- El FMI anticipa un 143% para 2030 con un déficit disparado
- Scope también la ve en en el 140%, superando al ‘frágil’ sur de Europa
- JP Morgan cree que usará la Fed para quemar la deuda con inflación

La situación de EEUU con su deuda se vuelve cada vez más sensible. Si bien las alertas llevan años sonando, en las últimas semanas están sonando con más fuerza que nunca. Diversas instituciones clave están señalando que prácticamente dan por hecho una realidad que parecía imposible hace unos pocos años: EEUU realizará un sorpasso histórico a Italia y Grecia en su endeudamiento, colocándose en una situación extremadamente frágil. Mientras las dos economías de la zona euro, históricamente con elevada deuda y precaria situación contable, van a mantener o recortar su deuda, la trayectoria de Washington es imparable, y dejará a todo el mundo en una situación complicada. De hecho los expertos anticipan que Washington evitará esta previsión… usando la inflación para quemar esa deuda.
El FMI ha sido el último en dar la voz de alarma en sus últimas previsiones. En su informe de octubre la institución internacional avisa que esperan un aumento de 20 puntos porcentuales a partir de ahora hasta que la deuda de EEUU supere el 143% del PIB para finales de la década. Todo esto por un déficit que se mantendrá en el 7% cada año ante la imparable trayectoria política del país, donde cada presupuesto se está convirtiendo en una pelea política y reducir el gasto es realmente difícil.
Según las estadísticas actualizadas. La deuda de Grecia, que superó el 200% en la pandemia, descenderá desde el 146% actual hasta el 132% de cara a 2030. La de Italia, que superó el 150%, ha ido reduciendo hasta el 135% actual. La trayectoria no marca un descenso muy importante y, de hecho, acabaría con dos puntos más, pero sería un avance tan lento que permitiría que el sorpasso de EEUU fuera una realidad. España, otra de las ‘ovejas negras’ de la zona euro en cuanto a deuda, sí que marcaría un potente retroceso desde el 101% hasta el 91%. Ya el año pasado quemó más de tres puntos de deuda y la trayectoria es buena.
Este fin de semana, por su parte, Scope Ratings ha realizado el mismo análisis para justificar un recorte desde AA a AA-. Casi como unas previsiones paralelas, la agencia comentaba en su primer punto para justificar la decisión que esperan «un deterioro sostenido de las finanzas públicas, reflejado en unos déficits federales persistentemente elevados y una carga neta de pago de intereses cada vez mayor». Esta dinámica «está provocando un aumento continuo de la ratio deuda pública/PIB, que Scope prevé que alcance el 140 % en 2030, muy por encima de la mayoría de los demás países soberanos comparables».
Según refleja el informe esto dejaría a la nación norteamericana como la más endeudada del planeta solo por detrás de Japón y muy por encima del 125% de Francia, la otra gran preocupación en las últimas semanas. También superaría a Italia con un 137% y a Grecia.
Entrando en las cifras concretas del déficit, la firma dice que el Big Beautifull Bill ha agravado la ya compleja trayectoria y esperan que el déficit pase del 7,4% en 2025 a una media del 7,8%. En parte deteriorado por unos intereses que siguen siendo cada vez más prominentes en la estructura de los presupuestos de EEUU. Concretamente calculan que la proporción de ingresos públicos dedicados solo al pago de intereses será del 13,2% en 2030 frente al 11,5% actual.
«Una mayor deuda y déficit se traduce en tipos de interés a largo plazo más altos»
Es decir, la mayor partida de los presupuestos de EEUU. En ese sentido, consideran que la enorme «demanda extranjera de bonos del tesoro» sigue siendo clave pues con cerca del 30% de la deuda pública contribuirá al aumento de los intereses de deuda a medida que las dudas de los inversores de otros países crezcan sobre EEUU.
Desde la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO, por sus siglas en inglés), la institución bipartidista que se encarga de revisar el desequilibrio de deuda de EEUU, explica en su último informe el peligro de la trayectoria que se está trazando. » El aumento de la deuda ralentizaría el crecimiento económico, incrementaría los pagos de intereses a los tenedores extranjeros de deuda estadounidense y plantearía riesgos significativos para las perspectivas fiscales y económicas; además, podría limitar las decisiones políticas de los legisladores».
