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Europa busca una estrategia común para la negociación de paz en Ucrania y reforzar la política de defensa

Macron
Los líderes de los principales países europeos mantienen esta tarde una reunión crucial para hacer frente al plan de Trump, que prevé negociar directamente con Rusia, y abren la puerta a enviar tropas europeas a Kiev

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Los portavoces y asesores del presidente de la República francesa, Emmanuel Macron, se esfuerzan en las últimas horas en restar importancia a la cita de esta tarde. “No es una cumbre”, “ha habido más de este tipo”, “es solo el comienzo de otras conversaciones”… Pero cuanto más insisten, cuanto más subrayan que se trata de “un encuentro informal”, más evidente resulta la relevancia de una cita inédita en un momento clave para la supervivencia de la Unión Europea, tal y como sus fundadores la concibieron. Más allá del número de participantes invitados y del indiscutible papel que Macron ha jugado durante el conflicto de Ucrania como interlocutor, hay un motivo que sustenta de forma clara la elección de París como punto de partida de estas conversaciones para que Europa sea tomada en serio: su fuerza nuclear. Y ese, en un momento en que cambia el orden mundial, es un motivo más que válido y un mensaje escrito en el mismo lenguaje que hablan los otros grandes interlocutores sentados en la mesa global. El suministro de armas a Kiev, el posible despliegue de tropas europeas y la puesta en marcha de un plan de paz son los principales elementos en discusión.

El presidente español, Pedro Sánchez, es uno de los participantes de la reunión de alto nivel a las 16.00 de este lunes en el Palacio del Elíseo, solo un día antes de la reunión que tendrá lugar en Arabia Saudí entre EE UU y Rusia sobre el posible fin de la guerra de Ucrania. Además de Sánchez, a la cita parisina asistirán los jefes de Gobierno de Alemania (Olaf Scholz), Italia (Giorgia Meloni), Polonia (Donald Tusk), Países Bajos (Dick Schoof), Dinamarca (Mette Frederiksen) y, ya fuera de la UE, del Reino Unido (Keir Starmer). También acudirán a la capital francesa los presidentes del Consejo Europeo, António Costa; de la Comisión, Ursula von der Leyen; y el secretario general de la OTAN, el neerlandés Mark Rutte. La reunión tiene un formato restringido, más práctica que una cumbre con los 27 Estados miembros, entre los que hay algunos, como Hungría y Eslovaquia, mucho más cercanos a Rusia, que ya han expresado su malestar por la reunión convocada de urgencia por Macron. La participación de todos los Estados miembros de la UE en un debate tan concreto sobre las garantías de seguridad para Ucrania habría visibilizado la falta de unidad y la lentitud de Europa para dar pasos concretos.

El Elíseo, deseoso de mostrar la relevancia de Macron en este conflicto, pero temeroso de abrir fracturas entre los 27 Estados miembros, asegura que la reunión ha sido también una petición de algunos de los líderes que participarán en ella. Según las mismas fuentes, y pese a algunas discrepancias con países como Hungría, todos los socios están involucrados y todos deben poder participar en la conversación. Pero la posición nacional es muy clara. Fuentes del Elíseo, que solicitan el anonimato, indicaron: “Consideramos que lo que está en juego en Ucrania no es solo el futuro de ese país, sino también la paz y la seguridad en toda Europa. Por lo tanto, creemos que, ante la aceleración de la situación en Ucrania y las recientes declaraciones de los dirigentes estadounidenses, los europeos deben hacer más, hacerlo mejor y actuar de manera coherente para garantizar nuestra seguridad colectiva”. Una idea compartida por los principales invitados a la reunión, como el presidente polaco, Donald Tusk, que anunció antes de la cita que pediría reforzar “inmediatamente” las capacidades de defensa de Europa, advirtiendo que no están a la altura de las de Rusia. “No seremos capaces de ayudar eficazmente a Ucrania si no tomamos de inmediato medidas concretas sobre nuestras propias capacidades de defensa”, señaló.

Europa acelera ahora para poder formar parte de las negociaciones de paz sobre Ucrania y no abandonar al país por la puerta de atrás después de tres años de intenso apoyo y con la preocupación vigente de la amenaza rusa a las fronteras europeas. Especialmente, después de que el presidente de EE UU, Donald Trump, decidiese unilateralmente contactar con el presidente ruso, Vladímir Putin, para organizar un diálogo de paz sin contar, al principio, ni siquiera con el ucranio Volodímir Zelenski. Representantes estadounidenses ya han volado a Arabia Saudí para preparar con los rusos un encuentro entre Trump y Putin en ese país, sin que los europeos estén invitados a participar. De ahí la urgencia y máxima relevancia de la cita en París.

La reunión abordará las modalidades de la contribución europea para una paz sólida y duradera en Ucrania, lo que incluye el suministro de armamento, el posible despliegue de tropas y la cuestión de cómo debe llevarse a cabo una vez se haya firmado. De hecho, a las voces de la UE que pedían el envío de soldados —con Francia a la cabeza—, se ha sumado hoy el Reino Unido. Starmer se compromete a seguir destinando una ayuda de 3.600 millones de euros anuales a Ucrania hasta 2030, y se muestra dispuesto a contribuir a la seguridad de este país. “[Lo haremos] colocando sobre el terreno nuestras propias tropas, si es necesario”, ha escrito el primer ministro británico en el periódico Daily Telegraph. Unas declaraciones que han abierto ya alguna grieta. Alemania, por ejemplo, lo considera “prematuro”.

Más allá de Ucrania, el encuentro prevé avanzar sustancialmente en la construcción de una defensa conjunta y en el aumento del gasto de cada país en la partida militar. Francia considera que es importante señalar que varios países europeos aún están por debajo del umbral del 2% del PIB en gasto militar, y algunos están muy lejos de alcanzarlo. La idea es avanzar hacia un umbral del 3% en gasto militar, como sugiere el secretario general de la OTAN, o incluso del 3,5%, como han mencionado algunos responsables estadounidenses.

La cuestión nuclear está también sobre la mesa, aunque en un segundo plano. Francia es el único país europeo que cuenta con arsenal de este tipo, preparado para ser utilizado de forma independiente del suministro estadounidense (no es el caso del Reino Unido). La posición de Francia sobre este asunto es bien conocida y remite a la visión que tuvo el general De Gaulle tras la II Guerra Mundial, dotando al país de un sistema de disuasión independiente. Francia no se cierra a discutir alrededor de este tema respuestas a las exigencias de seguridad. Pero la reunión abordará, sobre todo, los medios concretos para fortalecer la defensa colectiva, ya sea mediante el aumento de los presupuestos militares, el fortalecimiento de la cooperación industrial en materia de armamento o la posible movilización de financiación europea común para la defensa. Pero si algunos socios desean abordar el tema nuclear, se abrirá el debate, según las fuentes consultadas.

Daniel Verdú desde París para ElPais.com 17/2/25