La primera central del país anuncia una huelga general inmediata ante cualquier incidente de la expedición. El Gobierno afirma que Israel le ha asegurado “que no habrá actitudes violentas”
El día que zarparon del puerto de Génova las naves italianas de la flotilla humanitaria que navega rumbo a Gaza, el pasado 30 de agosto, el arzobispo de la ciudad, Marco Tasca, bendijo las embarcaciones. Es más, en una entrevista este pasado fin de semana les ha animado a seguir adelante: “Los hermanos y hermanas de la Flotilla son operadores de paz y deben sentirse apoyados, no solos o abandonados, como si estuvieran combatiendo una batalla perdida. Deben saber, en cambio, que la Iglesia está con ellos”. Toda la ciudad de Génova se ha volcado con la iniciativa, de la alcaldesa a colegios y ONG, reuniendo 300 toneladas de víveres, y también los sindicatos del puerto, que advirtieron: “Si perdemos el contacto con las embarcaciones, aunque sea solo durante 20 minutos, bloqueamos toda Europa, del puerto de Génova no saldrá nada”, anunció el Colectivo Autónomo de Trabajadores Portuarios (CALP).
Génova es un ejemplo de cómo la sociedad civil se está movilizando en Italia para apoyar a la Flotilla, y también el resto del país lo está haciendo: un 72% de los italianos está a favor de la expedición, según un sondeo divulgado este martes en la cadena televisiva La 7, e incluso entre los votantes del actual Gobierno de derecha de Giorgia Meloni el porcentaje es del 55%. Y lo cierto es que el país cada vez se mueve más a medida que se acerca el momento crítico de entrar en contacto con el ejército israelí, que se espera en las próximas horas. Con el agravante para el debate político de que entre los 40 italianos de la flota hay cuatro diputados y un concejal de tres partidos de la oposición.
El principal sindicato italiano, CGIL, ha anunciado este martes que convocará una huelga general inmediata ante cualquier incidente. La histórica organización ha tenido que reaccionar para seguir el impulso popular: se vio sorprendida el pasado 22 de septiembre por el éxito de un paro general y masivas manifestaciones en 81 ciudades convocadas por USB, un pequeño sindicato, que ahora también apoya una huelga general espontánea. Se creará probablemente un nuevo conflicto, porque la autoridad competente ya ha avisado de que, en su opinión, este caso no entraría entre los supuestos permitidos para un paro sin aviso previo. La ley contempla los que se organizan para defender el orden constitucional o para protestar por graves incidentes contra la seguridad de los trabajadores.
En las manifestaciones de la semana pasada también fue noticia la enorme participación en las movilizaciones de estudiantes, tanto universitarios como menores de edad procedentes de institutos. Los centros de bachillerato, que en Roma, Milán y otras ciudades a veces cuentan con asociaciones de alumnos muy activas políticamente, también están realizando protestas y ocupación de las instalaciones escolares.
Gran manifestación el sábado en Roma
Las movilizaciones culminarán el próximo sábado en Roma, donde se ha convocado una gran manifestación de apoyo a Gaza en la que se esperan decenas de miles de personas. Según lo que ocurra en los próximos días, se puede convertir en un acto masivo de relieve. Las fuerzas de seguridad son conscientes y se preparan con atención después de los disturbios causados por un grupo en la manifestación de la semana pasada en Milán en la estación central. Antes, hay muchas iniciativas en el país, como la de médicos y enfermeros el próximo jueves en 100 hospitales, que celebrarán una jornada de ayuno por Gaza y un flashmob a las nueve de la noche.
Los trabajadores de los puertos, muy presentes en la partida de la flotilla, son uno de los sectores más activos y eficaces. En las últimas semanas, han detenido cargueros y contenedores que iban o venían de Israel en varias ciudades, empezando por Génova. También el pasado 18 de septiembre, en Ravenna, impidieron que el Contship Era, de la compañía Zim, primer armador en volumen de negocio en Israel, cargara dos contenedores de munición checa y húngara rumbo a Haifa para el ejército israelí. En este caso también se implicaron en la iniciativa el alcalde de la ciudad y el presidente regional, de centroizquierda.
La semana pasada, sucedió lo mismo en Taranto: una manifestación impidió el suministro de 30.000 toneladas de crudo con destino a la aviación israelí en el petrolero Seasalvia. Esta semana, en Livorno, los trabajadores no están dejando atracar al carguero Virginia, también de la compañía Zim, para descargar miles de contenedores. Aunque en este caso no lleva material militar, simplemente proviene de Israel.
La aprensión en Italia por lo que pueda suceder con la flotilla está creciendo, y el propio presidente de la República, Sergio Mattarella, tras reconocer la nobleza de la iniciativa, pidió el viernes sin éxito a los participantes que recapacitaran. Con este clima, el Gobierno de Meloni ha hecho equilibrios y ha intentado buscar una salida, una mediación con el Vaticano que no prosperó. Por un lado, envió una fragata la semana pasada tras el tercer ataque con drones a la flotilla, solo para prestar auxilio en caso de necesidad y únicamente hasta el límite de las aguas israelíes. De hecho, se mantendrá al margen de todo altercado y está en comunicación con la marina de Israel. En la tarde de este martes, la Marina italiana ha anunciado que la fragata Alpino prevé alcanzar en la próxima madrugada el límite de 150 millas de Gaza y de ahí no pasará.
Al mismo tiempo, la primera ministra acusó a los expedicionarios de ser “irresponsables” y de que, en realidad, solo quieren causar problemas al Gobierno. Desde luego los están causando, porque el Ejecutivo se prepara para escenarios pesimistas, con continuas advertencias a la misión de que si entran en aguas israelíes no responden de las consecuencias. “Firmaría ahora para que solo fueran arrestados”, ha dicho el ministro de Defensa, Guido Crosetto.
El ministro de Exteriores, Antonio Tajani, ha declarado que ha pedido al Gobierno israelí “que no use la violencia”. “Me han respondido que no habrá actitudes violentas. Es obvio que Israel no permitirá que se viole un bloqueo naval. No sabemos qué puede suceder”, ha apuntado. Por su parte, el director general del Ministerio de Exteriores israelí, Eden Bar Tal, ha declarado al Corriere della Sera que detendrán las embarcaciones “con profesionalidad y el mínimo de la fuerza posible”.
Íñigo Domínguez desde Roma para ElPais.com 30/9/25