La carta del presidente de Francia a la memoria del Diego.
La emotiva carta de Emmanuel Macron sobre Diego Maradona La noticia de la
muerte de Diego Maradona sigue repercutiendo en todos los rincones del mundo y
entre personalidades destacadas, entre ellos los presidentes de diversas
naciones. El mandatario francés, Emmanuel Macron, lo despidió con una
sentida carta: "Diego se queda", remarcó el dirigente, que definió a al diez
como un genio inclasificable que dejó atrás "millones de huérfanos". Diego
Maradona: El corazón del juego "La mano de Dios había puesto un genio del
fútbol sobre la Tierra", comienza la misiva elaborada por la Presidencia
francesa. La carta describe a Maradona como un "jugador suntuoso e
imprevisible", un "bailarín con tacos, no realmente un atleta, más bien un
artista". El comunicado describe especialmente las gestas de Maradona en el
Mundial de 1986, en el histórico partido contra Inglaterra, en el que "marcó los
dos goles más famosos en la historia del fútbol": el de "la mano de Dios" y el
"gol del siglo" tras "una carrera alucinante" luego de esquivar a "medio equipo"
rival.
Macron homenajea "a ese soberano incontestable del balón que tanto amaron los
franceses" y envía sus condolencias a los compatriotas argentinos, a los
napolitanos, pero también a los niños que "ahorraban dinero para completar el
álbum de figuritas del Mundial 86 con su figura y a quienes negociaban con sus
parejas para bautizar Diego a su hijo".
La carta completa de Macron para despedir a Maradona La mano de Dios había
depositado a un genio del fútbol en la tierra. Nos lo acaba de quitar, con una
gambeta imprevista que engañó a todas nuestras defensas. ¿Acaso quería, con ese
gesto, zanjar el debate del siglo: si Diego Maradona es el mayor jugador de
fútbol de todos los tiempos? Las lágrimas de millones de huérfanos le responden
hoy con una evidencia dolorosa.
Nacido en un barrio carenciado de Buenos Aires, Diego Armando Maradona hizo
soñar a su familia y a sus vecinos con sus “bicicletas”, que han dejado
crucificados a los mejores defensores europeos. Boca Juniors y su mística
hinchada lo hicieron conocido en el mundo. Barcelona consiguió una joya,
creyendo que por fin había encontrado al sucesor de Johan Cruyff para dominar
nuevamente el fútbol europeo.
Pero fue en Nápoles cuando Diego se convirtió en Maradona. En el sur
italiano, el pibe de oro reencontró la pasión de los estadios sudamericanos, el
fervor irracional de los fanáticos, y llevó al Nápoles al camino del Scudetto, a
las cumbres de Europa.
Un jugador suntuoso e impredecible, el fútbol de Maradona no se había visto
antes. Con una inspiración siempre renovada, constantemente inventaba gestos y
golpes nuevos. Un bailarín en botines, no era un atleta sino un artista,
encarnaba la magia del juego.
Pero aún le faltaba escribir la historia de un país marcado por la dictadura
y la derrota militar. Esta resurrección sucedió en 1986, en el partido más
geopolítico de la historia del fútbol, los cuartos de final de la Copa del
Mundo contra la Inglaterra de Margaret Thatcher. El 22 de junio de 1986, en la
Ciudad de México, marcó su primer gol con Dios como compañero. Quisieron
impugnar el milagro, pero el árbitro no había visto nada: la actitud agrandada
de Maradona le hizo ganar ese punto. Luego sigue “el gol del siglo”, que reunió
a los más grandes gambeteadores del fútbol: Garrincha, Kopa y Pelé, reunidos en
una sola acción. En solo 50 metros, con una carrera alucinante, pasó a la mitad
de la selección de Inglaterra y gambeteó al portero Shilton antes de enviar el
balón a la red y a la albiceleste a los cuartos de final del Mundial. En el
mismo partido, dios y diablo, marcó los dos goles más famosos de la historia del
fútbol. Había un rey Pelé, ahora hay un Dios Diego.
LEER MÁS Diego Maradona será velado en la Casa Rosada " El futbolista
murió a los 60 años Con esa misma gracia, la misma insolencia hermosa, se
acerca sigilosamente a la final que dejó marcada con el gesto más bonito del
fútbol: el pase decisivo, el gol del número 10. Cuando levanta el trofeo, nace
una leyenda: el niño prodigio se convirtió en el mejor jugador del mundo. Y la
copa del mundo vuelve a Argentina: esta vez es la del pueblo, no la de los
militares.
Diego Maradona también vivirá esta alegría popular en otros terrenos. Pero
sus visitas a Fidel Castro y Hugo Chávez tendrán el sabor amargo de la derrota;
es en la cancha donde Maradona hizo la revolución.
El Presidente de la República saluda al dueño indiscutido de la pelota, tan
amado por los franceses. A todos los que ahorraron su mesada para completar el
álbum Panini de México 86 con su figurita, a todos los que tuvieron que negociar
con su mujer para bautizar Diego a sus hijos, a sus compatriotas argentinos, a
los napolitanos que dibujaron frescos dignos de Diego Rivera en su honor, a
todos los amantes del fútbol, el Presidente de la República envía su más sentido
pésame. Diego se queda.