En la publicitada reactivación, la titular del Ministerio de Economía y
Finanzas (MEF) María Antonieta Alva, sigue estando jalada. El PBI de agosto, que
debería registrar mayor vigor, cayó -9.82% (manufactura -12.09% y construcción
-6.5%, no se recuperan). La inversión pública, para llorar, cayó -20.5%. Todo
este enfriamiento económico acumula un derrumbe del PBI en el período
enero-agosto de -15.66%, guarismo que nos acerca sin prisa, pero sin pausa al
fatídico pronóstico del FMI de un desplome del PBI de -13.9% en el 2020.
La ministra no sabe y/o no puede regresar del frío. “La reactivación es
bastante endeble porque está basada en los sectores extractivos a causa de la
liberalización de las medidas restrictivas y no por un mayor dinamismo de la
demanda interna, por eso tiene poco impacto en el PBI, según Bruno Seminario de
la Universidad del Pacífico. El empleo, las ventas y la economía urbana están
bastante rezagados y están cayendo los sectores ligados a la demanda interna:
los más afortunados en 30% y hay otros que ni siquiera se encuentran operando.
La receta es una política fiscal expansiva porque no es solo un problema de
oferta, sino que también tenemos problema de demanda y aún si se reanuda toda la
economía, el consumo seguiría a un 60% o 70% del PBI, débil, no sólo porque el
30% está desempleado, sino que en los empleados el poder de compra ha caído en
30%.
Según el BCR, el promedio de los ingresos reales del sector formal entre
marzo y mayo del 2020, se ha desplomado en un 35%. Un drama nacional.
A todo ello podría agregarse un problema adicional “que el MEF comience a
asustarse del déficit fiscal y trate de reducir el gasto público antes de que
sea necesario” acota el profesor de la Universidad del Pacífico.
Esta angustia y recesión galopante explica la sobrerreacción de la ministra
Alva que tuitea con entusiasmo por qué se han recuperado apenas 300 mil empleos
en Lima Metropolitana (de septiembre a agosto), lo que intenta ocultar el sol
con un dedo, ya que el desempleo a nivel nacional, según la última data oficial,
ya alcanza los 7.7 millones de peruanos (IV trimestre 2019- II trimestre del
2020 INEI).
Otra desventura es que la informalidad viene creciendo a galope tendido,
mientras que antes de la pandemia el 65% de los empleos eran formales y el 35%
informales, ahora la minoría es formal (45%) y la gran mayoría informal (55%).
Para Luis Fernando Alegría de Seminario SAB, “el grueso del empleo que se está
generando es de baja remuneración y poca productividad” sentenciando “que la
demanda interna en el III y el IV trimestre se mantendrá débil” y por ende la
producción.
Dicho de otra manera, los peruanos hemos iniciado una larga travesía por el
desierto del hambre y la carestía que este equipo de gobierno encabezado por
Martín Vizcarra no puede acortar.