Falleció este sábado 29 de mayo Bruno Seminario (Piura 1958),
el más destacado economista de esta generación, que enseñó a tirios y troyanos,
en plena primavera neoliberal, a conocer el “otro lado de la luna”; tanto, que
sus ideas seguirán galopando como las de todo verdadero maestro, aún entre
aquellos que no tuvieron la fortuna de compartir una de sus clases.
Por mi lado, como otros tantos redactores de economía, tuve la
suerte y el privilegio de compartir con Bruno una taza de café, en la que por
largos minutos, no sólo “escueleaba” al más pintado en macroeconomía, sino
también en cualquier otro tema que llegara a la mesa. Su erudición era
impresionante.
Graduado Summa cum laude de la Universidad del
Pacífico, contribuyó con el país mediante la publicación de su obra “El
desarrollo de la economía peruana en la Era Moderna”, un monumental estudio de
precios, población, demanda y producción desde 1700.
Otro de sus innumerables estudios demostró que la bonanza del
modelo resultante del “Consenso de Washington” no solo no ha reducido, sino que
ha incrementado la desigualdad en el Perú y sus vecinos, lo que en buena cuenta
explica la actual turbulencia.
En conexión con eso, otro tema de mucha actualidad que podemos
retomar de Bruno fue su feroz crítica a las AFP. Y es que no solamente se
limitaba a objetar las onerosas comisiones que cobran, cuyo exponente es su
insuperable rentabilidad (ROE).
Este es un hecho real, aunque la propuesta del candidato Pedro
Castillo y el Plan Cerrón lo tome como excusa para destruir cualquier sistema de
pensiones razonable y plantear en su lugar un inviable “Banco de los
Trabajadores” que administre este fondo de S/ 160,000 millones (Carabayllo
27/5/21).
Caballito de batalla del “Lápiz” que no existiría si se
escuchara a Seminario, quien no sólo propuso reducir las comisiones, sino,
además, que cada afiliado tenga la libertad de elegir el monto de su aporte -sin
que se le descuente del sueldo- y más importante, que se financie una pensión
mínima universal con el impuesto general a las ventas (IGV), para que cada
ciudadano se asegure una pensión decente y a la vez colabore en exigir una
boleta o factura, reduciendo así la evasión tributaria (2013).
El Perú vive hoy uno de los momentos más críticos de su
historia. Pero no es un caso único: los recientes disturbios en Chile y Colombia
-países donde el modelo económico neoliberal había sido aparentemente exitoso-,
y la efervescencia de los movimientos populistas, neofascistas o extremistas en
países desarrollados, son tendencias que demuestran que, a nivel mundial, el
“modelo” requiere una revisión urgente.
Esto solo lo puede lograr una visión holística y humanista, que
ponga los valores humanos al centro de todas sus políticas, sin sacrificar la
eficacia y eficiencia del nuevo orden que propone.
Una visión como aquella que nos transmitió Bruno Seminario
desde su trinchera, desde donde nos grita que la economía hoy no es business
as usual.
Su voz, que sigue resonando por encima del fragor de la
batalla, merece ser escuchada.