Waldo Mendoza: De la bala de oro a la bala de cobre
Desde el Faro
Por: Rafael Hidalgo
“La bala de oro es la inversión pública” señaló el “negacionista del MEF”
Waldo Mendoza, afirmando que la inversión pública crecería “a dos dígitos para
reactivar la economía” (7/12/20), sin atisbar en el horizonte el tumbo de la
segunda ola. Otra prueba de su escape de la realidad la dio en el último CADE al
señalar que “creceríamos 10%, la tasa más alta desde 1994”, basándose en la
ejecución de la inversión pública de S/15,792 millones en el 4to. trimestre del
2020, “la cifra más alta de los últimos 10 años”. Soñaba en el rebote sin
reparar en el rebrote.
En realidad, la inversión pública en el 2020 -por la cuarentena del 2do
trimestre- cayó en -17.3%, creando las condiciones para que en el 2021, con el
efecto rebote (al comparar con una base muy reducida) crezca 35%, siempre y
cuando se cumpla con los S/ 39,112 millones fijados en el presupuesto.
Sin embargo, la bala de oro sigue sin salir de la cacerina, porque la
inversión pública en el mes de enero fue negativa (-1.7%). En el colmo de la
indolencia, la exministra de Salud Pilar Mazzetti, en plena emergencia, apenas
ejecutó en enero S/ 44 millones (-34.5%), aunque en febrero se empezó a revertir
esta tendencia con los desembolsos para dos hospitales de Áncash: el hospital de
Pomabamba (S/ 40 millones) y el hospital de Yungay (S/ 29 millones).
No obstante, la nueva cuarentena del mes de febrero ha desacelerado otros
proyectos como la Línea 2 del Metro de Lima que cuenta con US$ 747 millones en
el presupuesto del 2021. Mientras tanto, ProInversión, una vez más, promete
mucho: el Parque Industrial de Ancón US$ 750 millones, las obras de cabecera del
agua potable de Lima por US$ 480 millones, los hospitales de EsSalud de Piura y
Chimbote por US$ 300 millones, etc. También se espera que se reactive la
irrigación Majes Siguas II, en donde el contratista Cobra (Florentino Pérez, el
mismo de la Línea 2) espera firmar una adenda que incremente la garantía
soberana en US$ 104 millones por un cambio tecnológico -al margen del contrato-
elevándose la inversión total a US$ 655 millones, lo que rompe el equilibrio
financiero del proyecto.
Pero, a falta de bala de oro buena es una de cobre. En lo que va del año el
precio internacional del metal rojo ha venido subiendo en 17%, -impulsado por la
demanda china que compró 6.2 millones de toneladas (2020)- trepando a un pico
del US$ 4.30 la libra (el valor más alto desde agosto del 2011).
Empero, el Perú apenas produjo 2.1 millones de toneladas de cobre, una caída
de 12.5%, luego de un crecimiento sostenido por tres años 2017-19, debido a la
negligente cuarentena medieval impuesta por Martín Vizcarra. Siete empresas
concentraron el 92% de la producción: Southern Perú (410 mil toneladas),
Antamina (408 mil), Cerro Verde (361 mil), Minera Las Bambas (322 mil), Chinalco
(209 mil), Antapaccay (195 mil) y Hudbay (75 mil).
Gracias a este inesperado boom del cobre y la plata, se proyecta que la
recaudación tributaria se normalice en 14.5% del PBI (S/ 114,489 millones) el
2021. Lo que indica que Dios sigue teniendo pasaporte peruano.