La expresidenta del Consejo de Ministros, Mirtha Vásquez cuestionó a la presidenta Dina Boluarte y colega en el gabinete de Pedro Castillo, calificándola sin mayor empacho como: “Es una señora bastante básica” agregando a renglón seguido: «está presa de la arrogancia del poder», emulando a la reina mala del cuento de Blancanieves que mirándose en un espejo le preguntaba ¿Quién es la más linda?y no logra ver el abuso de poder que comete su Gobierno.
En entrevista para el programa «Sin Guión» del canal de YouTube de La República, afirmó que la jefa de Estado no logra ver que su gestión está llena de abusos: «Me encuentro no solamente preocupada, sino consternada por lo que es capaz de hacer este Gobierno» acotando que pese a que no considera que vacar a un presidente sea la solución a un problema: «en el caso de Boluarte es necesario….Da para una vacancia…involucrada a graves hechos como las muertes de ciudadanos en contextos de protestas… Si eso no es incapacidad moral, ¿qué cosa es?», expresó.
La ex primera ministra añadió: «La izquierda está golpeada por dos razones fundamentales: una por el falso izquierdismo. Perú libre levantó las banderas del izquierdismo y creo que esa gente no tiene ni un acercamiento a lo que la verdadera izquierda plantea». Al parecer, doña Mirtha se ha contagiado del virus del caviarismo barranquino, porque arremetió contra Vladimir Cerrón afirmando: «Cerrón asegura que «caviares» son los que viven del Estado. ¿Él no vive del Estado? El partido le da una pensión. A todo al que denuncia las tropelías que están haciendo, ir contra el derecho y la institucionalidad, a todos ellos les dicen caviar».
En la entrevista, la exprimera ministra no hizo ningún mea culpa de su lamentable gestión durante el gobierno de Castillo: no sólo a promover desde el estado a los antimineros para el cierre de Minas sino también «apañando la corrupción» como los Decretos de Urgencia que firmó (con Pedro Francke) para propiciar el despilfarro en Chota y otros, sino además, para hacerse de la vista gorda con los negociados que realizaba Pedro Castillo en la Casa de Sarratea.