Números bipolares: inflación de Lima 5.23%, inflación nacional al por mayor 13.15%
Desde el Faro
Por Rafael Hidalgo
“A cocachos aprendí”, décima que parece ser el lema del profesor Pedro
Castillo, quien empujado por una inflación que se ha disparado a 5.23% (oct 20 –
set 21) y por una devaluación de 14.1% (2021), para paliar el zafarrancho ha
tenido que ratificar a las volandas a Julio Velarde y designar a los tres
directores en el BCR por el Ejecutivo: Roxana Barrantes del IEP, José Távara
profesor PUCP y Germán Alarco, expresidente de CEPLAN. Una suerte de
“caviarización” del instituto emisor.
No deja de llamar la atención que en el reporte del INEI: mientras el Índice
de Precios al Consumidor (IPC) de Lima Metropolitana supera la valla mítica del
5% (5.23%), el Índice Por Mayor a Nivel Nacional sea de 13.15% en el mismo
periodo. De locos. Es como soñar que el aceite o el tarro de leche se venda más
barato en Wong que en Makro. Esto sucede porque el IPC de Lima “se viene
calculando con una canasta de consumo del 2009 -la 2da más antigua del mundo-,
que no refleja el cambio de las preferencias de los consumidores y la
modificación de la estructura de sus gastos” (BCR RI-2018), mientras que el
Índice al Por Mayor se ha actualizado al 2013. Entonces, fluye la pregunta: ¿Qué
pasaría si el INEI hubiera cumplido con la norma de actualizar las canastas de
consumo cada cinco años? La inflación… ¿volaría por las nubes?
Subvaluación al margen, el INEI indica que los aceites vegetales han subido
47.32%, gasolina 38.83%, carnes 11.49%, entre otros, argumentando que se debe al
incremento del precio internacional del aceite de soya, que si bien alcanzó un
pico de US$ 1.674/tonelada, viene bajando desde el mes de junio hasta colocarse
en US$ 1,502/ton. Con el trigo que fija el precio del pollo sucede otro tanto:
si bien subió hasta US$ 300/ton ahora ha bajado a US$ 197/ton. Pero los precios,
bien gracias.
Con el combustible para vehículos, el gran problema es que tiene que asumir
las millonarias cuentas de la Refinería de Talara (US$6,000 millones). Si bien
el petróleo se cotiza a US$ 75 por barril (Texas), en el 2013 en que el precio
del barril de petróleo superó los US$ 100, los precios de la gasolina no
subieron tanto como ahora. Como Petroperú tradicionalmente “marca el precio” y
ahora tiene que vender “caro”, esta situación beneficia primero a la Refinería
La Pampilla (Repsol); segundo, a los importadores de gasolina y tercero, a las
cadenas de grifos (Repsol, Primax, AVA) que vienen haciendo de las suyas.
Finalmente, para contener el precio del dólar, que ha llegado a S/ 4.14, el
BCR ha tenido que “ofertar” más de US$ 15,000 millones: US$ 9,740 millones cash
(sólo el último 30 de septiembre vendió US$ 486 millones), US$ 3,413 millones en
swaps y US$ 2,165 millones en CDRs (Certificados de Depósitos Reajustables).
Dicho de otra manera, es la factura que tenemos que pagar por disfrutar de un
gobierno “con olor a pueblo” (Castillo dixit), por el que seguramente
“apostaron” Barrantes, Távara y Alarco.