El camino del oro es imparable. Este miércoles, el metal amarillo vuelve a subir un 1,04% y conquista los 2.874 dólares por onza. Algunos analistas temían que, si se calmaba el temor arancelario, se viviese cierta corrección, dado que se rebajaría la incertidumbre geopolítica y, de este modo, el activo refugio por excelencia perdiera parte de sus argumentos alcistas. Sin embargo las caídas no se han producido pues, según BCA Research, «la relación con sus fundamentos se ha roto desde 2022, cuando los bancos centrales que lo compran no son sensibles ya a los precios».Algunos analistas temían que, si se calmaba el temor arancelario, se viviese cierta corrección, dado que se rebajaría la incertidumbre geopolítica y, de este modo, el activo refugio por excelencia perdiera parte de sus argumentos alcistas. Sin embargo las caídas no se han producido pues, según BCA Research, «la relación con sus fundamentos se ha roto desde 2022, cuando los bancos centrales que lo compran no son sensibles ya a los precios».
«Los factores macroeconómicos actuales también son favorables para el oro. Abundan los riesgos geopolíticos y las expectativas de inflación han aumentado, lo que restablece la relación entre los precios y la caída de los rendimientos reales desde principios de año». En los tiempos de bonanza, el oro sigue creciendo dado que, según S&P Global, «actúa como una cobertura a la inflación y la devaluación de la moneda (en las épocas de expansión)». Por su parte, en épocas bajistas para el mercado y la economía «los inversores acuden en masa a su percibida seguridad». En definitiva, esta doble cara que se ha acelerado por los bancos centrales es lo que le ha permitido «convertirse en el activo rey de este siglo». Según la agencia, el S&P 500 ha subido anualmente un 7,7% frente al 8,5% del metal amarillo. Siendo el activo con mejor rendimiento de entre todos. El Economista.