Desde el Faro
Por Rafael Hidalgo
La reciente encuesta de empleo a nivel nacional (EPEN 30/6/24) indica que, pese al tímido rebote económico del primer semestre durante la gestión del ministro de Economía José Arista, la recesión económica de 5 trimestres (IV trimestre (T) 2022- IVT2023) ha dejado la secuela de un millón adicional de “parados”: 600 mil peruanos “inactivos”, que se sumaron a la población económicamente inactiva (PEI), y 400 mil despedidos.
El sondeo indica que el universo de la población en edad de trabajar (PET) asciende a 26.2 millones-MM (mayores de 14 años según la OIT), sin embargo, únicamente el 70% pertenece a la población económicamente activa (PEA), que es el segmento que tiene un empleo o que sin tenerlo se encuentra activamente buscando trabajo, mientras que el 30% restante (7.9 MM) -porcentaje elevadísimo en nuestro país- pertenece a la población económicamente inactiva (PEI). Los que forman parte de la PEI (inactivos) son aquellos que no estando empleados, tampoco se preocupan por buscar trabajo o no están disponibles para trabajar: rentistas, jubilados, amas de casa, estudiantes y entre los jóvenes que se van sumando cronológicamente: los que ni trabajan ni estudian (NiNis), con un subgrupo que además: “ni tienen ganas de trabajar” (NiNiNis). Un dato curioso de la encuesta del INEI es que mientras la PEA creció 0.24%, (43mil) la PEI se elevó como la espuma, 7.1% (600 mil peruanos).
En tanto que la PEA (18.4 MM), se divide entre la población ocupada (17.3 MM) y la población desocupada (1.1 MM), que se han quedado sin trabajo y se encuentran buscándolo. Lo trágico de la cifra de 400 mil despedidos, es que el 70% de los puestos perdidos son “empleos adecuados” (9 MM): donde se gana por encima del sueldo mínimo con una jornada mayor a 36 horas semanales; mientras que la menor parte, el 30% restante, se trata de los que forman parte del “subempleo” (8.3 MM): por la insuficiencia de horas laboradas o porque reciben ingresos por debajo del sueldo mínimo. El “cachueleo” de sobrevivencia.
Por otro lado, el crecimiento de los puestos formales del sector privado (registrados en planilla ante la SUNAT), de los que tanto se vanagloria el presidente del BCR Julio Velarde -que venían creciendo con una tasa de 3.5% anual (145 mil)- se ha desacelerado a 1.1% (45 mil), superando apenas los 4MM. Un factor importante tiene que ver con la caída de empleos en el agro, como lo revela el ingeniero Gabriel Amaro, presidente de la AGAP, que alerta: “Desde agosto (2023) se vienen perdiendo 85 mil empleos mensuales” (13/8/24).
La famosa tasa de desempleo de 5.9%, que nos ubica entre los países emergentes, se basa en la relación de los desocupados sobre la PEA, porque si se añadiera a los desocupados la PEI y se estableciera la relación sobre la PET el desempleo superaría el 30% (realidad que escondemos sin querer queriendo).
Finalmente, el informe también revela dos aspectos positivos: primero, la informalidad ha retrocedido 5% (bajando de 76 % a 71%), exclusivamente en el sector urbano, y segundo, el ingreso promedio nacional se ha elevado en S/ 158 hasta situarse en S/ 1.716, no obstante, descontando la inflación (IPC) en términos reales sólo creció en S/ 55 (mientras que en dólares cayó US$ 54). Un cachito, que no alcanza para el pan, menos para galletas.
Expreso 19/8/24