Alcanzar la élite deportiva no solo supone una inversión de tiempo y esfuerzo, también exige una inversión económica, siendo muy pocos los que pueden llegar a lo más alto. Sobre ello ha hablado en una entrevista en Jot Down el extenista Dominic Thiem.
El austríaco de 32 años puede presumir de haber ganado un Grand Slam, el US Open 2020. Se retiró del tenis el pasado año y actualmente se dedica a formar jóvenes talentos y por ello sabe de más el sacrificio económico que hay que hacer desde muy joven para llegar a lo más alto.
«Aunque ayudemos a los padres y busquemos patrocinadores, sigue siendo carísimo. Con 15 o 16 años empiezas a jugar los Grand Slams júnior y viajas entre 30 y 35 semanas al año, casi como un profesional, y todo sin premios en metálico, así que solo gastas», empezó explicando Thiem.
«Necesitas apoyo económico, sí o sí. En nuestra academia intentamos ayudar a las familias con menos recursos para que, si un niño o niña tiene talento, pueda entrenar igualmente y perseguir el sueño» prosiguió.
«El tenis es un deporte para ricos, porque la formación es muy cara. Desde los 13 hasta los 18 años, o hasta el punto en el que el chico o la chica empieza a ganar dinero, hay que pagar casi un millón en total, que es una cantidad increíble que prácticamente nadie puede permitirse», reconoció el austríaco.
El extenista apuntó cómo funciona el tenis a esas edades: «Es un acuerdo bastante común: alguien invierte 50.000 o 100.000 euros al año en ti y, a cambio, recibe un porcentaje de tus ingresos futuros, normalmente limitado a un máximo. Yo mismo lo hice cuando tenía 15 o 16 años: recibía 80.000 al año y lo devolví a partir de los 21, cuando empecé a ganar mucho más».
Por último, habló del porcentaje del premio que se queda un tenista profesional: «En el circuito, los números que se publican parecen enormes, pero de un cheque de, por ejemplo, 65.000 libras en Wimbledon, fácilmente se pierde un 60%: primero impuestos en el país donde juegas, luego en el tuyo propio, y además los gastos de entrenadores, fisioterapeutas, viajes y equipo. Incluso con los patrocinadores tienes que pagar impuestos en función de los días que pasas en países como Reino Unido o Estados Unidos, porque tu imagen aparece en televisión con su ropa o su logo», concluyó el exnúmero 3 del mundo y dos veces finalista de Roland Garros.
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