Desde el Faro
Por: Rafael Hidalgo
Las marchas y contramarchas sobre la caída del puente sobre el río Chancay, en el kilómetro (Km) 76 de la carretera Panamericana Norte, traen de inmediato el recuerdo de la marcha de El puente sobre el río Kwai; pero, si bien ambas se relacionan con el colapso del viaducto, en Chancay se revela la negligencia del concesionario de la ruta: Norvial, empresa de Graña y Montero (hoy Aenza) y JJ Camet, aunado a la modorra del titular del Ministerio de Transportes, Raúl Pérez Reyes, mientras que la melodía de la célebre película realza la participación de los comandos británicos en la Segunda Guerra Mundial.
Al día siguiente de la tragedia, la decana del Colegio de Arquitectos del Perú, Lourdes Giusti, descartó que el puente se haya caído por el aumento del caudal del río: “El mantenimiento no ha sido el adecuado… una falla estructural de esta magnitud no se da de un momento al otro”, mientras que el ingeniero civil Luis Morán, de la PUCP, experto en gestión de desastres, reiteró que la falta de mantenimiento produjo el hundimiento del “estribo” (pilar de apoyo en la ribera).
Sin embargo, OSITRAN señala que “verificó el cumplimiento del mantenimiento de Norvial” y el ministro “Fortuito” alude a los 60 años de la obra, ignorando que la última reconstrucción del Ponte Vecchio sobre el río Arno (150 a. C.) va a cumplir siete siglos de existencia.
Lo peor es que el regulador agrega: “Los trabajos pendientes para que se cumpla con las especificaciones de diseño y construcción requeridas por el Manual de Puentes no forman parte del contrato de concesión, sino de Provías Nacional”, es decir, del presupuesto público. Dicho de otro modo, el peaje que se paga a Norvial—S/ 10.40 por auto y hasta S/ 93 por cada tráiler—que en el 2024 sumó ingresos por S/ 274.2 millones (27 % más que en 2023), solo serviría para plantas, pinturas y algo de asfalto.
Sin embargo, según la memoria de la empresa, el concesionario cuenta con pólizas de Rímac Seguros por obras civiles terminadas ascendentes a US$ 382.2 millones, responsabilidad civil por US$ 3.7 millones y accidentes de usuarios con cobertura de solo US$ 2,000.
Por el puente de Chancay pasan alrededor de 20,000 vehículos diarios (un 72 % autos y 28 % vehículos pesados), siendo la carretera Ancón-Pativilca la segunda en tráfico, mientras que la primera es Pucusana-Ica (CASA).
Actualmente, operan 16 concesiones de carreteras nacionales: tres con Odebrecht (Novonor), tres con Graña y Montero (Aenza), tres con CASA (Hidalgo e Hidalgo), una con Obrainsa, una con Andrade Gutiérrez-Camargo Correa (Brasil), una con Sacyr (España) y Málaga Hermanos, una con Aleatica (Australia) y otras tres de empresas colombianas. Como se aprecia, la mayoría con la crema y nata del Club de la Construcción.
Lo grave es que estos colapsos de puentes sin culpables ni responsables suceden periódicamente en la Panamericana, que es nuestra vía más moderna. Acaeció con el puente Virú (18/3/17), Km 515, cuando Martín Vizcarra era ministro de Transportes, hecho que también causó dos víctimas (y otro más a la altura de Wakama).
Cinco años se tardó en inaugurar el nuevo puente (2022). El concesionario Aunor (CASA) saltó a la fama al entregar una maleta atiborrada de dólares, justamente a Vizcarra, para la campaña electoral del 2016.
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