En un reciente estudio (julio) del FMI, afirman que esta situación será una carga clave para la economía. «Una mayor deuda y déficit se traduce en tipos de interés a largo plazo más altos». En el periodo que examinaron en su informe e (1976-2025), «los efectos estimados de la deuda y el déficit sobre los tipos de interés a largo plazo son estadística y económicamente significativos». Según sus cálculos, 1 punto porcentual de subida en el ratio PIB/deuda equivales a una alza de tipos de interés de entre 20 y 30 puntos.
Inflación para quemar la crisis
JP Morgan define la situación actual como «una bomba de tiempo». En su informe de hace un par de semanas, Jacob Manokian cree que no habrá una «inminente crisis», pero que hay un riesgo oculto bajo esta situación. «Durante décadas, los analistas del mercado (y otros) han advertido sobre una crisis de deuda nacional«, comenta el experto. Sin embargo, «en lugar de una catástrofe repentina, los inversores deberían temer una transferencia lenta y deliberada: que las autoridades toleren un mayor crecimiento y una mayor inflación, bajando los tipos de interés reales para que la ratio de deuda disminuya».
Es decir, en su caso, estiman que EEUU acabará quemando la deuda con una bomba inflacionaria provocada que dañe de forma muy sensible la economía. Aunque esa bomba no sería un impacto drástico y repentino, sino un aumento sostenido de los objetivos de inflación para la Fed. «Esto es algo que perjudicará al valor real de los bonos. Creemos que no habrá un momento dramático en los mercados, pero habrá una importante pérdida de poder adquisitivo. Si bien la Fed podría detener esta dinámica, aquí entra la posible erosión de la Independencia de la Reserva Federal».
De hecho, Donald Trump, presidente de EEUU no ha escondido su deseo de controlar la Fed a través de un candidato que permita una inflación más baja con una política más flexible. El mismo secretario del Tesoro, Scott Bessent, ha confirmado hoy que ya tiene sus cuatro candidatos para reemplazar a Jerome Powell como presidente de la Fed, y conseguir un alto cargo que siga esta línea.
«La crisis de deuda ya está presente, aunque no es inminentemente. El proceso presupuestario está roto»
Los candidatos son Christopher Waller y Michelle Bowman, actuales miembros de la junta. El exgobernador de la Fed, Kevin Warsh, el director del Consejo Económico de la Casa Blanca, Kevin Hassent y el ejecutivo de BlackRock, Rick Rieder. Hace semanas se confirmó que ya ha habido entrevistas directas en las que se preguntaba a los candidatos su opinión sobre una columna de Bessent en WSJ. En la misma hablaba de la necesidad de desposeer a la Fed de sus principales herramientas de control monetario y dejarle solo con los tipos de interés (quitando, entre otras cosas, el balance con el que compran bonos del estado para que sea la Casa Blanca quien lo use).
Si bien esta es la teoría de JP Morgan, no todos coinciden, hay pesos pesados de Wall Street que sí ven una crisis de deuda. Este es el caso de Ray Dalio, fundador de Bridgewater Associates. El experto comentaba en una entrevista en Bloomberg la semana pasada que el endeudamiento «está aumentando a un ritmo similar a la Segunda Guerra Mundial. Una auténtica placa en las arterias del sistema y que es culpa de los partidos políticos». Según el experto, esta «bomba de déficit y deuda» se frenará pero con una combinación de enormes subidas de impuestos y recortes en el gasto. En ese sentido, ve posible que haya no una crisis general de deuda pero sí una importante sacudida en el mercado.
En cualquier caso, las medidas necesarias para desactivar la bomba de deuda necesitan un gran apoyo y capital político que escasea hoy en día. Según la Peterson Foundation «la crisis de deuda ya está presente, aunque no es inminentemente. El proceso presupuestario está roto y se necesita una solución bipartidista para que la deuda vuelva a ser sostenible».
El Economista.




