Francia extiende el toque de queda de 9 pm a 6 am a 46 millones de habitantes
Ministro de Salud de España advierte que epidemia está fuera
de control.
Francia extendió el jueves los toques de queda a cerca de dos
tercios de su población, España considera una acción similar y la ministra de
Relaciones Exteriores de Bélgica fue trasladada a cuidados intensivos con
COVID-19, mientras avanza la segunda ola de la pandemia en Europa.
El primer ministro francés, Jean Castex, anunció que un toque
de queda impuesto la semana pasada en París y otras ocho ciudades se extendería
a 38 departamentos más, confinando a 46 millones de los 67 millones de
habitantes del país en sus hogares desde las 21.00 a 06.00 hora local.
“Una segunda ola de la epidemia de coronavirus está en marcha
en Francia y Europa. La situación es muy grave”, dijo Castex en una conferencia
de prensa.
En España, donde el ministro de Salud, Salvador Illa, dijo que
la epidemia estaba ahora “fuera de control” en muchas áreas, las autoridades
regionales han presionado al gobierno para que imponga un toque de queda
nacional el jueves.
Después de que Europa parecía haber recuperado cierto control
sobre la epidemia tras los dramáticos confinamientos de marzo y abril, un
aumento de casos en las últimas semanas ha vuelto a poner al continente en el
centro de la crisis.
Si bien las hospitalizaciones y las muertes no han abrumado
hasta ahora a los sistemas de salud como durante la ola inicial a inicios de
este año, a las autoridades de muchos países les preocupa que la situación esté
alcanzando rápidamente un punto de inflexión.
Alemania, que informó más de 10.000 casos diarios por primera
vez, extendió las advertencias de viaje para Suiza, Irlanda, Polonia, la mayoría
de las regiones de Austria e Italia, incluida Roma.
“Aún tenemos la posibilidad de frenar una mayor propagación del
virus”, dijo en Berlín Lothar Wieler, del Instituto Robert Koch, la agencia de
enfermedades infecciosas de Alemania.
Más de 5,3 millones de personas en toda Europa han contraído la
enfermedad y más de 204.000 han muerto, según el Centro Europeo para la
Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC, por su sigla en inglés). Eso se
compara con 8,3 millones de casos en Estados Unidos y 7,7 millones en India.
La canciller belga, Sophie Wilmes, ingresó en cuidados
intensivos el jueves, justo un día después de que el ministro de Salud alemán,
Jens Spahn, dio positivo.
El resurgimiento en las últimas semanas contrasta con varios
países de Asia y el Pacífico, desde China hasta Corea del Sur o Nueva Zelanda,
donde los confinamientos draconianos y el rastreo riguroso de contactos han
ayudado a contener la enfermedad.
Enfrentando los enormes costos del coronavirus, los líderes
europeos están desesperados por evitar repetir los cierres que derrumbaron sus
economías. Pero a medida que aumentan los casos y los servicios de salud se ven
sometidos a una mayor presión, se vieron obligados a imponer y ampliar
restricciones locales para a reducir reuniones públicas a áreas cada vez más
amplias.
En medio de la creciente alarma pública, la oficina de
estadísticas de Alemania señaló que las ventas de papel higiénico aumentaron
casi un 90% la semana pasada desde los niveles anteriores a la crisis, con
saltos casi igual de bruscos en las ventas de desinfectantes y jabón.
Solo Suecia, un caso singular europeo que se ha basado en gran
parte en medidas voluntarias para promover el distanciamiento social, era una
excepción tras anunciar que las personas mayores ya no necesitan aislarse debido
a tasas de infección por COVID más bajas que en la primavera.
Con el invierno aproximándose, los servicios de salud miran
hacia el futuro con recelo, ya que la ola de pacientes con COVID coincide con
las enfermedades respiratorias estacionales habituales. “Ya estamos abrumados”,
dijo Bruno Megarbane, jefe de cuidados intensivos del hospital Lariboisiere en
París. “Existe el temor de que enfrentemos una situación muy difícil”.