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La economía de EEUU entra en apagón: el PIB se contrajo un 0,3% anualizado en el primer trimestre de 2025

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  • Se confirman los presagios en un dato esperado con expectación
  • Esta es la primera contracción trimestral del PIB en tres años
  • Las importaciones lastran la cifra y el consumo ‘salva los muebles’

Acostumbrada a los grandes datos de crecimiento trimestral, la economía de EEUU se hizo ‘más pequeña’ en el primer trimestre de 2025 con una contracción del producto interior bruto del 0,3% anualizado (venía de un potente 2,4% en el último cuarto del año pasado). Es algo que no ocurría desde el primer trimestre de 2022 y confirma los presagios de la mayoría de los analistas ante una lectura que concitaba mucha expectación (la primera de la Administración Trump). Pero, aunque es tentador mirar hacia el regreso del republicano a la Casa Blanca, el dato alcanza hasta pocos días antes del famoso Día de la Liberación (2 de abril), cuando el presidente de EEUU lanzó su salva arancelaria contra el resto del mundo, disparando aún más los temores de recesión en el país y a nivel global. No obstante, la agenda de Trump tampoco es ‘inocente’: la aceleración de las importaciones (que restan en el PIB) en previsión de estos aranceles ha limado mucho un dato que no es tan catastrófico si se mira al que se considera su gran ‘motor’, el gasto en consumo personal, que representa en torno a un 70% del PIB.

Según el desglose preliminar publicado este miércoles por la Oficina de Análisis Económico (BEA) del Departamento de Comercio, el gasto en consumo personal creció un 1,8% anualizado entre enero y marzo. Aunque la cifra cae notablemente desde el 4% anualizado previo (en el tercer trimestre de 2024 ya fue del 3,7%), es meritoria si se tienen en cuenta los datos adelantados, que iban presentando un panorama desolador en medio del hundimiento de la confianza de los consumidores y del daño al gasto que hizo el extremo temporal de frío vivido en zonas del país a comienzos de año.

Esta ‘supervivencia’ del consumo personal palidece ante los más de cinco puntos porcentuales que las importaciones han restado a la cifra final de PIB (-4,83 el comercio neto, si se tienen en cuenta las exportaciones, que suman al PIB, todo un récord en las cifras de la BEA). Prueba de este adelantamiento en las importaciones para esquivar los aranceles es que las mismas crecieron un 41,3% anualizado en el trimestre, con las de bienes subiendo un 50,9%.

«Atendiendo a los datos previos de Comercio, las importaciones totales de bienes de EEUU aumentaron un 28 % en marzo de 2025 en comparación con octubre de 2024, el mes anterior a la victoria electoral de Trump, y el déficit comercial estadounidense de bienes alcanzó su máximo histórico. Parte de este aumento se debió a las importaciones de oroque no tienen impacto en el PIB, pero se observó un claro aumento de las importaciones que no se vio acompañado por las exportaciones», destacan Tullia Bucco y Daniel Vernazza en una nota de UniCredit. Como reflejo, estos analistas recuerdan que las exportaciones de la eurozona a EEUU, por ejemplo, aumentaron casi un 20% en febrero en valor en comparación con finales del año pasado.

La otra debilidad en el desglose del PIB de la BEA ha venido de la mano de las enérgicas medidas de recorte del Departamento DOGEcomandado por Elon Musk, con una caída del gasto federal del 5,1% anualizado. Este abultado lastre se vio en parte compensado por los inventarios. La acumulación de existencias sumó 2,3 puntos porcentuales al dato final de PIB, bastante más de lo esperado. También ha jugado a favor de obra la inversión. A pesar de las afirmaciones de que la incertidumbre en torno a la política comercial obligaría a las empresas a congelar las inversiones, la inversión empresarial creció un 9,8% anualizado, aunque el repunte del 22,5% en la inversión en bienes de equipo se debió en parte a la corrección de la distorsión anterior causada por la huelga de Boeing en el último trimestre.

