Vivimos día a día al compás de los paros regionales. Cusco, Huancayo,
Ayacucho, Áncash, Cajamarca, Junín, Madre de Dios y Puno, son la expresión de
los votantes de Pedro Castillo que marchan desengañados, cuya violencia tiene
como consecuencia negativa alejar la inversión privada y con ello la generación
de empleo. Un círculo perverso.
Descontento que se debe a que la inflación que golpea a un ritmo de 7.45%,
mientras que supera el 10% en ciudades como Moquegua, Chachapoyas, Huaraz,
Chiclayo, Puerto Maldonado, Pucallpa y Chimbote (INEI), resultando la espoleta
el alza del precio de los combustibles y de los fertilizantes. 33 de los 41
productos que monitorea el Ministerio de Agricultura en el último mes han
sufrido un alza considerable: zanahoria 63%, habas 21%, zapallo 19%, azúcar 16%,
mientras que en el último trimestre la lenteja ha subido 55%, aceite 53%, ají
52%, yuca 51% y la cromática zanahoria 43%, alimentos que poco a poco se vienen
alejando de la mesa popular.
En pleno boom del precio de los minerales ha aumentado la recaudación fiscal
en el primer trimestre en nada menos que 24%, es decir, que han ingresado a las
arcas fiscales S/10,000 millones adicionales en comparación con el 2021; el
Gobierno se muestra incompetente para enfrentar la crisis alimentaria y sólo
atina a retomar su propuesta de una nueva constitución, sin recapacitar que está
destruyendo la escasa confianza empresarial.
El BCR pronostica que el crecimiento de la inversión privada será de 0%, pero
que la inversión pública crecerá 4% (18/3/22), sin embargo, las cifras
preliminares del primer trimestre indican lo contrario: la caída del gasto en
inversión pública es de -8.2%. Es decir, el gabinete que preside Aníbal Torres
(así como los gabinetes que lo precedieron) está compuesto por una manga de
incompetentes; pruebas al canto: la inversión pública del gobierno nacional
(ministros) ha caído en -13.4%, de terror, la de los gobiernos municipales
(alcaldes) en -7.7% y solo se salva la inversión de los gobiernos regionales que
ha crecido en 2.2% (BCR).
Educación y salud, que en conjunto concentran el 23% del presupuesto,
increíblemente, son los más rezagados a la fecha, con porcentajes de ejecución
del 3.8% y el 3.5%, respectivamente. Unos irresponsables. Dicho de otra manera,
el locuaz ministro de Educación Rosendo Serna tiene casi parada la construcción
y refacción de colegios, y el ministro de Salud Jorge López (el ahijado de
Hernán Condori) tiene casi paralizada la construcción de postas y
hospitales.
El ministro de Economía Óscar Graham, la “estrella” del gabinete, presentó al
Congreso una iniciativa para reactivar 1,770 obras paralizadas por S/ 12,075
millones. Loable propósito, pero por ahora las autoridades no alcanzan a
construir los proyectos que tienen en cartera, menos aún van a tener capacidad
para revivir los proyectos abandonados.
El titular del MEF anunció, a diferencia de su antecesor, que presentará al
Congreso un proyecto para restablecer las reglas (topes) fiscales que indica que
el déficit fiscal no debe ser mayor que el 2.4% del PBI en el 2023, bajando al
2% en el 2024, 1.5% en el 2025 y 1% en el 2026, y fija la meta de que la deuda
pública estará por debajo de 30% del PBI en 10 años, pero por ahora por debajo
de 38%. Ergo, si actualmente estamos en 35%, todo indica que se cocina otra
suculenta emisión de bonos por US$ 8,000 millones, para seguir aumentando el
endeudamiento.