Francia también imputa a Volkswagen por ocultar la contaminación de los motores diésel
-Tendrá que abonar una fianza de diez millones de euros y garantizar 60
millones
La Justicia francesa ha imputado al grupo Volkswagen, como también lo ha
hecho con Renault, por la presunta utilización de dispositivos que ocultaban la
dimensión real de las emisiones de partículas contaminantes de motores diésel en
condiciones normales de utilización.
En una declaración divulgada este miércoles, Volkswagen reconoció su
imputación, y precisó que va acompañada del pago de diez millones de euros en
concepto de fianza y de una garantía de 60 millones de euros para atender a
eventuales responsabilidades.
El gigante alemán del automóvil insistió en que considera que los
consumidores franceses "no sufrieron ningún perjuicio" susceptible de ser
indemnizado al comprar un vehículo Volkswagen.
También avanzó que utilizará "todos los medios de acción disponibles" para
contestar las acusaciones, además de recordar la presunción de inocencia que
tiene que ampararle durante todo el procedimiento judicial.
Según el análisis de la empresa, su inculpación en Francia es consecuencia de
la decisión sobre ese asunto del Tribunal de Justicia de la Unión Europea del
pasado mes de diciembre.
Volkswagen recordó igualmente que en Alemania el proceso en su contra por
esos mismos hechos se cerró en 2018 con el pago de una multa de 1.000 millones
de euros.
Sobre todo, hizo notar que en esa sanción también estaban incluidos los
coches que había vendido en Francia. Por eso estima que habría que descartar la
posibilidad de una doble condena en Francia.
El conocido como el escándalo del "dieselgate" estalló en Estados Unidos,
donde las autoridades encargadas del control de la contaminación se dieron
cuenta de que Volkswagen había instalado programas para encubrir la
contaminación de sus motores diésel en condiciones reales de conducción.
En concreto, esos dispositivos detectaban el protocolo de pruebas y los
motores en ese caso trabajaban a un ritmo que permitía limitar las emisiones de
partículas. Sin embargo, en condiciones normales de circulación, las emisiones
se disparaban.
Eso le ha costado al grupo alemán unos 30.000 millones de euros en sanciones
en diferentes países, sobre todo en Estados Unidos, donde en 2015 reconoció
haber equipado a millones de sus vehículos diésel con ese programa
fraudulento.
La Justicia francesa trabaja también en esa cuestión, sobre la base de sus
propios trabajos de análisis y ha examinado los coches de diversos
fabricantes.
Renault reconoció este martes que está imputado en esa investigación. Según
Europe 1, también han sido convocados responsables de las marcas del grupo
Stellantis (Peugeot, Citroen y Fiat), lo que podría dar lugar a nuevas
imputaciones en los próximos días.