«La caída del PIB probablemente pinta un panorama demasiado sombrío de la situación a principios de año. Para una evaluación a medio plazo, tiene sentido observar las compras finales internas privadas, es decir, el PIB excluyendo la inversión en inventarios, el gasto público y el comercio exterior. El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, ha destacado repetidamente esta cifra, ya que envía una señal más clara sobre la tendencia de la demanda», escribe en una nota para clientes Bernd Weidensteiner, economista de Commerzbank.

En el primer trimestre, hubo otro fuerte aumento del 3% anualizado y no se observó una caída como la observada en el PIB general. «Por lo tanto, la situación inicial a principios de año no era tan mala y seguimos asumiendo que la economía estadounidense podrá evitar una recesión a pesar del impacto arancelario, incluso si los riesgos a la baja han aumentado notablemente», añade el analista.

«En conjunto, no es tan malo como se temía, aunque parte del retroceso de las importaciones en el segundo trimestre se verá compensado en parte por la ralentización de la acumulación de existencias. Prevemos un repunte del PIB del segundo trimestre del 2% anualizado», se ‘moja’, Paul Ashworth, analista de Capital Economics.

«La economía estadounidense se enfrenta a dos importantes shocks de ofertael aumento de los aranceles y el endurecimiento de las normas de inmigración, que impulsarán la inflación y reducirán el crecimiento del PIB, aunque no pronosticamos una recesión», tercian desde UniCredit.

Desde ING, su economista jefe para EEUU, James Knightley, amplía un poco más la óptica… y el pesimismo: «El último informe de confianza del consumidor sugiere que los riesgos se inclinan hacia una desaceleración sustancial del gasto de los consumidores, ya que los hogares se enfrentan a una menor capacidad adquisitiva debido al aumento de los precios, en un momento en que les preocupa cada vez más la pérdida de empleos y la disminución de su patrimonio. Se prevé que los recortes del gasto público continúen, y ante la incertidumbre empresarial sobre el entorno comercial debido a la preocupación por los aranceles y la posible escasez de suministro en los próximos meses, parece que la contratación y la inversión también se ralentizarán».

La Fed… y la inflación

Apuntando hacia la Reserva Federal, muy criticada por Trump por no bajar los tipos de interés, los analistas de Commerzbank consideran que esta lectura de PIB ya es una cifra «obsoleta», ya que, explican, es probable que los efectos de la política arancelaria estadounidense solo se manifiesten durante el segundo trimestre. En este contexto, continúan, la Fed se centrará más en los datos más recientes. Como siempre, entre las cifras duras, que hasta ahora han sido robustas, los datos del mercado laboral serán fundamentales (las cifras de empleo de abril se publicarán el viernes). En el ‘aperitivo’ que suele haber la semana previa a ese dato, la encuesta de empleo de ADP recoge la débil cifra de 62.000 puestos en el sector privado en abril.

En cualquier caso, no se esperan cambios en los tipos de interés clave en la reunión del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) de la próxima semana. «Prevemos que el próximo recorte de tipos de la Fed se producirá en septiembre«, aventuran desde el banco alemán.

El desglose de PIB de la BEA contiene también el deflactor del gasto en consumo personal (PCE), cuya lectura subyacente (sin energía ni alimentos) es, en teoría, el indicador fetiche de inflación para la Fed. Que el PCE subyacente del primer trimestre haya sido de un 3,5% interanual, muy por encima del objetivo del 2% y del 3,1% esperado los analistas añade ciertas presiones inflacionarias a una economía que pierde tracción, multiplicándose las referencias a la temida estanflación.

«Con el contexto inflacionario que limita la capacidad de la Fed para ayudar a corto plazo, parece poco probable que haya recortes inminentes en los tipos de interés. Sin embargo, debemos recordar que la inflación no se limita a los bienes. Los servicios predominan y, con la caída del turismo extranjero y la creciente cautela de los consumidores, prevemos una mayor debilidad en los precios del ocio y la hostelería, las tarifas aéreas y, finalmente, los costes de la vivienda. Cuando la Fed intervenga en algún momento del tercer trimestre, sospechamos que actuará con firmeza y rapidez, y comprendemos plenamente por qué los mercados ahora prevén recortes de 100 puntos básicos en los tipos de interés para el año, frente a los 79 puntos básicos de la semana pasada por estas fechas», apunta Knightley desde ING.

eleconomista.es

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