Cualquier duda sobre la dimensión del apoyo que Estados Unidos ha decidido dar a Argentina ha quedado despejada este miércoles. El secretario del Tesoro, Scott Bessent, ha anunciado este miércoles, antes de la apertura de los mercados, que la Casa Blanca negocia con el Gobierno de Javier Milei un swap(una línea de intercambio de monedas) de 20.000 millones de dólares para reforzar las reservas del Banco Central, la compra de bonos de la deuda argentina y “un importante crédito stand-by a través del Fondo de Estabilización Cambiaria”, cuya cifra no especificó. “Argentina cuenta con las herramientas para derrotar a los especuladores, incluyendo a aquellos que buscan desestabilizar los mercados argentinos con fines políticos”, ha escrito Bessent en sus redes sociales, dando a entender que Washington podría reaccionar si se repiten los ataques que sufrieron el peso y los bonos del país sudamericano la semana pasada.
El anuncio del Tesoro llega un día después de la reunión que Trump y Milei mantuvieron en el marco de la Asamblea General de la ONU que se celebra en Nueva York. El republicano había dicho en la previa de ese encuentro que el argentino era “un líder verdaderamente fantástico y poderoso para el gran pueblo de Argentina”, que ha avanzado “en todos los niveles a una velocidad récord”. Trump también había ofrecido a Milei “un completo y total respaldo” para su “reelección como presidente”, pese a que aún faltan más de dos años para las generales.
Los tiempos de Milei son más bien cortos: el 26 de octubre hay comicios legislativos nacionales y una derrota podría ser devastadora para la confianza de los mercados a su modelo de ajuste. El presidente argentino tiene claro lo que podría pasar desde el 7 de septiembre, cuando el peronismo arrasó en unas elecciones locales en la provincia de Buenos Aires y el peso y los bonos del país quedaron bajo fuego. Los ataques cesaron este lunes, cuando Estados Unidos dejó en claro que estaba dispuesto a hacer “lo que sea necesario” para respaldar a Milei.
Bessent dio ahora pistas concretas sobre la ayuda que EE UU está dispuesto a ofrecer. El swap de 20.000 millones de dólares es lo más concreto. De esa suma habrá que descontar los 5.000 millones de dólares de la línea que Buenos Aires tiene con China. Que Argentina cancele ese swap es una prioridad para Washington, que desde la llegada de Trump a la Casa Blanca ha emprendido una campaña para que ponga límites a la influencia regional de Pekín. La ayuda a Milei forma parte de esa estrategia mucho más amplia.
La compra de bonos de la deuda argentina en dólares es otro de los pilares del rescate, aunque Bessent aclaró que la negociación se iniciará pasadas las elecciones de octubre. No queda claro cómo afectaría a las conversaciones una derrota o un triunfo de Milei. Si vuelve a ganar el peronismo esperan a Argentina meses de gran inestabilidad económica.
El ministro de Economía de Argentina, Luis Caputo, fue el primer alto funcionario en reaccionar al mensaje de Bessent. “Qué se puede agregar más que thank you secretary Scott Bessent. Argentinos, empieza una nueva era. ¡A trabajar todos juntos para hacer nuestro país grande nuevamente!”, escribió, exultante, en sus redes sociales. Minutos después, Milei agradeció el gesto de Trump con inusual moderación. “Gracias Presidente @realDonaldTrump y Sr. Secretario @scottbessent por su firme apoyo y la confianza en el pueblo argentino”, escribió. Para cerrar, cambió su tradicional “Viva la Libertad, carajo” por un “MAGA!” (Make America Great Again) el grito de guerra de Trump.
La primera evidencia de que los mercados recibieron con entusiasmo el anuncio de Bessent fue el desplome del riesgo país argentino, esto es, el diferencial que paga por su deuda sobre los intereses de la de Estados Unidos. El índice, elaborado por JP Morgan, cayó de poco más de 1.000 puntos en el cierre del martes a 839 puntos en la apertura, casi un 18% menos. Aún está lejos de los 500 puntos de hace un año, pero supone una notable mejora con respecto a los 1.500 puntos que había alcanzado el viernes, en pleno ataque especulativo contra el peso y los bonos argentinos.
Federico Rivas Molina, El País