Desde el Faro
Por: Rafael Hidalgo
La semana que pasó, dos eventos empresariales marcaron la agenda económica al inicio de la primavera: Perumin N.º 37, la convención de la gran minería que cada dos años realiza el Instituto de Ingenieros de Minas (IIMP) en Arequipa, y la Expoalimentaria Internacional 2025, feria de alimentos que anualmente organiza ADEX en el Centro de Convenciones del Jockey Club.
Ante la sorpresa de propios y extraños, el ministro de Desarrollo Agrario, Ángel Manero, perpetró y perennizó en el Cerro Juli ante los mineros una “sobonería”, difícil hasta de imaginar: “En momentos de urgencia, de escasez, si tenemos que elegir entre darle agua a la agricultura o darle agua a la minería, tenemos que darle agua a la minería… La agricultura puede esperar, pero un proyecto minero no” (23/9/25). Superándose a sí mismo, porque cuando la FAO reveló: “que el 41 % de los peruanos sufre de inseguridad alimentaria” (2024), replicó con otro disparate: “En el Perú no se pasa hambre. Hasta en el último pueblo del Perú se come de manera contundente” (7/8/24), soslayando el pronombre “algunos” o “muchos”, según el cristal con que se mire.
Pocas horas después, en la Expoalimentaria, Manero salió del socavón —y sin las rodilleras que lucía el día anterior—, quiso entonar, zalamero, algo así como la marinera de su autoría “Regrésame al campo”: “La demanda jala la oferta, es lo mejor que le puede pasar a la gran agricultura y a la pequeña agricultura… este año se alcanzará un crecimiento de cerca de 20 % en agroexportaciones” (24/9/25). Y, meses antes, en el Día del Campesino, al saludar a los dos millones de familias agrarias, prometía: “el compromiso con la infraestructura de riego… asegurando el agua” (RPP, 24/6/25).
No obstante, la Convención Nacional del Agro (Conveagro) no dejó pasar la afrenta, recordándole al “ayayero” de Perumin: “El sector agrícola genera más de cuatro millones de empleos (25 % de la PEA) versus los 235 mil puestos de la minería (2024)”, añadiendo que desconocía: “la Constitución y la Ley 29338, que fija la prioridad en el consumo de agua: 1) uso poblacional, 2) uso agrícola y pecuario, 3) uso energético, 4) uso industrial y minero, 5) uso recreativo”, reclamando: ”su inmediata rectificación o su renuncia al cargo”.
Por su parte, la Junta Nacional de Usuarios de Agua exige también la testa del ministro —y que retorne a la banda “Los Sicanes”—, aclarando: “Si bien la minería crea divisas, la agricultura y la ganadería se ven afectadas por la contaminación de los ríos, reduciendo la seguridad alimentaria, producto de un sistema de fiscalización deficiente”.
Lo cierto es que el titular de la cartera del agro, en lugar de menoscabar públicamente al campo en beneficio de la gran minería, más bien, debería cristalizar el inicio de las obras de la etapa III de Chavimochic en La Libertad con el gobierno de Canadá y Majes – Siguas en Arequipa con el gobierno del Japón, que hasta la fecha no pasan de ser auspiciosos titulares en los diarios, y dedicarse a sacar adelante los 25 proyectos de irrigación (8 000 millones de metros cúbicos) que existen en 15 regiones del país, como por ejemplo: Alto Piura y Poechos (Piura), Chinecas (Áncash), dejando listo para el próximo gobierno, por lo menos, la convocatoria de los megaproyectos: el Trasvase Marañón en el norte (400 mil ha) y Pampas Verdes en el sur (200 mil ha).
Más frutos y menos “floro”.
Expreso