Tal y como se esperaba, la Reserva Federal ha recortado los tipos de interés una vez más, hasta el rango del 4,25%-4,50%. En el comunicado, el banco central explica que «la perspectiva económica es incierta», y que están atentos a «los dos lados del mandato», alertando de un repunte en la inflación en 2025.
Lo que los mercados miraban con total atención es la cantidad de recortes estimados para el próximo año: en septiembre, el último ‘dot plot’, el dibujo con las previsiones de movimientos a futuro que calculan los propios miembros de la Fed, apuntaba a cuatro recortes de tipos en 2025. Los mercados, sin embargo, apostaban ya hoy por apenas dos rebajas más, empezando por una reunión sin cambios a finales de enero. Y así ha sido: las proyecciones de este mes apuntan a tan solo dos recortes en el próximo año, ante un aumento de la inflación.
En concreto, la Fed ve una inflación (el PCE, su indicador ‘fetiche’) del 2,5% en 2025, cuatro décimas más que la última vez. Un dato provocado por la resistencia de la economía de EEUU, los persistentes buenos datos de consumo y producción, y el repunte de los precios en los últimos meses. La llamada ‘última milla’ está costando más de lo esperado, y el fantasma de los posibles aranceles y la guerra comercial que amenaza con desatar Donald Trump en su regreso a la Casa Blanca preocupan.
En la rueda de prensa posterior, el presidente de la Fed, Jerome Powell, advirtió que algunos de los miembros del Comité de Mercados Abiertos (FOMC, en inglés) ya están empezando a incluir en sus proyecciones las expectativas de las posibles políticas del próximo presidente, lo que ha provocado el giro en las perspectivas. Un movimiento que Powell había rechazado en noviembre, alegando que el banco central «trabaja con los datos que tenemos, no con hipótesis». El ‘efecto Trump’ ya se nota de lleno en la política monetaria.
No solo eso, sino que esta decisión ha vuelto a tener un voto en contra. Beth Hammack, la flagrante presidenta de la Fed de Cleveland, ha votado en contra de bajar los tipos. Con esta ya son dos de las últimas tres reuniones en las que ha habido una disensión, después de que Michelle Bowman votará en contra del recorte “Jumbo” de medio punto en septiembre.
Las expectativas de los analistas apuntaban a la necesidad de tranquilizar aunos mercados nerviosos ante la situación de incertidumbre. «Los inversores esperan que la Fed reitere su opinión de que la economía va camino de un aterrizaje suave y que el FOMC no está demasiado preocupado por el último repunte de los datos de inflación, que podrían indicar una ‘pausa’ sostenida en los recortes de tipos», opina Tom Essaye, presidente y fundador de Sevens Report y ex operador de Merrill Lynch.
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Por otro lado, desde que la Reserva Federal aplicó el recorte jumbo en septiembre, el panorama ha cambiado. El mercado laboral ha mostrado resiliencia, con más de 173.000 nóminas no agrícolas en los últimos tres meses y el desempleo en el 4,2%, una tasa de paro que, aunque sea algo elevada, es baja en términos históricos. Actualmente, la Fed percibe un incremento del desempleo hasta el 4,3% en 2025.
Así las cosas, queda claro que ha crecido el temor en el seno de la Fed a un estancamiento de la inflación por encima del objetivo del 2%. Tanto es así que, si bien once miembros de la autoridad monetaria han votado a favor de bajar los tipos, frente al voto en contra de Beth Hammack, solo cinco de ellos se han inclinado por aplicar más recortes que los dos previstos para 2025. El Economista.