Desde el Faro
Por: Rafael Hidalgo
El botarate es aquel que: “gasta más de lo que gana”, y que, antes de recortar sus gastos, se endeuda (o dispone de sus ahorros), agravando su situación económica. Sin embargo, algunas veces sucede que dicho manirroto incurre en este consumo desfinanciado ya sea porque los ingresos han disminuido o, en el peor de los casos, porque se ha quedado sin empleo. Con los países sucede lo mismo cuando se gasta por encima de los ingresos, brecha que se conoce como déficit fiscal (déficit). El Perú del 2024, con un PBI que asciende a S/ 1,074 millones, por quinto mes consecutivo (de mayo a setiembre), exhibe un déficit —promedio de los últimos doce meses— que asciende a -4% del PBI, es decir, S/ 40 mil millones (MM), cifra mayor a la regla fiscal de -2.8% (S/ 28 MM), establecida por el titular del Ministerio de Economía, José Arista (D.Leg.1621 -8/7/24).
Como era de esperarse, el presidente del BCR, Julio Velarde, no desaprovechó la oportunidad para ir al frente: “No hay percepción… del gobierno de… mantener la responsabilidad fiscal… Se cree que pueden gastar sin límite” (20/9/24). Sin embargo, Iceman (por la política monetaria restrictiva) esta vez patina: el aumento del déficit se explica por la reducción de los ingresos antes que por el aumento del gasto, según consigna la Nota No. 74 del BCR (Operaciones Fiscales, septiembre 2024), donde se aprecia que los ingresos han caído de 22.1% del PBI en diciembre del 2022 (dic-22) a 19.1% en septiembre del 2024 (sep-24), mientras los gastos no han subido en este período y, más bien, han bajado un “cachito”: pasando de 22% a 21.7%. Sucede que los ingresos tributarios vienen cayendo en dicho período (dic-22 a sep-24) principalmente por la recaudación del impuesto a la renta (IR), que se ha desplomado de 17.2% a 14.6%, porque las empresas se encuentran adelantando los pagos mensuales a cuenta del IR, basándose en los coeficientes del año de la recesión (2023). En el MEF rezan para que la caja fiscal se nivele con la regularización del IR (31/3/25).
Mientras, en el caso de los gastos, los referidos a sueldos y servicios (corrientes) bajaron de 16% a 15.4%, y, en cambio, subió la inversión pública (gasto en obras), que es uno de los motores de la reactivación. En el MEF se espera que el déficit vaya disminuyendo en el cuarto trimestre, porque al ser anualizado (últimos 12 meses), dejaría de computarse el cuarto trimestre del 2023, en que el déficit se situó en -8.2% del PBI (BCR).
“De no corregirse esta situación, este sería el cuarto incumplimiento desde la implementación de las reglas fiscales vigentes desde el año 2000… la reiteración debilita la credibilidad fiscal… con posibles consecuencias en la calificación crediticia…” (9/10/24), sentencia el Consejo Fiscal que preside el exministro de Economía Alonso Segura (incumplidor, como ministro, de la regla fiscal del 2014). En el presente siglo, desde el gobierno de Ollanta Humala (2014) hasta ahora, hemos trocado los superávits fiscales anuales por los déficits. Es así que la calificadora de riesgo Fitch proyecta que el déficit cerrará el año en 3.4% del PBI. A estas alturas, queda claro que cumplir con la meta de crecimiento de 3.2% del PBI en 2024 implica incumplir la regla fiscal, porque, de lo contrario, se tendría que recortar la inversión pública, enfriando la economía. O lo uno o lo otro.
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