El gas natural se ha convertido en uno de los principales combustibles del país. Se consume en las centrales térmicas para la producción de energía eléctrica, en los hogares para concina o termas y en vehículos como gas natural vehicular. Todo (o casi todo) el gas natural proviene del Lote 88 de «Camisea», Cusco. Pero se está acabando.
En este portal hemos revisado los libros anuales de Reserva de Hidrocarburos y observamos que las reservas probadas de gas natural del Lote 88 ha caído de 10.3 trillones de pies cúbicos (TFC) en el 2012 a 5.9 TFC en el 2022. Con este ritmo de consumo, quedarían reservas de gas natural para 13 años.
El Libro de Reservas es publicado por el Ministerio de Energía y Minas (Minem) con una diferencia de dos años, es decir, este año se publicó el Libro de Reservas al 31 de diciembre del 2024.
Del Lote 88 también proviene los líquidos de gas natural, de donde se extrae el gas licuado del petróleo (GLP), uno de los principales combustibles de vehículos para Lima, además de uso doméstico en balones de gas. La caída de reservas de líquidos de gas natural es aún mayor: alcanza el 49% si se compara que en el 2012 las reservas eran de 515 millones de barriles y hoy son 264.5 millones de barriles, pero si se compara con el 2013, cuando las reservas eran de 590.4 millones de barriles, el porcentaje de caída alcanza el 55%.
¿A qué se debe la caída de las reservas? Pues que Pluspetrol y sus socios no han hecho las inversiones suficientes, solo se dedican a vender el gas. De todas maneras, queda poco gas, porque las reservas probables son de 0.9 TFC y las reservas posibles de 0.6 TFC.