedalee” 19 veces, desesperadamente, el
inflador de la Tasa de Referencia de Política Monetaria (TPM) elevándola de
0.25% a 7.75% y esta vez, decida, con coraje, rebajarla sustantivamente. Si bien
en los últimos dos meses, el BCR ha venido dando dos “pasitos” hacia atrás de
0.25% cada uno, rebajando la TPM a 7.25%, esto no es suficiente. Porque esta
tasa, que se cobra en las transacciones interbancarias, sirve de base a la
formación de los intereses de los créditos. A mayor costo del dinero, menores
colocaciones de préstamos y menor inversión y consumo. El resultado de la
ecuación es el enfriamiento económico prolongando la recesión.
Que los intereses se han disparado al cielo no es un secreto para nadie.
Pruebas al canto: el interés anual de los créditos para las microempresas que
por la cuarentena llegó a situarse en 3.79% (Jun-20), ahora el promedio ha
subido a 43.44% (Set-23). ¿Algún microempresario podría embarcarse en un
proyecto “lícito” que pueda asumir este costo financiero? Para las pequeñas
empresas pasó de 3.17% a 23.66%, las medianas de 2.42% a 14.38%, etc. El
economista Nathan Nadramija acota: “A menudo no se destaca que el aumento de la
TPM (para luchar contra la inflación) es una causa clave de esta desaceleración.
A medida que esta tasa disminuya habrá una modesta reactivación”.
(23/10/23).
Otra consecuencia de esta “gélida” política monetaria del BCR es el desplome
del PBI del sector financiero durante los últimos 24 meses (-9.7% en agosto),
debido a la caída de las colocaciones (-7.7%) y depósitos (-6.5%). También es
cierto que los cuatro “Big Bank” (Crédito, Scotia, BBVA e Interbank) ostentan un
record Panamericano “en rentabilidad financiera (ROE) superior al 18%,
notablemente mayor que las entidades especializadas en MYPEs (6.1%), banca no
minorista (12.5%) o de consumo (5%)” (Nadramija 27/10/23). La SBS con lupa en
mano viene chequeando a sus regulados, alguno de ellos camino a la UCI y otros
con respirador.
Elmer Cuba de Macroconsult señala que la TPM debería estar en 4%: “Los
economistas llamamos a eso la tasa neutral. Hemos pasado de tasas muy
bajas…imposibles de sostener todo el tiempo…tasas hiperexpansivas para salvarnos
de la recesión post-COVID a las de ahora que son tasas hiperrecesivas…”
agregando “…el BCR tiene una responsabilidad hacia el 2024. Si no baja la TIR
rápidamente…estaría afectando el rebote… el BCR debería tomar la decisión al
margen de lo que haga con su tasa la Fed (banco central de los EEUU)”.
El BCR cuenta con siete directores, cuatro de ellos nombrados por el
expresidente Pedro Castillo: Julio Velarde (“El mejor banquero del mundo”), y
los economistas Roxana Barrantes (IEP), Germán Alarco (UP) y José Távara (PUCP)
que basculan entre la heterodoxia, la semicaviarada y el keynesianismo, más
otros tres economistas “neoliberales” nombrados por el Congreso para reforzar a
Velarde: la exgerente del BCR Marilyn Choy, el exministro de Economía Carlos
Oliva y Diego Macera del IPE. ¿Osarán estos lúcidos economistas abandonar
finalmente la Era del Hielo Monetario?