Una de las medidas más importantes que ha tomado el ingeniero Álex Contreras,
el flamante ministro de Economía, es la de “destacar” 75 técnicos del MEF a los
gobiernos locales y regionales, para evitar que el recambio de autoridades
elegidas, por falta de experiencia, interrumpa los proyectos en marcha. Señala
el ministro: “La meta es que en el primer trimestre, al menos, se ejecute el 20%
del presupuesto de inversión pública”, y añade “en los últimos años ha existido
una estacionalidad perversa… cada vez que hay cambio de gobierno regional o
local la inversión pública se desploma…” (29/12/22). Pruebas al canto. Desde el
2014, en que se prohibió la reelección de gobernadores y alcaldes, luego de cada
elección se ha venido abajo la inversión pública en el primer trimestre (1T) del
año: en el 1T del 2015 se desplomó en -25.7% y en el 1T del 2019 se redujo en
-8.1%. Una tragedia, porque este primer trimestre fue decisivo para el resultado
anual. En el 2015 la inversión pública bajó en -6.9% y en el 2019 se redujo en
-6.1%.
Si bien la meta de la inversión pública del 2023 es 4.5% según el Marco
Macroeconómico Multianual (MMM 2022), las proyecciones de los principales
agentes económicos son bastante pesimistas: el BCR estima un crecimiento de 0%,
mientras que para Credicorp Capital sería de -6%. BBVA -8%, Scotiabank -3.5% y
Macroconsult -6.6%. Es por eso que resulta fundamental la labor de estos 75
delegados del MEF en regiones y alcaldías –que rememoran los tucuyricuys (el que
todo lo ve) que enviaba el Inca con el fin de supervisar a los funcionarios
(camayoc). Ahora, tendrán que entrenar a los gobernadores y alcaldes elegidos el
teje y maneje de la programación y ejecución de los proyectos de obra para que
no se detengan.
De acuerdo al ingeniero Contreras, la ejecución de inversiones del primer
trimestre de cada año, el porcentaje de “devengados” (aprobado, pero no
desembolsado) en el 2015, fue de 10% en gobiernos regionales y 6% en gobiernos
locales, y en el 2019, 7% en gobiernos regionales y 8% en gobiernos locales.
Cifras bastante bajas que espera revertir con sus enviados.
Si bien en el 2022 la inversión pública alcanzó un monto récord (nominal): S/
46,592 millones (versus S/ 48,200 millones del MMM) -superior a los S/ 38,786
millones ejecutados en el 2021- se han dejado de ejecutar S/ 18,226 millones (2%
del PBI). Un escándalo. En los últimos cinco años, la ejecución de la inversión
pública se ha estancado en 70% (el 2022 alcanzó el 72%). El peor desempeño
corrió por cuenta de los ministros (gobierno central) que estuvieron, aun sea
difícil de creer, por debajo de los gobernadores y alcaldes.
Abundando en datos, Pedro Herrera del Consejo Privado de Competitividad
señala que: “Los cinco gobiernos regionales con mayor presupuesto para
proyectos: Piura, Áncash, Arequipa, Cajamarca y Loreto, sólo llegaron a ejecutar
el 61.2% en el 2022 devolviendo la suma de S/1,800 millones. Un crimen”.
Salir del hoyo en que nos encontramos, luego del año y medio del gobierno de
Pedro Castillo a lo que se adiciona un escenario internacional recesivo, va a
requerir nuestro mayor esfuerzo. La construcción de la obra pública es un
multiplicador horizontal de oportunidades. El gobierno de transición tiene el
reto planteado.