La engañosa narrativa económica y tributaria, por César Gutiérrez
Mensajes esperanzadores y titulares condenatorios.
La recesión que venimos experimentando ha desatado una febril
cobertura periodística de los temas financieros, económicos y tributarios. Los
protagonistas: el Banco Central de Reserva (BCR), para los primeros; el
Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), para los segundos; y la Sunat, para los
terceros. Por supuesto, la maquinaria de propaganda y aniquilamiento mediático
del Gobierno está al servicio del MEF y Sunat.
Empiezo con el tema financiero, donde el BCR ha sido promotor
de los programas crediticios con aval mayoritario del MEF, denominados Reactiva
I y II. En total, se han llegado a colocar, a través de las entidades del
sistema financiero, la suma de S/ 54 mil millones, que representan nada menos
que 7% del PBI; con tasas de interés que, en promedio ponderado, no han excedido
el 1.7% anual.
El BCR afirma que las grandes beneficiarias han sido las mypes,
al haberse otorgado créditos a 441,000 de ellas. Lo que no se menciona es que en
monto colocado son una minoría, pues han tomado el 32% de las colocaciones,
mientras que el 68% restante correspondió a la mediana y gran empresa. Hay una
especie de sentimiento culposo al mostrar la cantidad de empresas y no la
cuantía de los préstamos.
No hay mea culpa que deba hacer el BCR, es la realidad pura y
dura. De las 5.9 millones de mypes existentes, solo un millón son formales, y se
ha llegado al 44% de ellas. Las exigencias crediticias, relacionadas con su
calificación crediticia y cumplimiento con la Sunat, no han permitido cubrir a
un espectro más amplio.
El segundo caso a analizar corresponde a la economía. El MEF
intenta transmitir un mensaje tipo la canción “Color esperanza”. Anuncia que el
PBI caerá 12% y no 13.9% como dice el FMI, además que la recuperación será
rápida y se dará en el 2021. Pero la realidad va por otro camino. La semana
pasada, en esta columna, sustenté que cuatro sectores, que hacen el 56% del PBI,
no dan señales de mejoría milagrosa. Los 11 sectores restantes, que hacen el 44%
del PBI, tampoco tienen señales muy auspiciosas de crecimiento exponencial.
Rubros con alta ponderación, como construcción que tiene un
peso de 5.10%, que dependen mucho del crédito, van a estar muy afectados por el
desempleo. Transportes y almacenamiento, que pesa 4.97%, sufrirá no solo por la
disminución de la capacidad adquisitiva, sino también por el teletrabajo. Ni que
decir de alojamiento y restaurantes, con una ponderación del 2.86%, muy
dependiente del turismo, que el mismo Gobierno reconoce que no se recuperará por
lo menos hasta el 2022.
Mención aparte merece la recaudación de impuestos, que hace el
8.29% del PBI. Es más que evidente que sufrirá un enorme deterioro, un buen
ejemplo ha sido julio, donde tuvo una caída de 19.2% respecto al mismo mes del
año anterior.
Finalmente, quiero referirme a la campaña de satanización
realizada por la aplanadora mediática, que maneja el Gobierno, en contra de las
empresas que podían haberse favorecido por la demanda ante el Tribunal
Constitucional, por la prescripción de sus adeudos. Correspondía explicar cuatro
temas de fondo: si había exceso en el uso de facultades del Ejecutivo, al haber
emitido en septiembre pasado el Decreto Legislativo 1421, la prescripción
definida en dicho decreto, las contradicciones del Tribunal Fiscal y las
omisiones del DL 1113 aprobado por el Gobierno de Humala en septiembre del 2012.
No importó en absoluto este debate, el descrédito primó.
En resumen, hay que ser acuciosos para entender los intereses
en juego en las noticias de la prensa económica.