Gato Encerrado

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Adiós a Hernán Romero (y a todo eso)

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“Hernán Romero también era parte de ese pedazo de Lima que está por desaparecer ya completamente, simbolizado por esa clase media miraflorina culta (…)”.

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aldo mariategui

Me entristeció el fallecimiento de Hernán Romero. No solo porque se fue un buen actor sino por lo correcto y sobrio que era. Muy señor, siempre se movió con una discreción elegante, en la línea de Ricardo Blume o, no siendo actor sino presentador, Pablo de Madalengoitia. Jamás huachafo, gritón, exhibicionista o politiquero, es imposible pensar en un Hernán Romero lisuriento y vulgar, con tatuajes y piercings, uñas sucias y cortes de pelo estrambóticos, bufando disparates y protagonizando escandaletes, como se da tanto ahora entre los llamados “actores” que tenemos. Hernán Romero no era un actor extraordinario, pero era un Jack Nicholson al lado de los que tenemos ahora, que la mayoría son para llorar.

Hernán Romero también era parte de ese pedazo de Lima que está por desaparecer ya completamente, simbolizado por esa clase media miraflorina culta, bien trajeada con su saco, impecable, lectora, de buenos modales y voz baja, sensible, muy occidentalizada, amable y casi bonaerense, prácticamente extinta hoy en día (hablo aquí de algo completamente distinto al hípster caviar, ese pretencioso y casi atorrante vegano de la bicicleta y el psicoanálisis seudoerudito al que se le caricaturiza con Barranco, tipo Jorge Bruce. Ni tampoco del diletante pituco de Miguel Dasso). Una Lima que parió a Ribeyro y adoptó a Vargas Llosa, que tuvo su esplendor en la yerba desde los años 40 mediados de los 70. Seguramente todo ese no pasó de ser un espejismo y no fue más que una muy pequeña minoría que en algún momento se sintió rectora o se pensó mayoría, que creyó que con Bustamante y Rivero, el primer Belaunde o un Vargas Llosa electo este país semibárbaro se iba a civilizar.

No creo que gente como Hernán Romero hubiera imaginado que en sus últimos años iba a padecer a esperpentos políticos como Pedro Castillo, Dina Boluarte, Acuña y Pepe Luna o estos actorcillos de teatro que no saben quién es Pardo y Aliaga o Segura. R.I.P. para Romero y todo eso.

Aldo Mariátegui

Perú 21