No queda la menor duda, que “la bala de oro” de la inversión pública para
conseguir la meta de crecimiento del 10% del PBI en el 2021 que augura el
titular del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), Waldo Mendoza, tiene muchas
limitaciones. Pese a que la inversión pública en marzo -por un efecto
estadístico al compararlo con el mes en que se inició la cuarentena- se ha
disparado en 133% (S/ 3,743 millones), después de caer en enero -2% (S/ 1,011
millones) y subir en febrero 18% (S/2,147 millones), el PBI durante el 1er
trimestre se ha desplomado en -1.2% (Credicorp Capital).
No obstante, nunca más oportuno aquel aserto “Dios es peruano”, porque el
precio internacional del cobre -nuestro principal producto exportación- viene
disparándose por la demanda china. La cotización del cobre en la bolsa de
Londres alcanzó un pico de US$ 9,320 por tonelada (16/4/21), luego de haber
bordeado los US$ 5,000 hace un año.
Goldman Sachs estima: “que el precio del cobre será de US$ 9,675 en promedio
el 2021, llegando a los US$ 11,000 en 12 meses y que alcanzará los US$ 15,000 el
2025, porque el cobre será crucial para lograr la descarbonización y reemplazar
el petróleo con fuentes de energía renovables, y el mercado actualmente enfrenta
una crisis de suministro que podría elevar el precio en más de 60% en cuatro
años” (14/4/21). Las cuarentenas ocasionaron que la producción de cobre cayera
alrededor del mundo. En el Perú cayó -12.5% y sólo se produjo 2.1 millones de
toneladas de cobre, luego de un crecimiento sostenido por tres años consecutivos
2017-19.
Esta súbita bonanza se ha reflejado en las arcas de la Sunat, que ha
registrado un incremento de recaudación de 41.9% en el 1er trimestre (alcanzando
un récord de S/ 11,332 millones en marzo) a lo que se suma que en varias mineras
haya expirado los contratos de estabilidad. Con esta lluvia de millones, le ha
regresado el alma al cuerpo al ministro Mendoza y se espera que ponga freno al
alegre endeudamiento. Una buena nueva, es que el próximo gobierno contara con la
culminación de los proyectos cupríferos Quellaveco (US$ 5,300 millones), Mina
Justa (US$ 1,600 millones) y ampliación de Toromocho (US$ 1,300 millones), que
se esperan culminen en el período 2021-2022. Con estos nuevos recursos, se
podrán financiar la mayor inversión pública derivada de las obras de la
Reconstrucción otorgada al Gobierno de Reino Unido, el programa Arranca Perú, la
Línea 2 del Metro, carreteras, el inicio de proyectos (ampliación del
Metropolitano y Vía Expresa del Cusco), entre otros, a los que se suma las APPs
de la cartera de Proinversión.
No hay que olvidar que si la inversión pública sube 15% en el 2021, sólo
provocaría un crecimiento del PBI de 0.6%, mientras que si la inversión privada
sube 15.5%, el PBI se incrementará en 2.7%. (11/3/21-BCR).
El nuevo gobierno tiene como reto revertir la caída de la inversión privada,
que se desplomó en -16.5% en el 2020. En particular, la inversión minera que
cayó en -28.2%, por la pandemia, sin embargo, se espera que esta inversión se
recupere en 24.8% en el 2021, y la inversión en general 14.2%. Empero, para
generar un clima de inversión se requiere un buen equipo de gobierno, señales
claras, y, un parlamento que no olvide que aún nos encontramos en plena
recesión.