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El agro argentino al borde del colapso

Deudas y falta de competitividad ahoga a la mayoría de empresas.

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¿Por qué el campo argentino está al borde de la quiebra si el plan Milei está reviviendo la economía del país?

  • Los agricultores de Argentina se enfrentan a lo que los expertos denominan ‘tormenta perfecta’
  • El giro de las finanzas y la menor inflación se han convertido por sorpresa en un obstáculo
  • La sequía y el hundimiento de los precios globales están socavando sus ingresos

No todo es perfecto ni mucho menos en la especie de sueño que viven Javier Milei y la economía de Argentina. Es cierto que la economía de Argentina está despertando con fuerza después de casi dos años de recesión. La economía crece, los salarios reales se recuperan, la inflación se está enfriando y el riesgo de default del país se ha desplomado. Un escenario casi idílico si se compara con el de hace un año. Sin embargo, dentro de esta historia de éxito en las grandes cifras hay un sector que está sufriendo sobremanera: la agricultura. Varias empresas argentinas agrarias están al borde de la quiebra ante lo que se ha denominado desde el propio sector como una ‘tormenta perfecta’. Desde el bajo precio de algunos productos agrarios, hasta la estabilidad del peso (ha perjudicado a estas firmas) están poniendo contra las cuerdas a las empresas de un sector vital para la economía de Argentina. Las reformas de Javier Milei no iban a salir gratis y algunas empresas de este sector (las menos competitivas) pueden acabar siendo víctimas de un conjunto de factores entre los que se encuentran las políticas de Milei.

Varias empresas del poderoso sector agroindustrial de Argentina han sido noticia en los últimos días por diversas dificultades para llevar adelante sus negocios y, aunque la crisis no parece ser sistémica, evidencian los problemas que afronta la actividad, según expertos consultados por Efe. Incumplimiento de pagos, apertura de concursos de acreedores, suspensión temporal de la producción y despidos de trabajadores: media docena de compañías han notificado en la última semana decisiones de este tipo, lo que ha encendido las alarmas en el sector productivo de mayor peso en el entramado económico de Argentina.

Las empresas se están enfrentando a una situación inusitada generada paradójicamente por en enfriamiento de la inflación y la nueva estabilidad del peso. Muchas de estas firmas tenían ciertos acuerdos especiales para endeudarse (pedir créditos) en pesos a un tipo prácticamente fijo. Con estos créditos operaban, pagaban salarios, compraban maquinaria y ponían en funcionamiento su negocio. Para mejorar aún más la operación, las ventas de sus productos agrarios las realizaban en los mercados internacionales en dólares al cabo del tiempo (se endeudaban en pesos a tipo fijo e ingresaban en dólares). Cuando estas firmas recibían los dólares, la fortísima inflación de Argentina y la constante depreciación del peso habían licuado sus deudas (esos pesos no valían nada). Es decir, con los dólares tenían para devolver los préstamos en pesos y quedarse una buena parte de beneficio. Ahora, que el tipo de cambio es estable y la inflación se está moderando, las empresas tienen dificultades para devolver sus deudas. Lo que se une a una sequía fatal en Argentina y la bajada de precios globales de la agricultura. Una tormenta perfecta, según los expertos, que se explica en más detalle a continuación, según la historia de cuatro empresas que están sufriendo sobremanera para sobrevivir.

Cuatro de estas empresas se presentaron ante diferentes juzgados para solicitar el llamado a concurso preventivo de acreedores ante la imposibilidad de hacer frente a sus deudas, que en conjunto suman unos 650 millones de dólares. Se trata de SanCor, uno de los más reconocidos fabricantes de productos lácteos del país; Los Grobo Agropecuaria (acopio y comercialización de granos y venta de agroinsumos) y Agrofina (producción de herbicidas, fungicidas e insecticidas), ambas del grupo Los Grobo; y Surcos, dedicada a la producción de fertilizantes y herbicidas.

Sequía y bajos precios

Aunque cada caso tiene sus particularidades, se han dado en un contexto complejo para el sector agropecuario local, con alta presión tributaria y márgenes de rentabilidad acotados, y muy golpeado por la severa sequía de 2023 y los profundos cambios tras la llegada de Javier Milei al Gobierno hace poco más de un año.

En 2024, en el contexto de plan de ajuste de Milei y la caída generalizada del consumo, la demanda de productos del campo bajó. Además, muchos diseñaron sus planes de negocios para 2024 con la previsión de una fuerte de devaluación del peso argentino que finalmente no ocurrió. «El agro está mal por una ‘tormenta perfecta’ de factores climáticos adversos, bajos precios internacionales, un tipo de cambio planchado y las retenciones (derechos de exportaciones), que ahora van a bajar», asegura a Efe Leonardo Piazza, director de la consultora LP Consulting.

Al dar cuenta de la falta de liquidez de sus subsidiarias, Los Grobo -uno de los mayores productores y comercializadores de granos de Argentina- afirmó que hay una «crisis coyuntural» en el sector, con un cúmulo de factores que incluyen bajos precios de los granos, caída de ventas de insumos, creciente apreciación del peso argentino y aumento de los costes locales en dólares. Surcos tampoco pudo cumplir con el pago de deudas; sus cuentas quedaron embargadas y despidió a 50 trabajadores.

Mala apuesta financiera

Muchas empresas reemplazaron su endeudamiento en dólares por instrumentos en pesos argentinos a tipos más elevados y vencimientos de muy corto plazo, pero apostando a una depreciación mayor del peso en 2024. «La economía argentina permitía endeudarse a tasas fijas en pesos con una devaluación e inflación en crecimiento, permitiendo licuar deuda. Con el nuevo modelo económico, esto ya no es posible», señaló la analista de mercados agropecuarios Catalina Ferrari, cofundadora de la consultora Planifica+.

Ferrari explicó que las empresas que olvidaron cuál era el «corazón» de su negocio quedaron expuestas, «llegando a incumplir compromisos de pagos», al encontrarse con «gastos de estructura elevados, sobredimensionados, con mucho stock en el canal de venta y poco volumen de venta genuino al productor».

Piazza coincide en que hubo «malas decisiones financieras», pero no avizora «riesgos sistémicos». Paulina Lescano, consultora en mercados agropecuarios, apuntó a EFE que tampoco cree que estos impagos lleven «a un problema masivo en el sector», aunque sí a un mayor «control o cuidado» al momento de otorgar financiación.

Más empresas en problemas

Los expertos diferencian los casos de Los Grobo y Surcos del de SanCor, pues ésta arrastra problemas financieros y de gestión desde hace al menos dos décadas.

Intentó reestructurarse en 2017 y luego buscar un socio inversor; en 2024 fue golpeada por la caída del consumo, factor que afectó también a la multinacional suiza Nestlé, que decidió suspender durante marzo la producción de una de sus plantas lácteas en Argentina. Otra empresa en problemas es Granja Tres Arroyos, dedicada a la elaboración de productos aviares y que ha decidido reducir su plantilla.

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