“No hay nada nuevo bajo el sol”, es la frase de Salomón que mejor describe el
proyecto de Presupuesto 2022 que asciende a S/ 197,002 millones, equivalente a
21.8% del PBI, porcentaje similar al Presupuesto 2021, que alcanzó el 21.7 % del
PBI (S/ 183,030 millones), porque los millones de soles que aparentemente se
aumentan, se los termina llevando la creciente inflación.
La “palabra de Maestro” del jefe de Estado Pedro Castillo que prometió
asignar el 10% del PBI tanto a Educación como a Salud resulta ahora una
verdadera paparrucha, porque el sector Educación sólo recibirá 4% del PBI,
apenas “un cachito” (0.1%) por encima del 3.9% (2021), mientras que el pliego de
Salud permanecerá inalterable en 2.5% del PBI, igual al 2021.
No obstante, en el “chocolateo presupuestal” hay otros ganadores y
perdedores. El sector Justicia crece 75 % -elevándose del 0.4% del PBI (2021) a
0.7%- donde el Poder Judicial, Ministerio Público, y Ministerio de Justicia,
recibirán entre otros aumentos, S/ 2,131 millones adicionales para la
implementación del nuevo código procesal penal. Otro beneficiado, es el sector
Orden y Seguridad que ha crecido en 16% – subiendo de 1.3% del PBI en el 2021 a
1.5%- registrando un sustantivo incremento en la partida “que no resultan en
productos” (¿) que se eleva de S/ 1,891 millones (2021) a S/ 4,747 millones y
que merece más de una explicación.
Como se veía venir, el pago del servicio (intereses) de la deuda pública se
eleva en 44% en el 2022 -pasando de 1.8% del PBI (2021) a 2.5%- que es un monto
similar a lo que gastaremos en salud pública. Increíble. Penalidad creciente que
pagaremos por las alegres emisiones de bonos anuales realizadas durante el
gobierno de PPK, Vizcarra y Sagasti (2016-21), qué incrementando: asesorías,
publicidad estatal y “elefantes blancos”, han terminado por duplicar el monto de
esta deuda de S/ 140,000 millones (2016) a S/280,000 millones (2021).
Por eso, resulta inquietante que el ministro de Economía, Pedro Francke,
proponga nuevas emisiones de bonos por US$ 13,500 millones (2022), ante lo cual
no queda más que recordarle la leyenda de su tocayo “Topiltzin”, sacerdote
centroamericano “que por dejarse tentar terminó en una pira sobre una balsa de
serpientes”. En rigor, se emitirán bonos por S/ 30,500 millones y “operaciones
de administración de deuda” por US$ 6,000 millones, que es el canje de bonos que
se vencen por bonos nuevos, pero que no es canjear pan por pan como se afirma en
cada debate presupuestal, sino pan por sándwich, ya que la deuda se termina
incrementando. En la línea de partida para constituirse como los “creadores de
mercado”, se encuentran también los “franckeloverbanks”: Bank of América y
Citibank, Veremos.
Mientras que reciben un despiadado “machetazo chotano”, el presupuesto de
Saneamiento Urbano y Rural (-43%) y Vivienda (-51.5%), conspira contra la salud
en plena pandemia. Con menos agua (y menos techos), ojalá Dios se llegue a
apiadar de los mortales que moran en el MEF.