Cuando la escuela se convierte en un gueto: América Latina tiene las
primarias más segregadas del mundo Ocho de los diez países con mayores
índices de aislamiento escolar están en la región. Cuba y República Dominicana
son los únicos con cifras similares o inferiores a la media de la OCDE.
América Latina es la región del mundo con mayores tasas de segregación
escolar por ingresos entre los estudiantes de primaria. Es decir, es muy poco
frecuente la mezcla de niños ricos y pobres en las aulas. Así lo muestra el
estudio Segregación escolar por nivel socioeconómico en educación primaria en
América Latina y el Caribe publicado a principios de noviembre en la Revista
Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación. La investigación,
que recopila los datos heterogéneos e incompletos de 16 países del continente y
los compara con los índices de PISA, muestra como ocho de los diez países con
peores tasas del globo son latinos. Panamá, Perú, El Salvador, Honduras,
Colombia y Guatemala lideran la lista. La segregación escolar provoca que los
alumnos de entornos más desfavorecidos se concentren en los mismos colegios,
conocidos como escuelas gueto, y perpetúen sociedades más desiguales.
Esta es la primera vez que un estudio analiza esta situación de
vulnerabilidad en la región. Uno de los mayores desafíos fue recopilar los
datos, ya que la cantidad de indicadores hacía difícil la comparación entre
países. De Cuba y El Salvador, de hecho, no se contaba con ninguna información.
Y los últimos datos de Guatemala eran de 2013. Los investigadores contemplaron
cuatro medidores y tomaron una muestra de casi 160.000 estudiantes de primaria,
basándose en el último Estudio Regional Comparativo y Explicativo. Cynthia
Martínez, profesora de Métodos de Investigación de la Universidad Autónoma de
Madrid (UAM) y coautora de la investigación habla incluso de una “guerra de
datos”. “Cada Gobierno utilizaba a su favor uno u otro indicador y era imposible
tener una fotografía real de esta realidad”, afirma.
Pero la imagen no es muy alentadora. Panamá es el país con mayor brecha, con
un índice de segregación de Gorard de 0,471. Este marcador muestra el porcentaje
de alumnos que tendrían que ser reubicados en colegios de un nivel
socioeconómico más alto para lograr un escenario igualitario en las escuelas del
país. Es decir, habría que trasladar a casi la mitad de los estudiantes
panameños de primaria a mejores colegios para no tener segregación. Le siguen
Colombia (0,414), Perú (0,388) y Honduras (0,382).
Sin embargo, en la región conviven países con cifras completamente
antagónicas. Mientras que Colombia, Costa Rica y Ecuador son los que más han
visto aumentar la segregación en sus aulas, Argentina, Nicaragua y República
Dominicana son los que más la han reducido. Les separan entre un 10 y 20%. “No
necesariamente por políticas públicas enfocadas a paliar esta situación
directamente”, explica Javier Murillo Torrecilla, director del Instituto de
derechos humanos, democracia y cultura de paz y no violencia (Demospaz). “Es un
tema que ha estado muy olvidado, pero es una zancadilla. Es la primera de
muchas, ya que se les impide a los niños acceder al derecho a la educación de
calidad. Si la base de la educación no está, es muy difícil que el menor salga
de la exclusión o el círculo de pobreza al que pertenece”.
Pero este continente encarna realidades muy diferentes. Aquí conviven los
países con mayor segregación escolar con República Dominicana, con una tasa
prácticamente igual a la media de la OCDE, y Cuba, con una de las educaciones
menos segregadas, a la altura de los países nórdicos. “Una cosa positiva que
sacamos es que la segregación no es inevitable. Y que hay países con situaciones
complejas están logrando tener unos niveles muy positivos”, apunta Murillo.
Pensar en soluciones y en políticas públicas para cerrar estas brechas
requiere de brocha fina. “No hay una solución que sirva por igual”, zanja
Martínez. “Lo que hemos visto en España es que la creación de escuelas de alto
rendimiento o centros de élite y la mayor financiación de instituciones privadas
está aumentando la presencia de escuelas gueto, pero cada país latinoamericano
tiene que tener en cuenta qué está fallando: si es la orografía, el
acceso…”.
Aunque Cuba y República Dominicana tengan porcentajes muy similares, los
datos desgranados muestran dos realidades completamente diferentes. Mientras que
en el primero hay menos de un 10% de escuelas sin un solo estudiante pobre, en
la isla dominicana, los centros elitistas superan el 15%. “Cada país tiene sus
propias fórmulas”, dice la experta.
Alejandra Meglioli, directora del programa regional de calidad e impacto de
Save the Children, apunta que la exclusión y la deserción escolar son dos de los
“grandes retos del continente”: “Es el reflejo de que vivimos en sociedades muy
desiguales. Y una condición retroalimenta a la otra. Los niños que van a
escuelas precarias no suelen encontrar mejores oportunidades y son los que
necesitan trabajar; necesitan ingresos. Los centros educativos se han convertido
en espacios en los que se discrimina, se segmenta y se segrega a la
infancia”.
“Estamos condicionando el futuro de nuestros países” Las escuelas gueto o
centros de alta complejidad son aquellas instituciones en las que más de la
mitad de su alumnado tiene condiciones económicas complejas. Suelen ser escuelas
de bajo rendimiento por las características —ubicados en barrios conflictivos,
con población migrante que se incorpora a destiempo y bajos recursos—. “El
profesorado está pendiente de apagar otros fuegos, más allá de que saquen
mejores o peores notas”, cuenta la experta. “A muchos les preocupa, por ejemplo,
que sus chicos no pasen hambre. Por eso es común que los planes de estudio ni
siquiera se concluyan”.
La segregación escolar y la desigualdad son dos caras de la misma moneda. Los
países cuyas brechas sociales están más pronunciadas suelen tener sistemas
educativos similares. Aunque cuando se habla de segregación escolar puede estar
vinculada a las capacidades del estudiante, a su grupo cultural o a su idioma,
la variable económica es la que suele vertebrar todas las demás inequidades.
El perfil del alumno más desaventajado suele ser parecido en todo el
continente: rural e indígena o afrodescendiente. Ítalo Dutra, asesor regional de
Educación para Unicef, lamenta la falta de inversión pública. “Existe una enorme
crisis de aprendizaje en la niñez y adolescencia de nuestro continente, que
afecta siempre a esta población más desfavorecida y vulnerable”. Para el
funcionario, los motivos detrás de estas cifras tienen que ver con la
obligatoriedad tardía de la enseñanza en la región (a partir de los ochenta) y
con el olvido de los pueblos campesinos. “Los colegios rurales suelen ser
centros sin infraestructuras, con maestros peor cualificados... Y es ahí donde
merece una inyección de presupuesto. Estamos condicionando el futuro de nuestros
países”, advierte.
Noor Mahtani Bogotá - 21 NOV 2022 - 06:03 PET El País.