La Encuesta de Expectativas Macroeconómicas (BCR) de junio revela una caída
medular, que lamentablemente calza con el estudio de Percepción de Progreso
(Ipsos) del mismo mes, donde 2 de cada 3 peruanos advierten que el país está
retrocediendo; porcentaje que es el más elevado de los últimos 31 años, sólo
comparable a la angustia que provocó la hiperinflación de los 90. Han pasado más
de 30 años y, si bien por ahora la inflación se encuentra a leguas de una
hiperinflación, tenemos un gobierno plagado por la hiperincompetencia, a la que
se suma una hipercorrupción en ciernes liderada por el jefe de Estado Pedro
Castillo, el mitómano magíster de la Universidad César Vallejo. Incluso la
expectativa de los ejecutivos sobre la situación de la economía a 12 meses es
inferior al pronóstico en plena cuarentena. Tal como señala el exministro de
Economía Alonso Segura, el régimen actual viene llevando a cabo “la destrucción
de las expectativas” (Mesa Redonda PUCP 4/7/22).
Otra demostración de la mediocridad del gabinete, que preside el parlanchín
Aníbal Torres, es que, pese a la tempestad económica internacional, la inversión
pública en el primer semestre que tienen a cargo los ministros cayó en -14%, en
cambio, la de los gobernadores regionales creció 11.5% y la de los alcaldes
subió 8.4%. Una más. El profesor fiel a sus colegas ha perpetrado la
irresponsabilidad de promulgar “la ley por preparación de clases para los
maestros” cuyo costo asciende, según el exministro Waldo Mendoza, a la
escandalosa suma de S/42,000 millones; cifra que no sólo es mayor al presupuesto
anual de inversión pública (S/40,000 millones) sino también al pliego
presupuestal anual del sector Educación (S/36,000 millones). Monto que al paso
que se va sólo se podría financiar con bonos, ergo, más deuda.
A tono con la hipercorrupción (Sarratea, Provias, Petroperú, Urea,
Superintendencia de Bienes Nacionales, EsSalud etc.), Castillo, con total
desparpajo acaba de asaltar la “Derrama Magisterial”, que cuenta con S/ 3,000
millones de activos, arrebatándola a sus primos hermanos de Patria Roja,
encaramados en el Sutep, para obsequiarla a sus “camaradas” del Fenate
(exConare-Movadef).
Por otro lado, para intentar controlar la inflación y acercarse al lejanísimo
“rango meta” el BCR -cerrando los ojos ante la desaceleración económica que
provoca- elevó por undécimo mes consecutivo la tasa de interés de referencia
hasta 6%. A mayor tasa, los créditos se encarecen y reducen y se genera un sesgo
a la baja del crecimiento, sin que aún se haya logrado recuperar 700 mil puestos
de empleo adecuado que existían antes de la pandemia y sin se haya revertido la
caída de 35% en el ingreso promedio del empleo urbano. Daniel Velandia, de
Credicorp Capital, señala que no es tan exacto que la inflación caerá después de
julio como pronostica el BCR sino que “el ritmo de crecimiento de los precios
será menor” agregando “en el muy corto plazo el crecimiento se sostendrá de
manera artificial por estos retiros (AFP y CTS) que pueden representar más de
cuatro puntos del PBI (S/ 32,000 millones)” (4/7/22).
¿Podremos dejar de lamentarnos, a corto plazo, de este gobierno de la
hiperincompetencia e hipercorrupción? ¿O cómo caídos del palto, participaremos
entusiastas en las próximas elecciones de alcaldes y gobernadores, donde los que
cuentan los votos serán el mismo JNE y la misma ONPE?